Capítulo 13

5.3K 303 8
                                    




Capítulo 13


Las teclas se sentían más duras de lo normal. Normalmente, cuando tocaba el piano sentía mis dedos deslizarse por las teclas por sí solos, como si yo sólo fuera una marioneta. Sin embargo, esta vez no podía. Mis dedos no se deslizaban, parecían querer aferrarse a una tecla y no moverse.

Con más suavidad, Maya me regañó Andrew.Parece que no quieres tocar. Deja que tus dedos te controlen, no los controles tú a ellos.

Recordaba a Andrew perfectamente. Era el único británico en Rangiora, además de mi profesor de piano. Había dado clases con él desde los ocho hasta los catorce, así que podía decir que recordaba hasta cada lunar de su cara.

No puedo admití, soltando un suspiro rendido. Me gustaba tocar el piano, pero debía admitir que tantas horas a la semana era agotador.

Bueno, ¿qué te parece si lo dejamos por hoy y a cambio ensayas toda la canción hasta el viernes? sugirió con una sonrisa amable.

Hecho respondí inmediatamente. Soltó una risita y negó con la cabeza antes de comenzar a empacar sus cosas.

Esperemos que estés más inspirada el viernes.





Abrí los ojos lentamente y me senté en la cama mirando a mi alrededor. Me había quedado dormida leyendo un libro después de la comida. Había sido una comida muy incómoda, ya que ni Allec ni William se encontraban con nosotros, por lo que había estado obligada a mantener una conversación con Collin. Me levanté de mi cama y salí de la habitación, encontrándome de frente con mi mayor pesadilla.

—Feliz cumpleaños, pequeña Maya.

Fruncí mi ceño y di un par de pasos hacia atrás, cerrando la puerta en sus narices. Al menos lo intenté. Antes de que la puerta se cerrara por completo, Richard colocó su pie impidiéndolo.

—Escúchame bien, Maya. —Sin perder tiempo, abrió la puerta y la cerró nuevamente después de entrar en la habitación.— Llevas más de un mes en esta casa y sé que todavía no has complacido a Collin. Hoy es tu última oportunidad, otro cliente quiere comprarte en dos semanas y Collin ha dicho que no quiere pagar por otro mes. Tienes estas dos semanas para complacerle tanto que quiera que te quedes y pague más dinero que el cliente. Si no es así, me aseguraré yo mismo de que todos los hombres de la casa pasen entre tus piernas. ¿Entendido? —masculló, acercándose amenazadoramente.

—Estás loco —solté, sacudiendo mi cabeza nerviosamente.— Eres un monstruo.

—Yo seré el que más disfrutará contigo, Maya —. Una asquerosa sonrisa ladina se formó en su cara y me recorrió de arriba a abajo con los ojos.

—No te mereces a Vivian. No te mereces a una buena mujer como ella —. Dije entre dientes. Soltó una carcajada como si hubiera contado un gran chiste.

—Esa zorra necesita inyectarse cada día mi mierda, no es tan buena como crees.

—¿Richard? —. Una nueva voz se añadió a nuestra conversación. Los dos giramos a mirar a William parado junto al umbral de mi puerta. Su ceño estaba fruncido y sus hombros tensos.— ¿Qué estás haciendo en la habitación de Maya?

—Sólo estábamos hablando —dijo antes de soltar una risa, lo que no divirtió nada a Will.

—¿Y por qué tienes que hacerlo aquí, eh? —. Se acercó rápidamente y se colocó a mi lado, poniendo una mano en el pecho de Richard y empujándolo con un poco de más fuerza de la necesaria.— Mantén las distancias.

VendidaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin