Capítulo 37

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ADVERTENCIA; El siguiente capítulo tiene escenas sensibles que podrían causar enfado/molestia en los lectores, leer con precaución.


Adrien

Ruedo al otro lado de la cama con la respiración agitada y siento su mano sobre mi pecho y sus labios sobre mi hombro.

— Lo siento.

— Adrien está bien, me gusta así... Solo que no seas tan brusco para la próxima.

Bajo la mirada al preservativo y me tenso al ver un poco de sangre. Ella igual.

»— Está bien, no fue tu culpa.

Me siento molesto quitándolo y me levanto yendo a botarlo al baño. Cierro la puerta y entro en la ducha poniendo el agua helada. Escucho golpes en la puerta.

»— Debo irme, Marco quiere que le enseñe una heladería.

— Ve, nos vemos en la tarde.

Pasó las manos por mi rostro suspirando.

— Adrien te quiero, te quiero mucho.

— Yo igual te quiero, Tania.

— No es tu culpa, no te sientas mal... — Se queda callada esperando qué le responda, pero suspira cuando no lo hago. — adiós, mi amor.

Corto el agua al escuchar la puerta principal cerrarse y me apoyo en la pared viendo el suelo de la ducha.

DIEZ AÑOS ATRÁS

— ¿ADRIEN DIMITRY VOLKOV? ¿PUEDES EXPLICARME QUÉ SON ESTAS COSAS?

Una fría corriente me recorre y me quito los audífonos. Cierro la puerta tras de mí y le doy un trago a mi botella de agua para mantener la compostura y no asustarme.

»— ¡TE ESTOY HABLANDO!

— ¡Adrien tu madre te habla, respóndele! — Habla mi padre desde el sofá mientras lee el periódico.

Me giro hacía mi madre y me quito el sudor de mi frente viendo la tira plateada en su mano.

Mala idea esconder los condones en el velador junto a mi cama.

— ¿Sí madre?

— ¿Qué es esto?

— Son preservativos. — Murmuro algo incómodo y mi padre baja el periódico mirándonos.

— ¿Estás haciendo el amor con esa novia que tienes? — Niega y se levanta yendo a su estudio.

— ¿Ya ves? Otra vez avergonzaste a tu padre. ¿Cómo la tratas cuando lo hacen?

— ¿Qué? ¡No voy a hablar de eso con mi madre! — La miro avergonzada y ella se acerca a mí.

Primero escuchó el zumbido de su mano dirigirse a mi cara y luego la comezón por la cachetada que me dio. Me guardo las lágrimas por el dolor y alzo mi mentón hacía ella apretando los puños a mis costados.

— Vulgar e insolente, no me gusta en lo que te estas convirtiendo Adrien.

— Lo siento, no volveré a responderte. — Habló con calma sintiendo mi piel arder por su golpe.

— Si estás teniendo sexo. Más te vale ser delicado, a una mujer no debes golpearla, no debes tratarla con brusquedad, ni mucho menos usarla para tu placer. El coito solo se practica con alguien que amas, y tú a esa chica no la amas.

Alza una tijera y comienza a cortar la tira de preservativos por la mitad.

»— ¿Cómo la trataste, Adrien?

Escapando del infierno (+21)Where stories live. Discover now