CAPÍTULO 3 (CORREGIDO)

1.2K 82 20
                                    

Leer nota al final C:

Hanna Morgan

Paso mis manos por las puntas sensibles de mis pechos y me muerdo el labio sonriendo.

No sé quién era ese hombre, pero me agrado cómo lo hice jugar conmigo. Miro mi cama vacía y agradezco mentalmente el hecho de que tuvo la suficiente fuerza física para irse de aquí antes de que yo despertara.

Me siento en mi cama y bostezo buscando el bendito teléfono. Tomo mi IPhone, abro el bloc de notas y sumó un número más a mi gran suma.

Oh si, pronto tendré un especial por alcanzar otra vez dos ceros.

¿Cómo lo celebraré esta vez? ¿Con una orgía o un trio?

Mmm, quizás les pida a los hermanos Steven otro trío, ellos no hacen tantos problemas.

El sonido del timbre retumba por el penthouse y tomo mi bata de mala gana para ir a abrir. Miro la pantalla junto a la puerta y sonrió ligeramente al ver a Thomas.

Mi único amigo real en el mundo.

— ¿Qué haces aquí trozo de mierda?

Abro la puerta y el pelinegro unos centímetros más bajo que yo, besa mi mejilla abrazando mi cintura.

— ¿Desde cuándo debo tener una razón para venir, zorra de mierda?

Cierra la puerta detrás de él riendo y avanza hacía mi cocina cómo siempre. Voy detrás de él y me siento en la isla de mi espaciosa cocina viendo al chico robar de mi comida.

Está ansioso, lo conozco desde los dieciocho, sé cómo actúa cuando tiene un chisme jugoso. Su mirada verdosa refleja su emoción y sus manos rápidas dentro de mi nevera buscando algo dulce, me demuestran que es algo realmente bueno.

— Suelta la bomba.

Se gira con una sonrisa maliciosa digna de él y sus manos cargan waffles y un pote de nutella. Avanza hacía mi tostadora soltando un chillido, me mira y ríe a carcajadas antes de poner los waffles en las rendijas.

— Oh Hanna, no sabes nada.

— Si me lo dices quizás lo sepa. — Frunzo el ceño, ya me tiene, no sé cómo lo hace, pero siempre logra que me interese por chismes idiotas.

Él chico se sienta frente a mí y mueve sus dedos ansiosos sobre la mesa sin dejar de mirarme. Su rostro es pequeño y es tan delgado que está en los huesos, sin embargo, eso lo hace lucir sexy al muy desgraciado.

No, sexy no, tierno, si, lo hace lucir tierno. Su apariencia delata su sexualidad desde diez mil millas. Aun así, cuando lo conocí quise tirármelo.

Se lame los labios y alzó una ceja. ¿Piensa quedarse callado hasta que coma? Thomas me sonríe con inocencia y la respuesta me llega.

— Un día de estos te matare, Thomas. — Avanzó al baño y él ríe detrás de mí.

— Hazlo, quiero ver como lloras como perra por qué ya no estaré.

Le muestro el dedo medio y entro a mi ducha.

Si, probablemente si muriera ese idiota, yo lloraría como perra, es la única persona que amo con todo mi corazón aparte de a mis hermanos obviamente. Fue el único que estuvo para mí cuando no tenía a nadie más... Si, lloraría como perra.

Luego de darme una ducha rápida y sonreír ante las marcas de la madrugada salvaje, voy a mi cuarto y me pongo unos jeans y un top que resalta mis pechos. Me miro al espejo y sonrió.

— Oh si nena, hoy follas. — Thomas entra a mi cuarto riendo y se sienta sobre mi cama mordiendo su waffle.

Me río con él, recorro mis piernas largas con mi mirada y doy una vuelta viendo mi trasero. Es grande estilo corazón, pero no exagerado como el de una Kardashian, veo mi abdomen de lado y la idea de un piercing en el ombligo me vuelve a la cabeza. Subo hasta mis pechos y sonrió orgullosa ante mi treinta y ocho copa D. El top negro fuerte se ajusta en mis costillas y en mis hombros, y tiene unas mangas cortas muy bonitas estilo puff.

Escapando del infierno (+21)Место, где живут истории. Откройте их для себя