CAPÍTULO 11 (CORREGIDO)

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Hanna Morgan

Veo a Thomas apoyado en la pared junto a las escaleras y me sonríe cuando llego a su lado.

— Es por esto que tienes un culazo, subir y bajar las escaleras de cincuenta pisos. Carajo Hanna. — Rodea mi cintura y besa mi mejilla con dulzura.

»— ¿Todo bien? — Murmura bajito y asiento sonriéndole.

— Si, ¿Sabes si está el señor Harry? — Avanzó con él por el pasillo de su edificio y señaló la puerta frente a su apartamento.

— Si, desde lo de Samy ya no sale a jugar ajedrez ni mucho menos a alimentar palomas.

Asiento lentamente aferrándome a mi bolso mirando la puerta y me giro hacía mi amigo cuando abre la puerta de su apartamento.

— Iré a saludarlo. — Thomas asiente y toma mi bolso entrando a su casa.

Avanzó a la puerta del frente y tocó tres veces tragando saliva.

Cuando llegamos a San Francisco, Samy fue la tercera persona que conocí junto con su padre. Yo estaba pasando mi segunda abstinencia y me quedaba encerrada en el apartamento de Thomas mientras él iba a la universidad y a trabajar.

Un día que la ansiedad iba ganando la batalla, salí. Necesitaba inhalar, lo necesitaba con mi vida, entonces me encontré con Samy; Un joven de dieciséis años que olía a marihuana.

Decidí cubrir las ganas de inhalar coca fumando marihuana, y me sirvió un tiempo. Samy siempre me venía a buscar cuando tenía porros y nos encerrábamos en su cuarto a fumar hasta que no recordábamos ni quiénes éramos, en el momento que el efecto se pasaba, salíamos a la cocina para comer y nos encontrábamos con su padre.

Él sabía que fumábamos hierba, pero nunca nos dijo nada.

El señor Harry siempre tenía dulces de su tienda en un frasco gigante, y los comíamos hasta que nos dolía el estómago. Luego él nos hacía recostarnos en el sofá y nos daba un té mágico para recuperarnos.

Tres meses pasaron en el que la marihuana me sirvió. Durante ese tiempo, le conté a Thomas de la cafetería de mi abuela y me obligo a que lo abriera, por qué así me iba a distraer y no sería un fantasma en su casa.

Una cafetería no era algo que me convenciera, entonces durante una semana, mi mejor amigo y yo planeamos la creación de ROM; La discoteca que te enseña el infierno.

Ahí empezaron los problemas, Sasha se enteró de lo que hice con la cafetería que legalmente le pertenecía y me dijo que no me la quitaría, siempre y cuando vendiera mercancía en él.

Ella sabía que había recaído otra vez, y que yendo a San Francisco planeaba rehabilitarme, entonces me entregó mi veneno en las manos. Quería que muriera, siempre lo ha querido. Solo que en ese entonces yo ya no lo quería.

Yo quería vivir mi vida.

Comencé a vender las drogas con la ayuda de los Steven, les conté mi vida cómo drogadicta ahorrándome algunos detalles y me apoyaron. Sean cubrió el puesto de dj a la semana que publicamos el anuncio y Tania me dijo que no quería ayudar a Thomas en la barra, quería prostituirse en mi bar.

Me explico qué llevaba tres meses en el país y necesitaba un contrato. Obviamente se lo di tratando de convencerla de que trabajara en otra cosa dentro de ROM, pero ella ya tenía claro lo que quería hacer para ganarse la vida.

Todos con sus puestos definidos dentro del bar, yo no tenía que pasar todo el tiempo en él.

Ojalá lo hubiera hecho.

Escapando del infierno (+21)Where stories live. Discover now