Capítulo 4 EL PEQUEÑO GOLEADOR

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Después de cruzar la frontera el tren seguía su paso, aunque la velocidad se había reducido ya que en Rusia las pesadas ruedas metálicas giraban a toda velocidad, Zabivaka supuso que el maquinista deseaba salir de Rusia lo antes posible así como los pasajeros.

Toda la noche siguieron la vía polaca hacia un destino que Zabivaka no conocía, Rudy dormía profundamente, pero la curiosidad de conocer la ciudad en la que estarían dentro de pronto había acabado con el sueño de Zabivaka quien decidió despertar a su amigo de inmediato.

-Rudy, despierta-lo movió Zabivaka con cuidado.

-¿Qué... ya hemos llegado?- preguntó Rudy más dormido que despierto.

-Aún no, pero necesito que me digas a qué ciudad llegaremos, por favor Rudy.- Soñoliento se enderezó en el asiento.

-Llegaremos a Varsovia, la capital de Polonia aproximadamente a las ocho de la mañana, Zabivaka, estaremos unos tres días en un hotel que tengo reservado, no te preocupes por la estancia, conmigo no habrá problemas... Ahora si te importa dormir lo que resta de la noche sería estupendo.- Se acostó de lado a lado en el asiento.

Zabivaka le dio las buenas noches a su amigo mientras apagaba las luces, a lo lejos se divisaban grandes colinas que seguramente a la luz del sol serían una completa majestuosidad, el cansancio hizo efecto en Zabivaka a los pocos minutos de haberse acostado en su asiento.

La mañana siguiente un oficial polaco los despertó anunciando que faltaban aproximadamente diez minutos para llegar a la estación de Varsovia, fuera el paisaje era completamente diferente a Rusia: los edificios tenían un aspecto distinto en cuestión de arquitectura, los autos eran de modelos distintos a los que se acostumbraba en Rusia.

El tren se detuvo por completo y una multitud de pasajeros en el corredor se dirigían a las salidas laterales de cada uno de los vagones, al salir del tren Rudy se dirigió confundido hacia el departamento de equipaje aunque fue algo difícil ya que el idioma polaco no puso de su parte para ayudar a los nuevos rusos que bajaban felices del tren.

Con ayuda de un intérprete, Rudy logró recuperar su equipaje, la estación de trenes era completamente distinta que la de San Petersburgo: era un poco más pequeña y las filas llegaban hasta dos calles más atrás.

-Según el mapa que me dio papá no debemos de estar tan lejos del hotel, simplemente sigamos los señalamientos indicados aquí mismo que afortunadamente no están en polaco.- Decía Rudy mientras reían casi a carcajadas.

Al llegar al hotel no hubo problema alguno ya que el recepcionista sabía hablar ruso. Subieron por el ascensor hasta llegar al último piso del hotel, al abrirse las puertas Zabivaka contempló un elegante corredor con una alfombra color vino, su habitación estaba situada al fondo. Rudy dio una recompensa al empleado de hotel, que los condujo y éste se retiró mientras Zabivaka ayudaba a Rudy con las maletas al abrir la puerta.

La habitación era nada comparada con el corredor en el cual habían estado hacía unos segundos, dos camas con un edredón color rojo con una letra ¨P¨ bordada en medio de cada uno, una cocina junto con una sala privada con un enorme televisor y finalmente una vista completa de Varsovia al otro lado de la ventana.

-Bueno, no es mucho amigo pero al menos estamos fuera de Rusia, ahora toma lo que quieras del refrigerador mientras llamo a mi padre para que me aclare tu situación. Estamos cien por ciento dispuestos a ayudarte no te preocupes por nada.

-Está bien, Rudy.- Sonrió Zabivaka en dirección a la cocina.

Tomó del refrigerador un pastel de queso con un poco de chocolate líquido. Estaba seguro que aquello había sido una de las mejores cosas que había probado en toda su vida, encendió el televisor que para su mala suerte todo estaba narrado en polaco, sin embargo eso no importó cuando encontró un canal dedicado al deporte.

ZabivakaWhere stories live. Discover now