Adelantada al tiempo

Capítulo 26

Mariana

Con Elena me encuentro en lo de Luis, o como me gusta llamarlo, mi héroe. Mi amiga está detrás de mi cuando entramos al bar. No sé porque está así. Me da por pensar que es porque le preocupa el como saldrá adelante, y es que, aunque sea astuta y sepa manejar sus asuntos, jamás ha vivido sin la manta de sus padres, sin la ayuda de éstos para buscarle una solución a sus problemas. Pero su nerviosismo y pasos torpes me dicen que quizás ése no sea el problema. Quizás conozca al chico que aquí reside, pues, al llegar me comentó que conocía el lugar y hasta me cuestión el porque nos encontrábamos allí.

Nos acercamos a la barra y allí está el haciendo malabares con los botellas de licor y quedo embobada al ver sus brazos fuertes flexionarse.

—Hola Luis— saludo con demasiada emoción, pues me alegra bastante el poder verlo y saberlo bien.

—¡Vaya que sorp...!— su voz se apaga al ver a mi acompañante, sus ojos denotando sorpresa y la sonrisa que estuvo en sus labios por unos segundos al escuchar mi voz, ha desaparecido. En sus ojos está la ilusión, felicidad, pero al mismo tiempo puedes notar la nostalgia, las ganas de correr a ella pero no poder hacerlo.

—Oye Luis, quería saber si podemos pasar la noche aquí— su mirada está fija en mi amiga por lo que deduzco que no ha escuchado lo que he dicho.

—¡Oye Luis! — trato nueva vez de llamar su atención. Intento saber que le pasa, su rostro se ha enrojecido y sus ojos se han llenado de lágrimas y es entonces cuando decido mirar a mi amiga quien, por una extraña razón, está de la misma manera. Su nerviosismo es notable pero la nostalgia en sus ojos, al igual que a Luis, también es notable, el arrepentimiento y quizás un toque de culpa.

Esos dos tienen asuntos por resolver y es entonces cuando decido alejarme para que puedan hablar, sí es que lo hacen.

Miro como Luis pasa por encima de la barra para colocarse justo en frente de Elena. Puedo ver desde una de las mesas donde me he posicionado muy cerca de donde los he dejado que, limpia su rostro como sí unas lágrimas se hubiesen deslizado por su rostros y es cuando veo a mi amiga acercarse a él tomar su cabeza y colocarla en su hombro mientras éste la abraza por la cintura. Sus cuerpos juntos, sus cabezas hunidad en el hueco de sus cuellos e intentando unirse aún más en aquel abrazo, es como si con ese simple contacto se dijeran de todo, es como si se hubiesen extrañado, como si se hubiesen necesitado. La emoción en mi es tal que unas lágrimas ruedan por mi rostros. Es tan tierno verlos de ésta manera, pero aún así la confusión en mi es mayor, Elena debe explicarme que ha pasado entre ellos.

Luis

Es un día como cualquier otro en el bar, bailes, tragos, música y más tragos. No muy movido pues, eso sólo pasa los fines de semana pero aún así los tragos son servidos con mucha frecuencia.

Me encuentro tras la barra junto a mi ayudante cuando escucho que me saludan de una manera muy efusiva, es Mariana, reconozco su voz. No me había percatado que había entrado pues estaba concentrado sirviendo tragos. Le había dicho a los de seguridad que ella podía entrar cuando quisiera así que sé, no tuvo problemas para entrar.

Mi vista se dirige a ella al escuchar su voz y trato de responderle el saludo con la misma emoción puesto que si me alegra bastante el poder verla, no del todo bien, pues aún se le nota débil aún por lo sucedido, pero mi voz se corta al percatarme de que viene acompañada, que es la chica que he querido volver a tener cerca de mi. De quien las visitas a mi bar me alegraban, ella, esa chica que me besa en el pasillo de mi hogar. No me importa nada, no se si tendrá novio o si el tal Diego y ella tendrán algo, sólo se que aquella barra que nos separa en éstos momentos es diminuta, y tan baja que no nos llegan ni a los talones. Así la siento. Sin pensarlo dos veces me acerco a ella saltando por encima de la barra. Me coloco frente a ella, aún no puedo creer que ha vuelvo aquí, me concentro en su mirada, está igual de emocionada que yo. Estoy nervioso, no lo negaré. Ella es tan hermosa, quiero decirle que lo que pasó aquella vez no tiene importancia, que la quiero aquí conmigo, sus labios sobre los míos nueva vez, que me arrulle entre sus brazos y que jamás me suelte. Quiero decirle que la quiero conmigo el resto de mis días. Que sé que no nos conocemos lo suficiente pero que aún así es la estrella que brilla en mi oscuro cielo, que es quien le ha dado color a mis días grises. Decirle que ¡Joder! Su simple presencia me alegra el día. Pero una sola palabra no sale por mis labios pero soy preso de las emociones que me embargan y las lágrimas caen de mis ojos, pero no me importan porque son lágrimas de felicidad, de verdadera felicidad de tenerla aquí.

Ella toma mi rostros entre sus manos y su mirada clavada en la mía igual de emocionada. Su rostro sonrojado y sus ojos llorosos. Nos hemos dicho tanto sin siquiera mencionar palabra alguna. Sus manos bajan a mi cuello y me acerca a ella, la abrazo por la cintura y uno nuestros cuerpos fundiendonos en un abrazo que tanto necesitabamos. La sostengo fuerte entre mis brazos pero sin lastimarla, no me perdonaría el algún día llegar a lastimarla. Nuestros rostros escondidos entre el cuello del otro haciendonos perder en nuestra propia burbuja, olvidandonos de todo a nuestro alrededor.

Levanto mi rostros, la miro directo a los ojos y con ella aún en mis brazos, donde siento que pertenece, la beso, la beso con necesidad, como si fuera lo último que haría en mi vida. Ella me responde el beso y es la mejor sensación de todas, poder volver a sentir sus labios sobre los míos al compás de aquel ritmo que hemos creado nosotros mismos. Me separo de ella como puedo, pues la sensación es tan gloriosa que se me dificulta pero aún así volvemos a la posición inicial y siento que tengo el mundo entre mis brazos.

Hoooooliiiiis, les confieso que disfrute mucho escribir éste capítulo, espero que también hayan disfrutarlo leerlo.

La canción allá arriba, siento que va perfecta con éste capítulo y por cierto, también es mi segunda canción favorita.

Besos😘😘❤️❤️