Capítulo 7

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Antes que todo, éste capítulo se lo quiero dedicar a alguien sumamente especial, es una persona increíble. He tenido el placer de charlar con esta persona y además es quien me ha inspirado para escribir mi primera historia que es ésta. Ella es mi escritora favorita aquí en Wattpad y la verdad es que, no se, es inexplicable como me siento. Gracias por todo mi querida!! Este capítulo es para ti!! Te quiero mucho! ❤💕 lissyGrey
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Ahora !! Disfruten la historia! ❤

Elena

4:30 pm. Hace ya media hora que concluyó la escuela por el día de hoy y aún me encuentro aquí sentada en uno de los bancos del frente, no quiero llegar a casa, pues no se, quiero pensar e intentar relajarme. Veo como Mariana y Diego vienen saliendo del edificio de la escuela charlando muy animadamente. Ellos son de ese tipo de belleza que combina a la perfección siendo tan diferentes pero parecidos a la vez. Lo se porque los conozco a ambos. Al llegar a la puerta de salida sus miradas son una sola, puedo ver desde donde me encuentro sus labios moverse al decir algunas palabras. Y puedo jurar que el mundo se me cae a los pies nueva vez al ver como sus labios se conectan en un beso apasionado sin llegar a lo vulgar como símbolo de despedida, al finalizar con aquella muestra de afecto ambos toman rumbo separados. Mis ojos se cristalizan una vez más pero lo contento, no puedo permitirme llorar una vez más por alguien que nisiquiera me pertenece, suelto el aire retenido, me levanto y salgo de la escuela sin rumbo fijo caminando por las calles de ésta ciudad.

Sin caer en cuenta como, llegue a las afueras del pueblo, llegando así, al centro de la ciudad. Miro a mi alrededor y estoy frente aun bar que se me hace atractivo pero que al mismo tiempo me aterra porque nunca he estado en uno ni he tomado alcohol, nunca me llamo la atención. Miro lo que traigo puesto pero no me importa, de igual manera me adentro en aquel bar llena de dudas sin saber con exactitud lo que estoy haciendo. La luz es escasa a pesar de que es de día, las paredes son de color azul marino con mesas de color blanco, hay unas tres personas al fondo del bar en mesas diferentes debido a la hora. Camino hasta la barra y me posiciono en una de las sillas que se encuentran allí. —¿Qué le sirvo?— pregunta aquel chico no mayor de 25 años a juzgar por su apariencia, pelo color negro por los hombros y piel blanca. —Algo para ahogar mis penas — contesto a lo que el chico detras de la barra empieza a preparar algo. —tengo algo que te gustará — dice el chico, yo solo asiento mientras espero el trago. Se ve asqueroso, pero no me importa. Como principiante al fin, pruebo un poquito y esto es repugnante. —debes tomarlo de un tirón — escucho que dice el chico que me atendió. Yo muerta por la vergüenza así lo hago, el debió notar que no se de éstas cosas. el sabor mejora al tomarlo como me indicó. El chico me sirve otro trago a lo que le agradezco con un asentimiento de cabeza y lo tomo de la misma manera que el anterior.

—No pareces una chica amargada— yo lo miro a los ojos sin responder.

—¿Qué te trae por aquí?

—Eso es algo que no te interesa. Dame otro trago por favor. Luego de unos cuantos tragos más ya estoy dudando si debo levantarme de donde me encuentro sentada. Tengo los tragos en la cabeza pero aún estoy consciente de lo que digo y hago. —¿Sabes? Todos alguna vez nos equivocamos en el amor y pensamos por un momento que ese ser que tanto admiras te puede llegar a querer, pero vuelas tan alto que al caer no imaginabas que el golpe sería tan fuerte.— Digo sin esperar una respuesta pero este chico me sorprende — sí esa persona te hace tocar el cielo y se le olvida que también tienes sentimientos, entonces no es la persona para ti— lo miro a los ojos nueva vez sorprendida por lo que acaba de decir mientras éste me sostiene la mirada — ¿tú qué sabes de eso?— pregunto. —mucho más de lo que podrías imaginarte. Y dime, ¿por qué tan destrozada?— pregunta, pero no se si debo confiar en el, parece de fiar pero es un desconocido para mi —puedes confiar en mi— dice como si me leyera el pensamiento.

— Bueno— digo pensando como iniciar. — Pues, ya tengo que irme —dice mientras coloco dinero encima de la barra —la casa invita— dice éste a lo que sonrio en símbolo de agradecimiento y me dispongo a levantarme e ir a casa pero es inútil ya que al hacerlo me voy de narices al suelo golpeándome la cara. Soy una estúpida. Y comienzo a llorar, allí, delante de todos los que se encuentran en el bar, pues ya es de noche y está lleno. Me siento terrible. No se como pero aquel chico llegó donde estaba y me ayuda a levantar. —¿Estas bien cariño?— lo miro a los ojos y puedo ver en ellos la preocupación y puedo apostar que hasta un poco de dolor —¿cuál es tu nombre?—pregunto mientras nuestras miradas aún no se separan. — Luisandro, pero me puedes llamar Luis— responde el chico, me limito a asentir.

—Luis ¿para qué nos enamoramos si al final saldremos lastimados?

—Mira querida ¿cuál es tu nombre?.

—Elena

—mira querida El

—Elena, mi nombre es Elena.

—Bueno como sea, el punto es que cuando sentimos algo grande por alguien, es tan inexplicable como el surgir de la planta mas extraña que pueda existir en ésta tierra, tan mágico como como el mismísimo cielo, tan increible que a penas y te lo crees pero tan realista que asusta, que hiere y olvida.

—Luis yo...

—lo se, no sabes que decir, todos dicen lo mismo pero tranquila, ya debes ir a casa.

Me levanto con su ayuda y voy fuera de aquel bar. Al salir tomo un taxi para volver a casa. En el camino a casa reviso mi teléfono y ¡Santo Dios! Es sorprendente pues ya es media noche y aún no llego a casa. Creo que alguien sera castigada por el resto de su vida.

 
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Disculpen que es algo cortico! Los próximos serán más extensos! 🙌

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Adelantada al tiempo Where stories live. Discover now