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En las alejadas tierras de un reino llamado Ciudad Topacio; el agotado Snotlout se permitía descansar en las escaleras del pórtico de su cabaña después de una larga jornada de trabajo.

Dagur, el líder de ese reino era todo lo que los rumores decían; era un dictador despiadado que no dejaba que ningún hombre se relajara en horas de trabajo y que debía obedecer rápidamente a todo lo que se le ordenara.

Lamentablemente para el brann, se le había dado la tarea de acarrear a las criaturas que llevarían a la invasión de la Ciudad de las Nubes, en donde destacaban principalmente una jauría de lobos perezosos, que aprovechando la preferencia del rey por esa especie, causaban cualquier tipo de destrozo entre defecar en las calles de la ciudad, hasta las peleas callejeras que provocaban con los dragones tipo "Gronckle" y grifos que eran las criaturas que más abundaban en esa tierra; siendo el peor de todos Kiba, el líder de los lobos, quien se jactaba de ser el mejor de todos y ser compañero de enlace de Dagur.

Pensando en la mala suerte que tenía, Snotlout suspiró cabizbajo al igual que Hookfang, cuyo trabajo era transportar el alimento de todas las criaturas que su amo cuidaba.

— ¿Quién te dijo que podías descansar, brann?

Tanto Snotlout como a Hookfang se les irguió el espinazo al escuchar esa voz, aquel que les había llamado era Kiba; quien con su típica frivolidad los empezó a intimidar mostrando todos sus sucios dientes amarillos en un intento por hacer una risa burlona. Hookfang, molesto de estarse sometiendo a sus órdenes, resopló enfadado y dispuesto a enfrentarlo, pero Snotlout rápidamente lo tranquilizó dándole una caricia por encima de su nariz, que, aunque no funcionó del todo fue lo suficiente para evitar que hiciera una tontería.

—Sólo descansábamos "jefe". —respondió con desprecio.

—Pues levanta tu gordo trasero y ponte a trabajar si no quieres que el amo Dagur te...

— ¿Antes de que tu amo qué? —Se escuchó otra voz por detrás del lobo.

El canino se giró furioso contra aquel que había osado a interrumpirlo, más su nivel de tolerancia se aplacó al ver que se trataba de Nero, uno de los aliados clave de su amo, quien a pesar de estar en una posición más alta de Snotlout no se salvaba tampoco de hacer trabajos forzados.

—Te recuerdo que estamos aquí de "apoyo", si nosotros queremos nos podemos largar cuando queramos, pero estamos aquí para ayudar en los propósitos de tu amo Dagur que también son los del jefe Fogo...mi TÍO.

El lobo gruñó sintiéndose levemente derrotado, ya que había cosas en las que no debía intervenir, siendo esa alianza una de ellas.

—No pierdan el tiempo y sigan trabajando. —ordenó con un gruñido antes de retirarse.

Snotlout había contenido la respiración en todo aquel momento de tensión, sin embargo, cuando el lobo se marchó se permitió exhalar con mucho alivio.

—ah... que susto, gracias, por un momento pensé que se pondría a aullar desquiciadamente como la última vez.

—No hay de qué, pero recuerda que es mejor hacer todo lo que nos dicen, para no llamar mucho la atención cuando...

Nero guardó silencio para asegurarse que nadie escuchara, pues en los días posteriores de su llegada se había encargado de sabotear una que otra cosa como armamentos o navíos mientras fingía trabajar en sus labores.

— Cierto y ¿cómo vas con eso? —Preguntó el brann entre susurros.

—Aún hay mucho por hacer, es el problema de hacerlo solo, si tan solo tuviéramos más ayuda. —Suspiró cansado.

LA GUERRA DE LOS ELEMENTOS (TERMINADA)Where stories live. Discover now