Capítulo 30

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Elena

Mis ojos están llorosos. Y lo sé, soy toda una llorona. Pero es que cada parte, acción o sentimiento que pasa en mi vida es algo que me llena de emociones, tanto positivas como negativas. Me volteo y le doy una mirada a Luis, quien me mira expectante. Se acerca rápidamente a ti preguntando que ha pasado a lo que respondo que se ha ido y debo buscarla. Éste se ofreció a ayudarme a buscarla pero no lo permití, esto es algo que debo hacer yo. Porque el amor que le tengo a esa chica es tan grande que no existe rencor u odio que pueda guardar contra esa chica. A pesar de las discusiones y palabras fuera de lugar, aún así es mi amiga y debo saberla bien.

Gracias al cielo traigo dinero suficiente, me asusta a sobre manera, pero voy de camino a mi pueblo. Sé que allí podré encontrar a Mariana, la conozco tanto que sé donde está y no es exactamente en el parque. Antes que nada quiero ir a casa. No se imaginan cuanto extraño mi familia, estos días no han sido fáciles lejos de ellos. Como ya saben, ellos son lo más valioso que tengo y por ello quiero estar bien y seguir disfrutando como una familia.

***

Ya han pasado 3 meses, se preguntarán que ha pasado. Pues aquel día no llegue al pueblo, me regrese a casa de Luis, no tuve el valor de enfrentar a mis padres. Aún no sé nada de Mariana y Diego, bueno con el mantenido comunicación pero con sus límites. Luis me dio empleo en su bar, aprendí todo lo necesario. Como servir tragos en las mesas, la sincronías de las músicas en cada etapa y hasta a preparar tragos. Nuestra relacion es profesional-amistosa. Ambos acordamos que estabamos mejor como amigos puesto que en mi corazón había alguien más y no podría quererlo como el lo merecía. Éste alegó que estaría esperandome hasta que me sintiera preparada para querer a alguien más. Y es un hecho que debía de considerar puesto que el chico por cuyo sentimiento luchaba no me era correspondido.

Le he pedido el domingo libre a mi jefe, a Luis. Mi día libre es los martes dado que los fines de semana hay mucho movimiento en el bar pero este accedió. Iré al pueblo, esta está vez estoy decidida a enfrentar a mis padres, encontrar a Mariana y poner las cosas claras con Diego. Todo un caos, pero es algo que debo de hacer.

Voy en el autobús y mis nervios están a flor de piel. No se como sentirme, que hacer o que pensar. No se siquiera que me espera o que me encontraré. Quiero prepararme mentalmente pero es que no sé. Para ser sicera voy preparada para lo peor.

Tras más de una hora llegamos a la parada del bus. Llevo mi maleta en manos, pues no sé que tiempo tendré que quedarme. Ya veré que excusa le invento a mi jefe. Bueno, en fin. Camino hasta casa me quedo mirando la casa de Diego, con la sutil esperanza de verlo de pie frente a la puerta, pero eso es algo que no pasará puesto que nadie sabía de mi llegada a excepción de Luis a quien le conté, sin dar detalles, para que pudiera darme el día libre.

Estoy justo frente a la puerta de mi hogar. Trato de calmarme un poco antes de tocar. Esto la verdad me tien muy nerviosa, pero ya estoy aquí y debo hacerle frente.

Toco y mis nervios aumentan. Pero nadie abre. Vuelvo a tocar y pasaron, segundos, quizás minutos o quizás horas. A este éste punto nonlo sé.

—Elena ¿eres tu?— Esa voz, podría reconocerla donde quiera que esté. Es la voz de mi hermosa madre. Me giro y allí esta llegando junto Karla y el pequeño Andrés en brazos. Sus ojos llorosos de felicidad, mientras en su rostros se dibuja una gran sonrisa. Está feliz de verme y eso me pone mucho mas feliz ya que la he extrañado como ni se imagina. Se acercan hasta donde me encuentro y nos fundimos en un gran abrazo y juro que me sentí como en casa otra vez. Terminado el mismo, ella saca sus llaves y abre la puerta, acto seguido nos adentramos en la casa. Nada ha cambiado, todo está justo como lo dejé, como lo recordaba. Siento una paz inigualable. Necesitaba conectarme nueva vez con éste lugar.

—Mi princesa, toma asiento, ya te traigo algo para comer.— le voz de mi madre muy entusiasta me enternece, pero no es a lo que vine.

—Mamá, bueno, no te vayas a enfadar, pero ya habrá tiempo para esas cosas. Vine a algo distinto.

—Pero Elena, hija, yo... No sabes cuanto he esperado éste día y tu dices que no quieres compartir con nosotros.

—Mamá, no es eso.— la abrazo sintiendo sus brazos rodearme por la cintura.—Mamá, creeme que muero por charlar contigo como lo haciamos antes y contarte como ha ido mi vida. Pero tengo otros asuntos que resolver con tu esposo. El supuestamnete llamado mi padre. —esto último salió de mi boca con tanto desprecio, desprecio que jamás imaginé tenerle aquel hombre que me engendró, mi heroe. Por quien daba mi vida. Pero ya soy diferente, él me ha cambiado. Mi mentalidad cambio, mi personalidad y mi manera de actuar.

—Está bien cariño, ya voy por el entonces.

—¡No es necesario, ya estoy aquí! — todos nos sobresaltamos, pues no lo vimos llegar. Hasta el pequeño Andrés se puso a llorar del susto que se dió.

Hoooolaaaaa

Sigue 👇👇👇👇 que aquí no termina

Adelantada al tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora