Capítulo 15

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Capítulo 15


La vuelta a casa se sintió mucho más corta que la ida, seguramente por el hecho de que cuando estás feliz el tiempo pasa más rápido. Cuando llegamos a la casa tuvimos mucho cuidado de no hacer ruido y subimos las escaleras entre murmullos y risitas tontas. Una vez llegamos a la planta de arriba sentí como las manos de William se posaban en mis caderas y plantaba un suave beso en mi mejilla.

—¿Quieres entrar? —. Con un movimiento de cabeza señaló la puerta de su habitación y yo sonreí, besando brevemente sus labios.

—Está bien —susurré entre besos. Una sonrisa adorable se plantó en su cara y sin soltarme la mano, abrió la puerta de su habitación y tiró de mí dentro. Una vez la puerta se cerró, soltó mi mano y se acercó a la ventana para cerrarla mientras yo observaba su habitación. Ya había estado ahí antes, sin embargo esta vez se sentía diferente, me sentía más cómoda al estar en algo que le pertenecía.

—¿Vas a quedarte a dormir? —preguntó acercándose esta vez a su escritorio y encendiendo la lamparita sobre ésta, creando una luz opaca que hacía un contraste tranquilizante con la oscuridad de la noche.

—Me gustaría —confesé, soltando un suspiro.— Pero Collin se entera de todo.

Su ceño se frunció y una expresión enfadada se coló en su cara.— Todavía no sé qué demonios haces con mi padre.

—Es complicado —mentí, no queriendo indagar en el tema.

—¿Eres feliz con él, Maya? —preguntó, acercándose a mí. Cerré los ojos y negué con la cabeza lentamente.

—No —confesé en un susurro. Abrí los ojos al sentir como William juntaba nuestras frentes.

—Entonces dime por qué no estás conmigo —. Sentí su aliento sobre mi boca y sus palabras provocaron que mi corazón estallara. Le miré a los ojos y las comisuras de mis labios se alzaron involuntariamente.

—¿Estás celoso?

—Sí.

No esperaba esa respuesta. Sin embargo tuvo un efecto en mí más grande de lo que esperaba.

—Tonto —susurré antes de unir nuestros labios.

Ese beso se sintió diferente a los otros. Su boca se movía en sincronización con la mía de una forma más ruda, hambrienta. Sus manos parecían no poder parar de tocarme, ya que no se quedaban quietas. Su lengua peleó con la mía por unos segundos antes de que sus besos pasaran a la comisura de mi boca, bajando por mi mandíbula hasta mi cuello.

Cerré los ojos y solté un pequeño gemido al sentir sus labios succionando la parte sensible de mi cuello. El colgante parecía estorbarle bastante, ya que en un movimiento veloz lo desabrochó y cayó al suelo con un golpe sordo.

Siguió dejando besos por todo mi cuello hasta mi clavícula. La mano que descansaba sobre mi cadera comenzó a subir por mi estómago, levantando mi camiseta a su paso. Fue al roce de sus dedos por mi pecho que mi mente pareció reaccionar inmediatamente.

—Espera, para .— Mi voz salió más desesperada de lo que quería. Al momento de soltar las palabras, William se detuvo. Sacó su cabeza de mi cuello y dejó un beso casto sobre mis labios.

—Lo siento, me he descontrolado —murmuró un poco avergonzado. Solté una risita nerviosa y negué con la cabeza, temiendo que pensara que no me gustaba lo suficiente.

—No pasa nada. Es sólo que... necesito tiempo —confesé. Sus manos acunaron mi cara y elevaron mi cabeza para que pudiera mirarle.

—No te sientas presionada.

VendidaWhere stories live. Discover now