Princesa de Noytrol

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5 años. Compañero.

Una pequeña niña rubia se encontraba caminando a paso apresurado entre los largos y cristalinos corredores de un palacio de cristal que se encontraba situada justo en el centro de Noytrol y que se asemejaba a grandes pedazos de piedras de cuarzos. Corría de salto en salto, con gran entusiasmo ya que en unas horas conocería a la criatura con la que haría un enlace de por vida.

Su padre Axel, rey de Noytrol, el día anterior le había contado cómo era el proceso para llevarlo a cabo al igual que la historia de sus antepasados, así que estaba más que lista.

Llegando a la habitación donde descansaban sus padres, caminó sigilosamente de puntitas acercándose poco a poco a la cama yéndose por el lado donde se encontraba su padre dormido, el cual ignorante de aquella visita seguía roncando ruidosamente.

— ¡PAPÁÁÁÁÁÁÁA!

El grito fue tan ensordecedor que pareció que la habitación retumbó junto con los alborotados adultos que salieron de un salto de entre las cobijas de la cama.

— ¡Astrid! —regañó gentilmente su madre, Brianda. — ¿Cuántas veces te hemos dicho que no debes de gritar así mientras dormimos?

—Lo siento madre. ¡Pero es que hoy es el día! ¡Hoy es el día padre!... ¡anda levántate y vamos! —empezó a brincar en la cama.

—Chiquilla. —gruñó el pisoteado hombre, pues justamente brincaba sobre él. — ¿Qué rayos voy a hacer contigo?... ¿Te debería llevar con los trolls?

— ¡Padre, ya no juegues y vamos! quiero conocer a quién será mi compañero.

—Está bien, está bien. —Dijo el hombre quitándose a la niña de encima para ponerla en medio de él y su esposa. —Por lo menos arréglate niña, ¿O qué? ¿Piensas ir con la ropa de dormir?

Astrid hizo un puchero inflando sus mejillas y cruzando los brazos, su padre la reprendió con la mirada ya que el irse en pijama no era una opción.

—Ashh, está bien—refunfuñó. —Pero sólo porque es un día especial llevaré ese tonto vestido blanco.

Se bajó de la cama con cara de pocos amigos con brazos cruzados y mejillas infladas abandonó la habitación del matrimonio, dejando risueños a la mujer y al hombre que seguían en la cama.

— ¡Es tu hija! —se apuntaron ambos echándose así la culpa mutuamente por la actitud de la niña.

OOOoooOOO

Después del interminable desayuno (según Astrid) la familia real salió del palacio para ir en dirección a un campo abierto. Iban sólo Axel, Astrid, Brianda y el hermano menor de esta Finn. Pese a que eran de la nobleza podían andar sin problemas y sin guardias, pues algo que caracterizaba a Noytrol era que era un lugar muy agradable y seguro para vivir.

En cuestión de población, Noytrol tenía una natalidad alta que lo hacían un próspero reino, y en apariencia lo que más destacaba era en la claridad de los colores de las casas, en su mayoría pintadas de blanco y adornadas con cristales (imitaciones de la piedra de la neutralidad), y arboles floreados, era un poblado lejos de las regiones de los poblados del fuego y que se encontraba rodeado de un inmenso y frondoso bosque, que terminaba al sur con una playa.

Llegando a su destino, la familia se detuvo detrás de una cerca que dividía el poblado con un páramo que era habitado por una gran cantidad de caballos y unicornios que corrían y vivían al aire libre.

—Muy bien Astrid... ¿Recuerdas lo que te dije? —preguntó Axel viendo a su pequeña hija que observaba maravillada a los equinos.

—Debo dejar que él me escoja.

LA GUERRA DE LOS ELEMENTOS (TERMINADA)Where stories live. Discover now