CAPÍTULO 26 (CORREGIDO)

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Hanna Morgan

— No tienes nada.

— ¿Tampoco estoy embarazada?

— Siempre usas condón por lo que me has dicho y el dolor en el pecho no es un síntoma del embarazo.

— ¿Y si...?

— Estas bien, Hanna.

— ¿Seguro? — Me inclino hacía las hojas en sus manos esperando poder leer algo.

Aunque lo hiciera probablemente no entendería ni una mierda.

— Totalmente, los exámenes de sangre están en orden, los de orina también, la radiografía no muestra nada en el esófago y bueno, tus pulmones... Si no quieres tener problemas en unos años más deberías dejar de fumar.

— Ya, eso no pasara. Estoy aquí porque tengo punzadas en el pecho, es un dolor intenso, es... Una presión como si algo se quedara atorado en la garganta.

— Mm...

El doctor Simón se gira hacía su computadora y ruedo los ojos cuando volvemos a quedar en silencio.

— Probablemente el asma volvió, ¿Has sufrido de ansiedad últimamente?

— Esa mierda no se relaciona.

— ¡Solo trato de ayudarte, Hanna! — Suspira profundamente ya cansado de mí y saca una hoja anotando algo. — No es nada físico, si tu asma no volvió, pues no encuentro sentido a tus dolores. Aunque también puede ser algo psicológico, ¿Por qué pasas por la consulta uno de estos días?

— Ni lo sueñes. — Río viendo cómo me extiende la nota y niega guardándola junto a los demás papeles en mi carpeta.

— Vamos Hanna, soy tu doctor, — Me extiende la carpeta y sus ojos mieles me observan fijamente. — Es sorprendente como tú adicción no dejo consecuencias físicas aparte del asma, pero estoy seguro de que si dejo consecuencias psicológicas. Solo ve una vez, si quieres abandonala a los diez minutos, pero ve. Si es tan inútil como tú dices, ¿Que pierdes?

— Tiempo.

— Serán sólo diez minutos. — Tomo la carpeta de sus manos dejando escapar un suspiro.

— Cinco minutos y luego pasas por mí para ir a coger.

— Trato.

Sonrío y salgo de la oficina avanzando al estacionamiento. Odio los psicólogos, te hablan como si fueras idiota y te dicen lo que ya sabes, pero con palabras rebuscadas para que no digan que su título es regalado. ¿Para qué gastar tiempo en sesiones de una hora cuando en ese tiempo puedo estar cogiendo o comiendo fresas?

O ambas al mismo tiempo...

Me quedo sentada en mi descapotable unos minutos viendo el nombre que escribió Simón, no se distingue ni una mierda, son solo rayas sin sentido alguno de color azul. Aun así, ya sabía lo que decía.

Cynthia Poulsen.

Psicóloga especializada y bla bla bla, varias veces Simón me la ha recomendado, según él me hace falta y según yo solo quiere joderme.

Acelero saliendo del centro médico y en el GPS pongo la estúpida dirección de la estúpida consulta. No pasa más de un minuto cuando mi móvil comienza a vibrar con otra llamada. Suspiró profundamente y contesto acelerando cuando la luz cambia a rojo.

— ¿Sí?

Cambiaste la ruta, los guardias tenían resguardada la zona hacía el Penthouse.

Escapando del infierno (+21)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz