Capítulo 2

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Llego al aula donde me corresponde la clase de ciencias sociales ¡vaya manera de iniciar un lunes! No me gusta para nada esta clase, presiento que será aburrida. Cuanto me gustaría que mariana estuviera aquí.

Al mirar por la ventanilla visualizo que la maestra Sanchez ya se encuentra allí. Toco la puerta y paso. Tomo asiento al frente en medio de dos espacios vacios.

La maestra se encuentra dando una introducción de la materia mientras me encuentro, una vez más, sumergida en mis pensamientos.

—Señorita Hernandez, ponga atención a la clase— escucho a lo lejos que me dice la maestra pero sigo pensando en lo pasado ésta mañana. —Señorita Hernandez si no pone atención tendre que enviarla a la dirección— me replica la maestra mientras tocan la puerta y ésta le cede el paso. No puedo creer lo que ven mis ojos, una mosca me entra en la boca y empiezo a soltar aire desenfrenadamente a lo que todos me quedan mirando. Diego Montero está en mi clase, no me lo creo. Sabra Dios en cuantas clases mas estaremos.

¡¡Espero que en muchas más!!... ¡¡Ya callate elena!!

No dejo de mirarlo ni un segundo mientras entra al aula y toma asiento justo a mi lado, los nervios me comen viva de solo saber que esta allí a mi lado. — ¿podría joven Montero presentarse por favor?— le pide la maestra y este se pone de pie.

—Buenas, saludos compañeros, mi nombre es Diego Montero, tengo 20 años, soy de aquí de Pantaneón pero estuve un tiempo residiendo en Montenuevo, es un gusto— dijo y tomó asiento.

Sin duda alguna es la clase más larga de todas, pero fue como una señal, porque acaba de sonar el timbre. Tomo mis cosas y salgo a prisa pues no quería seguir en ese lugar. Camino a paso lento rumbo a la próxima clase. Toca idiomas. Me dirijo al aula, pero siento unos pasos bien cerca de mi, lo ignoro y sigo mi camino; pero estos se vuelven mas intensos y se escuchan mas cercanos. Paro en seco cuando Diego para enfrente de mi, trato de esquivarlo pero el no me lo permite. —¿qué quieres?— le pregunto ya resignada para que me deje en paz y seguir mi camino. Puesto que no me gusta que me interrumpan en nada de lo que hago. —Quiero hablar contigo— dice —otro día será — le digo, lo rodeo y sigo mi camino.

El día transcurre lento, hasta que suena el tiembre para salir de la escuela. Un gran alivió sentí, pues ya me sentia agotada. Camino a la salida rumbo a la estación donde puedo ver a Diego. Pensé tomar el próximo autobus pero tardaría mucho tiempo en llegar a casa. Subimos al autobus y desgraciadamente quedá un puesto vacio y es justo al lado de él. Maldije en mis adentros. Voy de pie mientras saco mis auriculares cuando escucho mi nombre, busco en todo lados y vuelvo a escuchar —Elena, aquí— es Diego. Lo ignoraré y haré como que no lo escuché. Pongo música a todo volumen. Siento como me toman del brazo y soy arrastrada a la parte de atrás del autobus. —oye ¿qué te pasa?— replicó furiosa. Diego se hecha a reír y eso me enfurece aún más. —¿qué es gracioso idiota?— pero éste solo me mira y dice —ya llegamos— al mirar a mi alrededor me doy cuenta que efectivamente si estamos en la parada cerca de mi casa. Bajo y este me sigue los pasos. Camino a toda velocidad tratando de alejarme de él. Aún siento sus pasos detras de mi. Me detengo y le pregunto —¿acaso me estás siguiendo?— a lo que éste responde con un simple no.

Al fin llegó a casa y veo como Diego sigue de largo y se adentra en la casas justo al lado de la mía ¡oh rayos! Había olvidado que teniamos vecinos nuevos. Entre a casa papá y mamá estaban en la sala viendo televisor, los salude a ambos con un beso en la mejilla y fui directo a mi cuarto. Cerre la puerta con llave y le marco a mariana. Ella contesta al tercer timbrazo.

—¿Hola?— responde, pero siento algo distinto en su voz.

—¿Cómo te va preciosa? Te extrañé hoy en la escuela— pero nisiquiera contesta. Un largo silencio se instala en la otra línea del teléfono. Sé que esta ahí porque puedo escuchar su respiración.

—Ee, ee, ee todo bien bonita ¿y tú cómo estás?— reponde al fin. —¿Por qué hoy no fuiste a la escuela?— pregunto sin rodeos. —Ee, ee luego te cuento ya tengo que irme, chao, besos— y colgó. Okey, eso fue muy extraño.

¿Qué le pasará a ésta chica?¿qué estará haciendo Diego? ¿Desde cuándo me interesa lo que haga el o dejé de hacer?

Me desvisto colocando el uniforme en su lugar listo para el día siguiente. Me dirijo al baño, me doy un baño y lavo mi pelo. Tomo mi tiempo bajo al ducha al sentir como el agua poco a poco me va relajando. Salgo de la bañera y me dispogo a secar mi cuerpo y mi cabello. Ya lista salgo rumbo a mi cuarto pensando en algo comodo para ponerme. Me pongo un pantalon holgado de pijama y un sueter color blanco. —¿puedo pasar?— escucho preguntar a Karla del otro lado de la puerta. —adelante— le digo y es entra y se lanza en mi cama. —¿Qué se te ofrece?— le pregunto de mala gana. —¡Ay! Tranquila hermanita, solo vengo a visitarte y ver como estas!— Esto ya me huele raro, algo esta planeado la enana ésta. —sal de mi cuarto por favor— le pido. —Pero, pero pero, esta bien, adiós me voy— y salió a regañadientes de mi cuarto. Me lanzo en mi cama y me dispongo a leer algo, algo que transmita paz y lo encuentro. Me sumerjo en esa hermosa lectura y sin darme cuenta me quedo dormida. Despierto, miro la hora y son las 2:30 am y mi estómago protesta por falta de atención. Me integro y me dirijo a la cocina donde veo unos sandwiches y jugo de naranja. Veo una nota debajo del plato.

Preciosa aquí está esto para que comas algo. Fui a buscarte a tu cuarto para cenar pero no quise despertarte. Come y vueleve a la cama. Te ama, mamá.

Con una sonrisa en el rostro me dispongo a comer lo que mamá dejó para mi y al terminar me dirijo a mi cuarto nueva vez. Entro en la cama y caigo en un profundo sueño hasta la mañana siguiente para continuar en la rutina.

Buenas noches! 💕 espero lo disfruten! ❤️

Adelantada al tiempo Where stories live. Discover now