Capítulo 8 CONFÍA EN TUS INSTINTOS

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Cinco horas han pasado, Zabivaka y Rudy no se han rendido y continúan remando con todas sus fuerzas, el cansancio ha sido olvidado, pues lo único que importa es luchar por sobrevivir, algo tiene que dar resultado, la lucha por una gran adversidad comenzaba y el destino los esperaba, después de una hora más tarde Rudy se quedó completamente dormido, pero Zabivaka aún conservaba bastante energía que le sirvió para divisar a lo lejos puntos luminosos que eran bastante pequeños, las patas de Zabivaka sudaban y temblaban puesto que sufría por dentro, pero el coraje de salir del mar lo inspiró a seguir adelante, estaba sobrecargando su energía a punto de provocarse a sí mismo un desmayo.

-Ya no puedo soportarlo más- Zabivaka se dejó caer en el bote completamente rendido.

Pero al mismo tiempo volvió a ponerse con fuerza de pie, algo pasó por su mente y comenzó aullar con todas sus fuerzas, un aullido tras otro mientras Rudy no lograba despertarse, otro aullido más, algo se acercaba en el último intento de aullar, cayó inconsciente.

Posterior a todo aquello despertó en un camarote junto a su amigo Rudy, se encontraba en una especie de elegante habitación pero alguien entró tan rápido que lo asustó y gritó con todas sus fuerzas.

-Oye no es necesario gritar tan fuerte- un dálmata se tapó sus orejas mientras se acercaba.

-¿Quién eres tú? Y ¿qué demonios estoy haciendo aquí? – preguntó Zabivaka al ver al dálmata más cerca.

-Mi nombre es Arnold, estoy en una expedición de Croacia, déjame pongo todo en su lugar. Hace unas dos horas escuché tus aullidos que por cierto se oyen muy bien, me dirigí hacia ellos y los encontré en un bote del barco que todos hablan, al parecer son de los pocos sobrevivientes. Hasta ahora solo han localizado cinco botes salvavidas incluido el suyo. Gusto en conocerte- le tendió su pata.

Zabivaka estaba un poco confundido por el hecho de haber sido rescatado tan rápido, pero al menos una de sus acciones sirvió mucho al decidir aullar por ayuda.

-Mi nombre es Zabivaka, somos rusos verás nos dirigimos hacia Berlín, pero bueno aquel suceso lo ha impedido- bajó sus orejas.

-¡Que Coincidencia!- gritó Arnold- yo también voy para Berlín, seguro que los puedo llevar, llegaremos mañana por la mañana, pero por favor falta muy poco para que el año termine, ¿Me acompañarías a cenar junto con tu amigo?- preguntó curiosamente observando a Rudy dormir.

-Será un placer Arnold y muchas gracias por habernos salvado.

Así lo hicieron, apenas salieron del camarote se dirigieron a cenar, Arnold les había contado que tenía un proyecto personal que presentaría en Berlín, puesto que buscaba tener éxito en aquella ciudad, fue una simple noche, el año dio la entrada cuando todos ya se habían ido a la cama. Pero a las tres y media de la mañana una alarma del centro del barco comenzó a sonar

-¿Todo bien allá arriba, Arnold?- preguntó Rudy quien había conocido a Arnold durante la cena.

-¡NO LO SÉ, ALGO PASÓ! ¡EL RADAR NO RESPONDE!- gritó Arnold muy asustado.

Inmediatamente Zabivaka despertó al escuchar los gritos de su nuevo amigo, algo similar a la noche anterior del naufragio sucedía. El barco se movía bruscamente bajo una tormenta a punto de entrar en acción, al subir a cubierta por las escaleras principales Zabivaka fue empapado por las gruesas gotas de lluvia que al mismo tiempo estaban heladas como no se tiene idea.

-Zabivaka, voy para arriba- gritó Rudy quien salía de su habitación.

-¡Quédate allá abajo, Rudy, que está horrible en cubierta!

ZabivakaWhere stories live. Discover now