Capítulo 6

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Capítulo 6 

No recordaba a mi padre del todo. A veces cuando el silencio reinaba a mi alrededor y sobretodo en mi cabeza, se proyectaban algunas imágenes suyas en mi mente. Recordaba sus bonitos ojos grises y su pelo negro. No recordaba si era alto, bajo, muscular o delgado. Pero recordaba lo grande que me parecía su mano en comparación a la mía, y cuanto me reía cuando tocaba su barba.

En esas cosas me encontraba pensando mientras acariciaba la tela de una bufanda de seda en uno de los puestos del mercado diario. Ni siquiera me parecía bonita o me llamaba la atención, simplemente cualquier cosa me recordaba a mi pasado y aprovechaba esas ocasiones para volver a mi vida normal, aunque sólo fueran unos segundos.

─¿Te gusta esa bufanda? ─preguntó alegre Aurora, que se encontraba a mi lado. Hice una mueca con mi boca y negué con la cabeza.

─No, no del todo. Continuemos.

Continuamos andando por la bonita plaza agarrando todo tipo de frutas y vegetales necesarios, según Aurora. También se ocupó de comprar un par de guantes para William y Allec, alegando que esos chicos no se protegían lo suficiente del frío de Lacock. Solté una pequeña risa por su preocupación, como si fueran sus propios hijos.

─Maya, voy a ir a mirar por allí. ¿Tú podrías comprar lo que queda? ─. Asentí y me tendió una lista con cosas que comprar antes de dirigirse a la otra punta de la plaza. Me acerqué al puesto de la verdura y esperé en la larga cola unos minutos.

Me encontraba examinando mis descuidadas uñas cuando no pude evitar escuchar la conversación que las mujeres delante de mí estaban teniendo.

─He oído que ha vuelto a traer a una mujer a casa. Parece ser que es mucho más joven que él. ¿Y si le ocurre lo mismo que a Michelle? Pobres niñas, las meten en el infierno con los ojos vendados ─. La mujer suspiró y la otra se tapó la boca con las manos en un gesto exagerado.

─¿Cómo alguien se podría acercar a esa casa después de lo que pasó? ¡Los Cedrick están locos!

Levanté la cabeza de inmediato y las miré sorprendidas. No tardé en dar unos toquecitos sobre el hombro de una de las mujeres. Las dos se giraron hacia mí con expresiones confundidas.

─Buenos días ─. Solté una risita nerviosa.─ No he podido evitar escuchar su conversación y he oído algo de la familia Cedrick. Soy nueva en este pueblo y me gustaría saber por qué son tan horribles ─inventé rascándome el brazo casualmente.

─Oh, claro. Debes saber lo peligrosos que son, criatura ─. Se tocó el pelo algo nerviosa. ─Vinieron hace veinte años sigilosamente. No salían apenas de casa y exigían que el correo se dejara frente a la puerta, incluso los paquetes. Nadie sabía quién vivía ahí hasta que vimos a Collin Cedrick con una joven muy guapa. Tenía el pelo largo y castaño ─. Quise rodar los ojos y pedir a la mujer que omitiera los detalles innecesarios─ El caso es, que la chica era un amor. Venía todos los días y hablaba con los ancianos y gente como nosotros que no tiene nada que hacer. Su nombre era Michelle.

La piel se me puso de gallina al reconocer ese nombre. Recordaba como Richard me había hablado de ella.

─Un día, la chica desapareció repentinamente. Algunas personas se preocuparon y se atrevieron a preguntar a Collin por la joven, pero él negaba haber estado viviendo con alguien o conocer a Michelle. Estamos seguro de que él la mató, y seguramente sus hijos le ayudaron. Se dice que ella tuvo un romance con el hijo menor, que nunca ha salido de esa casa por problemas mentales o algo así. Collin se enteró y convenció a sus hijos de matarla. Nadie se acerca a esa casa, están todos locos.

VendidaWhere stories live. Discover now