38. Un peso de encima.

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Cuando Belén se fue a su casa era ya algo tarde y llevaba todo el tiempo este sin coger el móvil salvo para recibir vídeos o grabarnos cantando diversas canciones que los dos conocíamos.

Antes de irme a dormir, a pesar de las horas, colgué el vídeo de su canción mencionando a Belén y le di las buenas noches a Agoney aunque llevaba desconectado desde la 1 y algo.

Me dormí con acústicos de Ed Sheeran, uno de mis cantantes favoritos.

Algo que me gustaba bastante de tener vacaciones era no madrugar y despertarme cuando el cuerpo le pidiese. Y hoy me ha pedido que me despierte a las 12, cosa que agradecía porque anoche me acosté algo tarde.

Cogí el móvil donde sonada shape of you del pelirrojo, bajé a la cocina y me encontré con Sam, Alberto y Álvaro.

-Hola—saludé al entrar, dejé el móvil en la isla donde estaban sentados y me puse a hacer el desayuno, me devolvieron el saludo.

-Va a venir Ago con su hermano.

-Hermana y no creo porque estará dormido, almenos no me ha hablado.

-Porque si te hablaba te despertaba.

-Joder, cuando va a venir? Mira que cara y que pelos tengo, además de que estoy en pi—el timbre.

-Pues está en la puerta—rieron y yo salí pitando a mi cuarto a arreglarme, aunque llegué y me tumbé en la cama. Me levanté a vestirme, cogí el chándal, me desvestí y volví a entretener con el móvil tumbado en la cama.

-Eres un vago—me asusté y me giré en su dirección, bajó su mirada al resto de mi cuerpo haciendo caer en que estaba solo con la ropa interior—mierda.

Me tapé con una sábana sonrojado de más y dejando en él una carcajada limpia.

-Como si no lo hubiese visto ya—le miré de reojo, aún colorado—piensas vestirte? Están abajo tu hermano, Sam y Glenda, no me apetece que se unan para que nos pongan en ridículo.

-Me visto y bajo, pero salte—negó y se sentó en el puff blanco que encajaba con la perfecta decoración de la habitación.

-De aquí no me muevo.

-Pues yo tampoco—me puse boca abajo en la cama y escuché su risa.

Lo que no escuché fue como abandonaba el asiento para acercarse a la cama y tirarse, con cuidado, sobre mí.

-Ay, Ago—me empecé a reír junto a él.

-Venga pesado—empezó a besarme la mejilla, retiré la cara y aterrizó en mi cuello dejando en él un rastro de húmedos besos y arrancando en mí jadeos.

-Como sigas así no salgo—hizo caso omiso a mis palabras y continuó con su labor en mi cuello, pero contra todo pronóstico dejó de besarlo y se separó.

-Nuestros hermanos están abajo y tienen material suficiente para arruinarnos la mañana, vístete—besó mi mejilla y se apartó.

Después de 5 minutos bajamos a la cocina donde estaban los cuatro sentados en la isla central, saludé a Glenda y me senté en el taburete que había a su lado, aunque acabé entre las piernas de Agoney ya que no quedaban taburetes.

-Os quedáis a comer?

-Pero qué hora es?—era temprano para pensar en la comida o eso creía.

-La dos menos cinco, casi—no, no era tan temprano.

Llevábamos unas cuantas horas hablando y omitiendo los piques por parte de nuestros hermanos hacia nosotros.

Accedieron a comer en casa, pedimos pizza para que la trajeran casa porque no sabíamos cocinar salvo Alberto, Agoney y Glenda, y no era plan de que nos cocinasen, pero mentiría si dijese que la imagen de Agoney en la cocina no me ponía ni un poquito, manchado de cualquier ingrediente, con mil instrumentos de cocina a su alrededor; bueno que sí, me ponía.

Nuestro Mayor Sueño - Ragoney.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora