Capítulo 10

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Elena

¡Oh por Dios! Diego acaba de irse a su casa y aún no creo lo que pasó. Me encuentro recostada en la cama recordando cada acción, cada momento, cada palabra que logró salir por nuestros labios. Elevo mi mano despacio hasta llegar a aquel lugar donde estuvieron aquellos labios que siempre quise besar, cierro los ojos y puedo jurar que siento sus labios moverse desesperadamente sobre los míos una vez más, hambrientos de atención y placer. Fue simplemente maravillosa la manera en que nos fundimos e hicimos de nosotros una sola alma, como se entrelazaban nuestras lenguas formando una eternidad.

Y es que allí fuimos uno, no había nada a nuestro alrededor, nadie que pudiera interrumpir esa magia creada entre nosotros que jamás fue ni será, que sólo fue algo creado por el momento, un momento que no volvera.

¡Oh maldición! ¡Maldición que estúpida soy! Mariana, debo contarle a Mariana lo que ha pasado. ¡Dios! ¿Cómo fui tan estúpida y pensar sólo en mí cuando se que ellos dos algo se traen? Mañana en la escuela hablaré con ella. Lentamente mis ojos se van cerrando hasta caer en la inconsciencia hasta el día siguiente.

A la mañana siguiente es la misma rutina, me doy baño, al estar vestida me dirijo al comedor y desayuno junto a mi familia para salir rumbo a la escuela. Al llegar busco con la mirada a Mariana por todos lados pero no logro encontrarla. Siento como alguien me abraza por detrás pasando unos brazos fuertes por el frente dejando una manos descansar en mi vientre. Se de quien se trata, siento como todo mi cuerpo tiembla mientras mis manos sudan y mi mente se nubla. —hola pequeña — dice Diego mientras deposita un beso en mi mejilla. —¡Oye ¿qué haces? Apartate de mi!— doy media vuelta y puedo ver la decepción en su rostro. Me mira a los ojos con una mirada apagada llena de melancolía. —¿Sabes dónde está Mariana?— pregunto mientras el decide si responder o no. — ella no vendrá a clases hoy, dijo que está enferma— que extraño, a pesar de tener unos cuantos tragos en la cabeza, ayer en la noche la vi bien, no se veía enferma o con indicios de enfermarse. Camino en dirección contraria a la edificación de la escuela dirigiéndome a la salida a lo que siento un fuerte alón en el brazo izquierdo

 —¡Oye ¿qué te pasa estúpido?

— Ahora soy un estúpido ¿cierto?

— siempre lo has sido.

— Eso no dijiste cuando estaba en tu cuarto.

Dime que no es cierto, que él no acaba de mencionar lo que pasó. Es un idiota inmaduro. No se cómo o por qué, pero en cuestión de segundos estoy golpeando a Diego y nisiquiera entiendo porque hasta que el me toma ambos brazos impidiendo que continúe en el acto. —¡¿Qué te pasa Elena?! ¡¿Qué es lo que he hecho para que me maltrates de ésta manera?!— me quedo en silencio mirándolo a los ojos que inyectan rabia, confusión y dolor —¡ANDA! ¡HABLA YA ELENA!— grita provocando movimientos en mi cuerpo que me hacen sobresaltar. Él dismuye la presión que estaba ejerciendo en mis brazos y aprovecho para safarme de su agarre. — Al parecer no me dirás, pero tranquila, ésta será la última vez que sabrás algo de mi— puedo ver como resbala una lágrima por su rostro pero no le doy importancia —Adiós pequeña— dice dando media vuelta y adentradose en la escuela. Me quedo allí, de pie, observando como se aleja sin mirar atrás con la cabeza gacha.

                            ***

Me salté la escuela y me encuentro llamando a la puerta de casa de Mariana. Sé que algo le pasa, estoy segura de que no está enferma. Su madre es quien abre la puerta con quien Mariana tiene mayor parentesco, tienen el mismo tono de piel, color de pelo y cuerpo, el mar de sus ojos los heredo de su padre. —¿Está Mariana en casa?— digo al borde de la desesperación a lo que ésta cierra la puerta en mis narices provocando que mi desesperación e intriga aumente mucho más pero no insisto, salgo de allí y camino por las aceras de la ciudad mientras escucho algo de música para relajarme un poco. Y sin notarlo ya me encuentro en aquel parque que tanto me gusta estar, donde me siento en paz, como en un mundo aparte.

Mariana

Estoy en mi guarida secreta, bueno ni tanto, ya que mi supuesta mejor amiga conoce de ella. Pero estoy sola, aquí es donde vengo cuando necesito pensar o desahogarme y en verdad lo necesito. No fui a la escuela, no quiero ver a los traidores. Este dolor que siento es indescriptible y es que las cosas con Diego iban de maravilla y Elena ¡Dios Santo!  Elena es mi amiga, mi mejor amiga. Y saberlos juntos es más fuerte que el fin del mundo. Ésas dos personas se convirtieron en mi todo, mi vida entera, es que ellos son mi familia.

Es que los que se hacen llamar mi familia es como si no lo fueran, yo no tengo un hogar donde llegar cada tarde, ni unos padres que se alegren de mi llegada y me abracen al saber que he llegado con bien.

Ayer por la noche luego de que Elena pasara por la puerta para adentrarse en su casa, hablé con sus padres para pasar la noche allí a lo que ellos aceptaron gustosos, pues les reconforta saber que puedo influenciar a gran manera en la vida de Elena. Me encontraba charlando con sus padres de lo sucedido en la sala de estar, a poco tiempo me despido de ellos y me dirijo al cuarto de Elena y puedo ver desde la puerta que se encuentra entre abierta como alguien se adentra al cuarto desde la ventana, al principio no lo reconozco, pero una extraña sensación me embarga al ver que es Diego quien se encuentra allí. Miro atentamente cada movimiento, cada gesto, hasta el más mínimo y me parte en dos ver que el es quien toma la iniciativa, quien a paso lento se va acercando. Ya a éste punto no puedo evitar que las lágrimas broten de mis ojos. Están fundidos en un beso, en un beso como los que él me brinda, es increíble que se haya fijado en mi mejor amiga. Me alejo un segundo mientras proceso todo lo que está pasando. Tengo el corazón en mil pedazos. Me armo de valor y vuelvo a mirar y ¡Dios! Veo como su beso ha aumentado de intensidad, tanto que se encuentran en la cama, aquella cama donde he compartido tantas cosas con mi amiga, sí es que se puede llamar de ésta manera. Ésta vez me alejo, me dirijo al baño, no se que hacer o que pensar, sólo estoy allí pero en realidad no estoy.
     

Hola 👋

Espero hayan disfrutado leerlo, tanto como yo disfrute escribirlo!

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Adelantada al tiempo Where stories live. Discover now