Capítulo 17 UN GIRO COMPLETO

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En la oficina de migración esperaba Zabivaka una decisión por parte del personal migratorio, le fue otorgado un cuarto para que durmiera durante el tiempo que llevaba en aquel lugar. Los entrenamientos para el primer partido de la temporada correspondiente a la liga menor se habían acabado, puesto que el quince de Marzo estaba más cerca, el pequeño lobo jugueteaba una tarde helada con sus patas traseras cuando alguien llamó a su puerta. Al abrirla Zabivaka dio un grito de terror, ya que se trataba del tío Herman quien se encontraba frente al lobo.

-Así que tú eres Zabivaka- lo miró de arriba abajo- acompáñame, hemos tomado una decisión.

El pequeño lobo tenía una rabia tan grande contra aquél individuo que aparte de negarle ayuda, se comportaba de una manera tan mala con su mejor amigo Rudy. Luego de cruzar dos pasillos llegaron a una oficina muy espaciosa, donde el oficial aduanal- como era de esperarse otro pastor alemán- esperaba con las patas juntas para dar a conocer el resultado.

-Siéntate por favor, Zabivaka- leyó el nombre que batalló para pronunciar- Alemania, como ya lo sabes ha tomado una decisión con respecto a tu caso, y aunque estamos dispuestos a ayudar a tus compatriotas, debes estar consciente que has entrado de manera ilegal al país- Zabivaka asintió- como eres mejor de edad no se te pondrá ninguna multa o castigo, pero hemos decidido que no puedes quedarte en Berlín- sacó dos boletos de avión- regresarás a San Petersburgo, tu ciudad de origen.

Zabivaka tomó los boletos pero quiso arreglar o al menos decir algo, por lo que se puso de pie inmediatamente.

-Señor... si me envían a Rusia me matarán, se lo suplico, soy huérfano y no tengo con quien...

El Tío Herman lo interrumpió poniendo uno de regordetes dedos en el hocico de Zabivaka, seguido de la pata completa.

-No se trata de dar lástima, cachorrito. Más que nada es lo justo y lo acordado entre Rusia y Alemania- quitó su enorme pata- por lo cual no aceptaremos represalias ni revisaremos tu caso nuevamente- el suelo crujía bajo sus patas, era un perro realmente pesado- El avión sale en media hora, así que te acompañaremos al aeropuerto, sin más preámbulos nos retiramos, señor- se dirigió a su superior, quien se encontraba detrás del escritorio.

Caminaban por el pasillo, frente a la sala de interrogación se formaba una larga fila de indocumentados como fue el caso de Zabivaka, una idea pasó por su mente al estar al lado del Tío de Rudy.

-Señor Herman, ¿puedo preguntarle algo?- el pastor lo miró sin contestar y se detuvieron.

-Dime muchacho.

Zabivaka tomó aire para responder y formular una pregunta que tanto anhelaba.

-¿Puedo ver a Rudy antes de irme?, quiero despedirme de él- bajó sus orejas.

-Me temo que no- respondió en tono seco- ya le diré que le envías saludos desde San Petersburgo, no tenemos tiempo que perder.

Siguieron caminando hasta la puerta por la que Zabivaka había entrado hacía unos días acompañado por el Husky y el pastor alemán que lo interceptaron en su casa, caminaron hasta una camioneta donde había doce rusos con destino directo a San Petersburgo, el motor se puso en marcha y Zabivaka por la ventana admiraba la ciudad que le recibió después de un viaje muy turbulento desde San Petersburgo- ciudad en la cual estaría dentro de unas horas- Al alejarse del centro siguieron por una carretera muy larga por diez minutos.

El aeropuerto se encontraba casi frente a ellos, no tuvieron la necesidad de pasar a las salas de recepción ya que la camioneta entró directamente a la pista para detenerse al lado de un jet correspondiente al gobierno alemán.

ZabivakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora