Capítulo 12

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Elena

Ya sabrán lo que pasó esa noche con mis padres. Ahora tendré escoltas estúpidos yendo tras de mí a todos lados.

Al salir de casa para ir a la escuela papá se encuentra frente a ésta con un chico que, a simple vista, debe tener cerca de 23 años, de alta estatura, pelo negro piel no tan blanca. Realmente es apuesto. —Oye cariño, el es Ramón. Estará cuidando que te portes como la señorita que eres— oh genial, papá me ha conseguido una niñera.

—Anda ven ¿qué esperas? Saluda que se les hará tarde para ir a la escuela, no te quedes allí parada.

Me le quedo mirando a aquel chico, examinándolo de pies a cabeza, posando luego mi mirada en papá, quien me hace un gesto para que salude a Ramón de una vez por todas pero solo me limito a realizar un movimiento de cabeza como símbolo de saludo.

Partimos rumbo a la estación del autobus. Me colo mis auriculares pero aquel chico me los arrebata de un jalón.

—Oye ¿qué te pasa?— grito eufórica por aquella acción, sitiendo arder la sangre. No me gusta que invadan mi espacio personal y ese chico acaba de hacerlo.

—Deberías ser más educada y dejar estos a un lado cuando tienes compañía— dice Ramón alzándo los auriculares en sus manos para luego colocarlos en su bolsillo derecho del pantalón.

—No eres compañía, eres un simple empleado de mí padre que no debe meterse en mis asuntos así que regresamelos por favor— extiendo mi mano, refiriéndome a mis auriculares.

—Señorita, no se los daré, ahora solo avance que llegará tarde a la escuela— me quedo allí de pie mirando como se aleja unos cuantos pasos de mi. —Vamos, se le hará tarde— vuelve a anunciar. —éste idiota— digo en un susurro rodando los ojos sin percatarme que Ramón estaba tan cerca que le fue posible escuchar aquello que dije. —Perdone señorita, pero ¿qué fue lo que dijo?

¡Agh! ¿Quién se cree este chico?. Digo en mis adentros mientras una sonrisa maliciosa se forma en mis labios. —he dicho que eres un idiota ¿contento? Ahora vamos que se me hará tarde. —dicho ésto retomo el paso a la parada que nos dirigíamos.

Al llegar a la escuela y entrar al salón de clases me doy cuenta de que al lado de Mariana se encuentra Sofia, es una chica que me cae como balde de agua fria en invierno. Es que, es insoportable y lástima que se encuentre en el que siempre fue mi puesto, allí junto a mi mejor amiga.

No me queda de otra más que tomar asiento en uno de los disponibles al final del salón. Y a decir verdad odio estar hasta el final, es como si estuviera excluida, yo le llamo el habitad de los simios porque eso son esos que allí se encuentran.

El día transcurrido entre clases aburridas en las que me fue imposible no mirar hacia donde se encontraba mi amiga y en una que otra ocasión mira a la puerta del salón y podía ver al estúpido de Ramón allí de pie examinando con determinación todo el salón concentrando mas su mirada en mí.

Mariana y Sofia se levantan y salen del salón. —Maestra ¿puedo ir al baño?— nisiquiera espero su respuesta y salgo de allí. Voy en la misma dirección a la que giraron las chicas y las busco con la mirada pero nada, me dirijo al patio trasero de la escuela y allí se encuentran.

Puedo ver como Sofia mueve sus brazos eufórica, mientras  le grita a Mariana. ¡Esa perra! Ésta última está cabizbaja. Sofia se aleja del lugar.

Ésta es mi oportunidad.

—No le hagas caso, ya sabes como es.

Es lo único que digo para llamar su atención. Ella levanta la mirada y la posa en la dirección en la que se fue Sofia, dandome a entender que sabe a que me refiero. Se que está pensando en huir de mí, lo puedo ver en su mirada.

—Necesito hablar contigo, debemos arreglar ésta situación. No debemos dejar que ésto dañe nuestra amistad.

—¿Amistad? ¿A eso le llamas amistad Elena?

No entiendo, sus palabras salieron de sus labios llenos de furia, dolor y desesperanza. —¿Qué te pasa? ¿Por qué me hablas de esa manera?— la confusión se apodera de mi. No logro descifrar a que se refiere. Me acerco unos pasos cautelosa, esperando que se mantenga en el mismo lugar. Pero no funcionó. Ella retrocedió advirtiéndome que no me le acercará.

—¿Qué me pasa? Wao Elena.

—En verdad no lo se Mariana. Agradecería sí me das las noticias, porque enterada no estoy.

—Amiga yo...

—Las amigas no traicionan de esa manera— Mariana no me dejo terminar y dio media vuelta y se marchó, dejándome allí aún más confundida, más dolida, con menores oportunidades y ninguna alternativa.

Hola

Espero hayan disfrutado éste capítulo.

Gracias por el apoyo
Se les quiere

Pd: No se les olvide comentar acerca de la historia😘

Adelantada al tiempo Where stories live. Discover now