Capítulo 26

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Antes de nada, me gustaría daros las gracias por vuestros votos o incluso por que os toméis el tiempo de leer mi historia. Sé que mi historia no es nada comparada con los éxitos de wattpad, pero cada visita y voto significa mucho para mí, así que muchas gracias.
Muchos saludos,
Paula.

Capítulo 26

—Marcel Hastings —dijo William, sus ojos fijos en el papel entre sus dedos.— Collin recibió una transferencia de medio millón de libras hace dos años. 

—Dos años —susurró Allec.— Cuando nació Faith.

Prácticamente corrió hacia donde William se encontraba, sentado sobre la cama con papeles por todos lados. Le seguí, sentándome al lado del rubio para mirar a qué se refería.

Allec volvió al ordenador y buscó en internet al tal Hastings. Desde mi posición en la cama, vi una cara conocida en el ordenador antes de que Allec cliqueara en una página con información sobre él. Me levanté rápidamente de mi lugar y me acerqué a Allec.

—Vuelve a las fotos, por favor —pedí, mis ojos fijos en la pantalla. Allec me lanzó una mirada extraña pero hizo lo que le pedí. Abrí mi boca ligeramente, conocía esa cara. Me fijé en cada detalle de su cara para recordar de dónde le conocía.

De repente, el burdel en Nueva Zelanda llegó a mi mente.

—¡Conozco a este hombre! —exclamé sorprendida. Allec abrió los ojos y William se acercó instantáneamente para mirar sobre mi hombro.— Trató de comprarme en Nueva Zelanda antes de que Collin llegara.

El brazo tenso de William rodeó mi cintura y me atrajó a su cuerpo desde atrás protectoramente. Allec se giró hacia mí y me miró con atención.

—¿Dices que se encontraba en Nueva Zelanda?

—Sí —contesté y fruncí los labios.— Pero también recuerdo que dijo que tenía una casa en Venecia.

—Estoy seguro de que es él —murmuró Allec. Cliqueó nuevamente en la página para encontrar más información sobre él y gruñó.— No pone información sobre su paradero actual. No creo que Venecia sea donde reside normalmente.

—¿De qué trabaja? —pregunté curiosa.

—Tiene una cadena de hoteles —respondió el moreno leyendo la información.

—Tengo una idea —murmuré. Dos pares de ojos se posaron en mí.— Podemos proponerle un trato. Estaba muy interesado en comprarme hasta que Collin lo alejó.

—Maya, ¿qué estás diciendo? —preguntó Will. Allec entrecerró los ojos y ladeó la cabeza.

—Continúa.

—Podemos hacerle creer que Collin se ha cansado de mí y quiere hacer un cambio de.... mujeres —. Incluso a mí me asquearon mis palabras.— Estoy segura de que no rechazará la idea. Tenerme sin contratos con el burdel, puede hacer lo que quiera conmigo.

—¿Estás loca? —sonó la voz sorprendida detrás de mí. La ignoré y me centré en Allec.

—Vosotros sois sus hijos, podéis quedar con él para intercambiar las chicas y ahí interrogarle, amenazarle, o cualquier cosa para saber si tiene a Faith.

—Es una buena idea —opinó Allec rascándose la mandíbula.

—Es una horrible idea —. William no estuvo de acuerdo. Rodé los ojos y unas manos en mis brazos me hicieron encarar al rubio.— Eh, no voy a dejar que vengas con nosotros. ¿Y si viene con muchos hombres y no podemos con ellos? ¿Y si de verdad te lleva con él?

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