1. Acaba de empezar.

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Estoy nervioso, demasiado diría yo. Es el concierto de ¡Beyoncé! y estoy en la cola con mi primo, Sam, llevamos tanto tiempo esperando este momento y con las entradas compradas, que aún no nos creemos que estemos aquí.

-Queda poco para que abran las puertas, ¡qué nervios!

-Ya ves, joder, estoy como un flan.

Y efectivamente, pasaron 10 minutos, largos e interminables, pero al fin abrieron las puertas, y corrimos tanto como pudimos para conseguir primera fila en pista. Y vaya que si lo conseguimos, es que casi podíamos tocar el escenario. Estoy alucinando.

-¿Te acuerdas cuando el salón de tu casa era este mismo escenario y yo bailaba mientras tú cantabas?—y es que es cierto soñábamos con ello.

-Joe, claro que me acuerdo, que actuaciones nos montábamos, ojalá algún día...—dicho esto le abracé y dió paso a lo que sería una gran noche, quien sabe si no la mejor.

Y puede que no me equivocase, porque fue increíble, conocimos a gente, nos dejamos la voz y la piel ahí, saltamos, gritamos, lo dimos todo, porque ambos, y todos los que estábamos ahí, llevábamos tiempo deseándolo.

Uno de nuestros sueños se cumplió: Ver a una de nuestras referencias en el mundo de la música en directo, en la que esperábamos que algún día fuese como nuestra casa, con nosotros ahí encima.

-Se acabó lo que se daba...

-Ha sido genial—dije a la par que nos sentábamos en un banco para concienciarnos de lo que acababa de pasar.

-Aún no me lo creo—y es que era verdad, ninguno nos lo creíamos pero así era, la habíamos visto brillar como siempre hacía, pero esta vez en directo. Estuvimos 20 minutos en el banco hasta que...

-Perdonad, ¿sabéis dónde está el Hotel Silken Concordia?

-Sí, está a dos minutos de aquí. Tienes que seguir esta calle toda recta y tuerces a la izquierda a passeig olímpic...

-¿Te acompañamos?—me interrumpió y continuó—Es nuestro hotel y en este banco ya hacemos poco. Soy Sam, encantado.

-Agoney, igualmente, y si no es mucha molestia agradecería que me acompáñaseis.

-Raoul—Sam y yo le extendimos la mano y él la estrechó en un leve apretón de manos.

-No eres de aquí, ¿verdad?—el lado cotilla de mi primo salió a la luz—por el nombre y el acento.

-No, no soy de aquí, soy de Adeje, un pueblo de Tenerife.

-Y, ¿qué te trae por aquí?—lo llevamos en los genes.

-Principalmente el concierto de Beyoncé y un proyecto musical que estoy empezando.

-¿Cantas?

-Al menos lo intento.

-Y ¿tienes algo para enseñarnos ahora mismo?

-Pues teniendo en cuenta que tengo el móvil apagado no, pero tengo un canal de YouTube: Agoney Hernández Morales.

Le buscamos y empezamos a escuchar varios vídeos que había subido, y madre mía qué bien canta.

-Wow, lo tuyo acaba de empezar tienes mucho talento.

-Es cierto, cantas muy bien—el chico ruborizado por la vergüenza nos contó varias cosas sobre él. Tras una pequeña caminata llegamos al hotel.

-Nos veremos y muchas gracias por acompañarme.

-Seguro que nos veremos, suerte en todo lo que hagas.

-Suerte canario.

-Igualmente chicos—nos despedimos y cada uno nos fuimos a nuestra habitación. Tenía en la cabeza grabada a fuego la voz de Agoney y lo guapo que era.

-Que guapo y que bien canta, ¿eh?

-Demasiado—dije en bajo, no sé si lo escuchó pero al instante me quedé dormido, con su voz e imagen sin irse de mi cabeza.

Nuestro Mayor Sueño - Ragoney.Where stories live. Discover now