Capítulo 11

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Mariana

Me encuentro aquí, en éste lugar tan acogedor para mí que llena de tal gratitud que te permite sentir que estás en un bosque perdido en ese punto que nadie conoce donde eres dueño y te pierdes en tus pensamientos.

Puedo escuchar el moviento de algunas ramas que me sacan de aquel trance mental en el que me encontraba, me levanto rápidamente, pues me encontraba sentada en el suelo con mi espalda descansando en uno de los tantos árboles que allí se encontraban. Y la puedo ver, es ella. Siento como un mar de emociones se estrellan contra mí, no se exactamente que sentir. No se sí quedarme o huir. A decir verdad no quiero verla pero la necesito aquí conmigo, ella es esa persona que me entiende pero me siento traicionada.

—Sabía que estarías aquí— la observo de pie, analizando su expresión expectante a su próximo movimiento. Puedo ver como da pasos torpes para acercarse a mi, yo en cambio retrocedo alejándome de ella. —¿Por qué te alejas?— dice con notable dolor en su voz y sus ojos lagrimiantes.

—Alejate de mi Elena— es lo único que logro decir mientras un nudo se forma en mi garganta y la voz se me quebranta. Y su mirada ¡Dios! Su mirada es un poema indescifrable, en ellos puedo ver confusión, decepción, arrepentimiento, pero más que todo dolor.

—Claro que no lo haré— dice con clara indignación. —ya vete— digo apretendo los dientes para intentar controlarme y no huir o hacer algo de lo que me pueda arrepentir. —Mariana tengo que hablar contigo— suelto una risa sin diversión y la miro directo a los ojos —¿qué quieres decirme Elena? ¿Que estás arrepentida? ¿Que no debiste hacerlo? ¿O es que acaso quieres decir que te acostaste con mi chico?— las palabras salieron de mi boca llenas de dolor, en cada una de ellas se podia notar lo jodido que se sentía que tu "amiga" te traicionará de esa manera.

—No me acoste con tu chico

—¿Hasta me lo vas a negar Elena? ¿Eh? ¿Ésta es la clase de amistad que merezco de tu parte?

—Mariana yo...

—No vengas a decir que lo sientes y por favor alejate de mi, no quiero volver a verte— digo sin permitirle decir una palabra. No quiero escuchar sus excusas. Ella ya no es nada para mi.

Le dí una última mirada para luego caminar fuera de aquel lugar tan especial para mí dejándola allí de pie con la cabeza gacha, sin permitirme mirar atrás.

Elena

Ella lo sabe ¡Maldición! Me pregunto quién se lo habrá contado. La verdad ahora mismo eso ahora mismo no me importa, sólo sé que debo remediar todo ésto, no puedo perderla, no a ella. Salgó de allí en su búsqueda, pero es inútil, he buscado en todo el parque y ni rastros de ella.

Debo darle su tiempo, dejarla que piense. Pero que ni crea que dejaré de buscarla, nuestra amistad aún no termina. Salgo del parque y me dirijo a la ciudad, al bar de Luis. Entro al bar dirigiéndome a la barra donde se encuentran 3 personas esparcidas en la misma mientras Luis les sirve sus tragos. Con algo de pesadez tomo asiento saludando al chico detrás de la barra. —Hey ¿Qué hay? ¿Tu otra vez por aquí? ¿Qué te trae por estos lados preciosa?— mantengo la mirada fija en él por aquel bombardeo de preguntas. —No me llames preciosa— digo rodando los ojos.

—Pero si lo eres PRECIOSA.

—Aggg que insoportable eres.

-—Ya ya ya perdón ¿me recuerdas tu nombre?

Me quede en silencio, pues no tenía ganas de hablar y ya éste chico me estaba colmando la paciencia. Me levanto para marcharme a mi casa, ya no quería soportar más las babosadas de éste chico. —Hey hey hey espera ¿a dónde vas? No te vayas— al girar veo como el da un salto por encima de la barra para llegar hacia mí sosteniéndome por la muñeca y arrastrandome al lugar donde me encontraba. —Ven, no te vayas— susurra despacio acercandose peligrosamente a mí. —Oye estúpido alejate, no me iré, pero manten tú distancia conmigo— digo ésta vez furiosa. Me la paso trago tras trago mientras las horas pasan. Ya la verdad no me importa, nada se me ocurre para aclarar las cosas con Mariana. Pido otro trago el cual es rechazado a ser servido, giro furiosa a Luis que se encuentra limpiando la barra. —sirveme otra maldito trago— no sé en que momento el alcohol se volvió algo tan necesario como ha sido el día de hoy. —Ya hemos cerrado preciosa— ¡oh rayos! Las 2 am. Maldición ¿cómo rayos pasó ésto? El tiempo pasó volando. Me apresuro a tomar mis cosas e irme allí.

—Oye oye oye, espera, te llevo a casa.

—No, gracias.

—Oye preciosa, sólo escuchame, no huyas de mí. Ya es muy tarde y no es seguro que andes por ahí sola, deja que te lleve.

Lo pienso unos minutos. La verdad tiene razón y no me queda mas que aceptar su propuesta. En todo el camino solo pienso en lo que le diré a mis padres. Está vez sí que me excedí.

Holaa.
Primero que nada disculpen la tardanza. Gracias por esperar.

Segundo, espero hayan disgrutado.
❤❤❤

Adelantada al tiempo Where stories live. Discover now