Capítulo 9 BERLIN ALEMANIA

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Zabivaka contempló como nunca había contemplado algo en su vida, claro que no era comparado con la impresión de su primer balón de futbol. Una lágrima resbaló por su peluda carita al contemplar una vez más la ciudad alemana que tanto le recordaba a su adorada ciudad de San Petersburgo, de pronto una pata tocó su hombro.

-¿Era así como la imaginabas, Zabivaka?- preguntó Rudy, quien se sumaba a la contemplación.

-Es más de lo que imaginé, amigo- contestó Zabivaka secando sus lágrimas.

Posterior a contemplar la majestuosa capital alemana, Arnold los invitó a desayunar en la sala de control, al mismo tiempo que esperaban a llegar hasta el muelle más cercano, que les tomaría aproximadamente veinte minutos.

-Es que aún no puedo explicármelo, Zabivaka ¿Cómo lograste ubicar exactamente la dirección correcta?- preguntó Arnold exaltado.

-Confiando en mis instintos, verás es muy fácil concentrarse fijando un punto preciso en tu mente, posterior a eso todo lo que esté a tu alrededor funcionará de tal manera que lo que busques estará justo frente a ti. Creo que es una característica especial de los lobos- se rascó un poco su oreja- Que para ser sincero es la primera vez que la experimento.

-Si había leído que los lobos son muy inteligentes- sugirió Rudy- y contigo no es la excepción, Zabivaka, además ese espíritu aventurero te lleva a hacer más fuertes tus instintos.

-Bueno, no hace falta buscar otra respuesta al gran acontecimiento y eminencia que es Zabivaka, en realidad nos has salvado, el radar aún no responde- dijo Arnold, que a la vez untaba mantequilla en su panecillo dulce.

-En realidad solo hice lo que tenía que hacer, fue un placer haberte ayudado, Arnold. Es lo menos que podía hacer después de habernos rescatado de mar abierto.

Posterior al comentario de Zabivaka se dispusieron a levantar y enjuagar sus platos del desayuno, Berlín estaba a cinco minutos por lo que Arnold fijó un punto para atracar el barco, enseñó su permiso a un oficial alemán que los recibía a la orilla del muelle, quien accedió a cederle el permiso para atracar el barco. Posterior a aquello, Rudy y Zabivaka se dirigieron a sus camarotes por el balón de Zabivaka, ya que el equipaje de Rudy se hundió con el trasatlántico en el naufragio de hacía dos días, subieron a cubierta para dirigirse a bajar del barco con ayuda de Arnold.

-Bueno, supongo que hasta aquí llegamos amigos, fue un placer conocerlos- Arnold abrazó a cada uno de ellos.

-Esperamos verte muy pronto, Arnold y mucha suerte con tu proyecto de investigación aquí en Alemania-dijo Zabivaka al estrechar la pata del dálmata.

-Fue un placer para mí también haberte conocido, Arnold- dijo Rudy- Toma amigo, estoy seguro que puede servirte- le tendió un fajo de billetes.

-No será necesario, Rudy....

-Tómalo y también la dirección de la casa de mi tío, por si llegas a necesitar algo en tu estancia- ofreció Rudy.

Arnold decidió aceptar el dinero y a su vez agradecer nuevamente a Zabivaka por ayudarlo y a Rudy por su caridad.

-Nos vemos, amigos, buena suerte- se despidió subiendo al barco.

-Hasta luego- Dijeron Zabivaka y Rudy volviéndose hacia el centro de la ciudad.

Caminaron un poco por la orilla del mar, buscando un sendero que los llevara directamente a la ciudad, después de un poco de tiempo subieron una escalera que los llevó a un estacionamiento. En cuanto subieron, la barrera del idioma se hizo presente, alemán por aquí, alemán por allá. Nadie hablaba ruso, pero sin preocupaciones Rudy dirigió a Zabivaka hasta una fuente.

ZabivakaWhere stories live. Discover now