El plan

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Edición: 03 de Marzo 2019

En un viejo castillo lejos de Berk, Noytrol y todo contacto humano; la poseída Astrid se encontraba en la soledad de una habitación que apenas era iluminada por una pequeña vela que yacía sobre una mesa. Sentada en una silla frente a esta, jugaba insistentemente con el anillo que le había dado su esposo, ahora enemigo; lo hacía girar una y otra vez y antes de que cayera lo aplastaba con furia contra la mesa. Estaba enojada, odiaba todo en ese momento, pero en especial al hombre cuyo nombre estaba grabado en el anillo.

De sólo leerlo le causaba un tremendo asco; el día anterior había planeado hacérselo tragar, pero con todos los sucesos posteriores no se había podido y ahora la ansiedad la carcomía, no había minuto que no dejara de pensar en el momento en que por fin devolviera al jefe de Berk aquel anillo con la propiedad que él se "merecía".

—Ushhh...maldito, como te odio. —gruñó frustrada aplastando nuevamente el anillo contra la mesa, tan fuerte que el sonido hizo eco por toda la habitación.

¿Cuánto tiempo tendría que esperar?

Su amo Drago había salido y no había vuelto, y Fogo todavía no despertaba del trance que le había causado recibir los dones de su hermano, la vieja Gothi era quien lo atendía; así que por su causa estaba varada en medio de la nada, pero, se tranquilizó y trató de verle el lado positivo. Así que dando un largo suspiro mejor se concentró en planear cómo martirizaría a sus enemigos, en especial al que le dio el anillo, ese maldito brann infiel y traidor y por supuesto al vann, quien había matado a su querido Danger.

Entre el juego de hacer rodar el anillo, de repente le pareció escuchar unos pasos sigilosos en el pasillo; ya se imaginaba de quién se trataba. Ocultando el anillo entre su mano, miró con desdén hacia la entrada para recibir al recién llegado: Fogo, que a su parecer tenía un aspecto más sombrío que le daba cierto toque de ferocidad; la estúpida expresión de miedo y cobardía se habían esfumado y por fin se podría decir que era la viva imagen de su hermano gemelo Drago.

—Lady Astrid, la he estado buscando.

La neutral se sorprendió pues a su aliado hasta la voz se le había engruesado con aquellos dones que recibió.

— ¿Qué se le ofrece? —preguntó volviendo su atención al anillo con el empezó a jugar nuevamente.

—Es momento de actuar, para cumplir la voluntad de nuestro amo.

— ¿Qué tiene planeado?

—Debemos buscar dónde quedó la esencia del quinto elemento, y creo que está en Noytrol por lo que debemos ir de inmediato y....

—No. —Interrumpió. —Eso es estúpido.

—¿Disculpe? —gruñó Fogo con un tono ofendido.

—Que tu plan es muy estúpido, Fogo. —repitió con informalidad. — No podemos llegar a Noytrol como si nada, ya perdimos el factor sorpresa, lo mejor es derrotarlos en los prados del oeste y una vez que matemos buscaremos la esencia esa...

—Pero ¿para qué hacer todo tan complicado? Si tú puedes acabar fácilmente con ellos con tu "valioso" poder ¿no? —insinuó viéndola de arriba hacia abajo.

—Si no viste la batalla que libré anteriormente, ¡entonces no opines! —reprendió Astrid levantándose de su asiento para encararlo.

Aquel acto de testarudez y prepotencia por parte de ella no hacía más que enfadar a Fogo, quien sentía que perdía liderazgo frente a ella.

— Además el amo Drago rompió ese estúpido arco, con él podía sentir una mejor fluidez en mis ataques a diferencia de las armas que creo, ya intenté hacer uno con este poder, pero no ha funcionado y tampoco lo he podido reparar.

LA GUERRA DE LOS ELEMENTOS (TERMINADA)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu