8. Tres días.

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Sabía yo lo que me esperaba al llegar a casa. Mi hermano y un interrogatorio, por si no había tenido suficiente con haberme abierto como el otro día.

-Adivino, me estabas esperando para interrogarme-hice como si le leyese la mente.

-Pues sí, has adivinado-sonrió victorioso, pero aquí iba a ganar yo y salí corriendo a la cocina-acabarás contándomelo y lo sabes.

-Sí, pero antes ceno, duermo y mañana si me apetece te cuento.

-Eres un cabrón-empezamos a reír.

Hice pizza para cenar porque nuestros padres habían salido a cenar con mis tíos. Por lo que deduzco que Sam estará con el novio.

Quizá el instinto cotilla camuflado con la preocupación de ¿donde estará? le pregunté que dónde estaba, al rato me dijo que estaba en casa de Albert. Avisé a mi hermano y empezamos a cenar mientras veíamos una película en la tele, aunque no la hacíamos ni caso porque estábamos con el móvil.

Terminamos de cenar y fui a fregar los platos mientras mi hermano recogía la mesa.

-Me imagino que aún no me vas a contar porqué estabais tan juntitos tú y Agoney.

-Ah bueno si es eso yo te digo. Pues mira estaba el sentando y yo con mi cabeza en sus piernas-se le expliqué como a un niño pequeño que no entiende nada y empecé a reírme.

-Que cabrón, me refiero que si os habéis liado o algo?

-Por favor, Álvaro-empecé a reírme negando con la cabeza, solté el plato que tenía-no nos hemos liado-seguí riendo.

-Es que estabais tan juntos y empalagosos que lo parecía eh-me puse rojo-oye, deseándolo, no?-le di un golpe y empezó a sonar mi móvil.

Número desconocido y lo cogí para reírme un poco además que no tenía nada que hacer.

-Está hablando con el contestador de Raoul Vázquez, si quiere algo importante pule 1, si no pulse 22-se empezó a reír y lo reconocí, era Agoney, pero seguí con la broma ya con una sonrisa en la cara.

-1, piiii-su voz de Mickey.

-Pues llama luego y te agrego, tintao.

-Te llamo ya, vale?-asentí como si fuese a verme.

-Vale-colgó.

-Agoney, no?-asentí con una sonrisa en dirección a mí hermano y salí corriendo a mi habitación.

Me volvió a sonar el móvil.

-Si?

-Eres idiota?

-Oye, que te cuelgo, eh.

-No no, no cuelgues.

-Ellaaa desesperada por hablar conmigo.

-Al final te cuelgo yo como vayas de chulo.

Seguimos hablando de mil cosas.

Entre piques y risas estuvimos hablando hasta que yo me quedé dormido, con el teléfono en el pecho y la voz de Agoney.

"Buenas noches rubio, te quiero" fueron las últimas palabras que escuché.

A la mañana siguiente vino Álvaro a despertarme porque estaban abajo Alfred, Aitana y Mireya para ir a la playa.

Estuvimos toda la mañana en la playa. En ese tiempo me di cuenta de que Aitana no se despegaba del móvil y tenía una sonrisa de encoñada que no se le quitó hasta que la obligamos a meterse.

Nuestro Mayor Sueño - Ragoney.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora