Capítulo 27

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Diego

Después del accidente con Mariana he sabido poco de ella, hasta me da por pensar que quizás ha estado evitándome. Se que sé encuentra en la casa de Elena, pues al ser su vecino las veo entrar y salir de casa.

Pero el día de ayer las vi salir y me resultó extraño el verlas a ambas con maletas, las veo pasar sus manos por sus rostros como si hubiesen estado llorando y las miro fundirse en un abrazo que me ha destrozado y partido en dos el alma.

Salgo despavilado de casa al notar que se alejan de la vivienda, me escondo detrás de uno de los árboles frente a mi casa que me cubre lo suficiente como para que, al pasar, no notarán que las estoy observando desde allí. Me he convertido en todo un acosador, pero esas dos mujeres son especiales e importantes para mí y no puedo quedarme de brazos cruzados y verlas partir sin saber que encontrarán en el camino.

Las sigo hasta el parque en zonas aledañas a nuestras viviendas. Las sigo hasta una parte muy apartada del parque, observo por donde se adentraron allí como maniático y al caer la noche salen de allí. Gracias a todos los cielos aún no me han visto. Subo al autobus al que ellas subiero siendo lo más discreto que puedo.

Pero la sorpresa me la llevo al verlas bajar frente a aquel bar en el que vi a Mariana adentrarse aquel día que la seguí a las afueras de la ciudad.

Tras unos minutos que el autobus desaparece de nuestro campo de visión tras bajar del mismo, las veo cruzar la calle y adentrarse a aquel lugar que tanto detesto. Quizás mi novia, sí es que así puedo llamarla, pues creo que no quiere saber nada de mi; quizás tiene algún problema con la bebida y es que es algo que yo no pondría en duda con todo lo que le ha pasado, pero para ser sincero no podría imaginarla siendo una borrachona Y mucho menos a Elena.

Tomo valor y me acerco a la entrada del bar muestro mi identificación y gracias al cielo puedo entrar sin problemas.

Elena, Dios santo, se está besando con ése tipo, aquel que llevaba en brazos a mi novia rumbo al hospital el día del imprevisto. Y no puedo evitar enojarme, sentir celos o simplemente recordar aquel beso que tuve con ella. No quiero que otros hombres la toquen, la besen o simplemente la miren. ¡No! Claro que no, ella es sólo mía y de nadie más.

Siento mi cara arder de la rabia y me dirijo con puños cerrados hasta donde se encuentran. Sin pensarlo dos veces le estampo un puñetazo en la cara, sin importarme el hecho de que es más grande que yo tanto en altura como en musculatura. Pero justo antes de que éste pueda devolver el golpe unos guardias me toman y me sacan de allí. Solo puedo observar como Elena se coloca frente a aquel chico para qur no corra a mi. No se si es por protegerme o por evitar que aquel idiota salga lastimado. Quizás mis atributos no sean iguales a los suyos pero sé defenderme y defender lo que es mío.

Me olvidé totalmente de Mariana quien desde su lugar me observa y su mirada delata dolor, arrepentimiento y quizás enojo. Pues recuerdo que de mi boca salieron la palabras ella es mía y no tienes derecho de tocarla pero la rabia me había consumido y no recordé que mi novia allí estaba y que probablemente desde el día de hoy ya no la tendría. Le he fallado nuevamente. No he sabido protegerla, solo dolor le he causado. Creo que lo mejor sería alejarme y dejarla que haga su vida y pensar en lo que siento, pensar quien realmente es aquella chica que está dentro de mi corazón. Debo tomar una decisión.

Elena

Allí entre sus brazos, solo siento como somos separados bruscamente y siento aquel frío de no tenerlo arropando mi alma con sus brazos. Un puñetazo justo en su rostros y es Diego, no lo puedo creer ¿cómo ha llegado hasta aquí? ¿A caso nos ha seguido? ¿Y como diantres sabe que estamos aquí?

Observo como Luis se levanta, pues aquel golpe lo tomo desprevenido y lo ha impactado fuerte. Me colo frente a él pues no quiero que se origine una pelea aquí en su negocio. Lo tomo por la cintura para que mi tacto lo calme y se detenga de vociferar estupideces a Diego. Le hablo despacio y le pido que por favor se calme, que no es nada y que no necesita esto justo ahora. Tomo su rostro para enfocar su mirada en la mía y funciona, justo allí su mirada se suaviza, y ese brillo de hace un rato vuelve a sus ojos. Me encanta mirarlo así. Mi corazón se derrite al escucharlo dar las gracias por ayudarlo a calmarse.

¡Mariana! ¡Joder! Me aparto de Luis y la busco con la mirada hasta que la veo dirigirse a aquella puerta que da al hogar de Luis, corro tras ella. Se que esto la ha afectado. Está allí en el pasillo con sus manos sobre su cabeza y su frente apoyada en la pared. Puedo ver las lágrimas caer desde su barbilla al suelo. Es desgarrador. Me acerco a ella y la abrazo por detrás, ella no necesita ésta clase conflictos. No ahora que su debilidad puede ocasionar otra crisis. Su llanto aumenta. Sus quejidos llenando cada parte de éstas cuantro paredes en las que nos encontramos. Sé que ella está enamorada de Diego, pues con solo ver su mirada cuando su nombre es mencionado es suficiente para saberlo. Y ver aquella escena de celos y que no fuera precisamente por ella sé que la afectado.

—Elena sueltame.

—Pero Mariana

—Pero nada Elena, solo sueltame. No quiero verte ahora mismo. Alejate de mi campo de visión y si posible de mi vida.

—¿Estás segura de lo que dices? — Mariana se gira, quedando frente a mi y tiene esa mirada fría que asusta y allí sé que sí habla en serio.

—Mira pequeña tonta, no te quiero cerca de mi. No puedo nisiquiera verte y saber que el chico a quien amo eres tu quien le importa. El nunca me ha defendido, ni me ha cuidado y ni ha sentido celos por mi. Hasta podría asegurar que está aquí por ti, por saberte bien. Así que por favor vete y no me busques más.

Mis ojos llorar, mi alma se quiebra y todo mi cuerpo tiembla.

—Solo diré que tu más que nadie sabe que yo respeto, y respeto de verdad y que cuando pasó lo de aquella vez yo no lo sabía y mucho menos te habías dignado a contarme. Cuando vine a enterarme no solo tenía las manos al fuego, sino que tenía todo el cuerpo quemado y aún así intente enfriarme por ti y darte mi apoyo. Estar allí para ti cuando nadie más lo estuvo. Por ti dejé mi familia, dejé mi hogar. ¡Joder Mariana! Por tu maldita culpa hoy soy otra persona. Por ti quise salir adelante para poder ayudarte. Por ti quise salir de mi zona de confort para que tu estuvieras bien. Solo espero algún día encuentres alguien que lo dejé todo por ti, incluso al chico que una vez amó. Todo solo porque tu estuvieras bien.

Hola💕

¿Qué les pareció?

Adelantada al tiempo Where stories live. Discover now