Capítulo 15

20 6 1
                                    

Mariana

Sábado en la noche, se que era peligroso, pero me encontraba en el único lugar donde me sentía segura, donde todas las fuerzas volvían, la esperanza me acompañaba y las dudas se aclaraban. Sí, estaba en mi guarida no tan secreta.

No me importaba que aquel lugar lo conociera alguien más y que ese alguien sea Elena, más bien me alegra que sea ella quien lo conozca, pero aquí me siento yo misma, siento que aquí nada ni nadie puede dañarme.

Descanso mi espalda en el mismo árbol de siempre, éste se ha vuelto mi compañero y amigo, a quien le cuento todo lo jodida que es mi vida. Unos tienen mascotas, otros almohadas y algunos amigos y yo, yo tengo un árbol.

Mi mente vuela lejos perdiendose en cada recuerdo, cierro mis ojos y de ésta manera mi imaginación vuela aún más alto y caigo en un sueño profundo en el que me encuentro con Elena y la historia nueva vez se repite y las lágrimas caen mientras le grito que es una traidora que no merece ser llamada amiga, esta besando a mi Diego y lo abraza mientras él la abraza mas fuerte.

Despierto agitada, furiosa y mis mejillas húmedas, lo sentí tan real que hasta mis lagrimas fueron reales.

Me levanto, tomo mi teléfono para mirar la hora, mis ojos se abren como dos platos, son las 3 am. ¡Oh Dios santo! ¡Soy chica muerta! Mis padres me mataran.

Salgo lo más rápido que puedo del parque para dirigirme a mi casa. El trayecto a casa es de mucha tensión y suspenso, no puedo evitar sentir nervios, las calles solitarias y con poca luz. Es realmente aterrador.

-Oye- giro pero no hay nadie, apresuro el paso mucho más aterrada que antes. Solo pienso que debo llegar a casa y mientras más rápido, mejor.-Oye ¿a dónde vas tan de prisa?- juro que ya no pude contener y las lágrimas caen por mis mejillas. No siento mis piernas, estoy caminando por instinto, siento como si en algún momento mis piernas dejarán de funcionar y caeré al suelo.

Respiro profundo al notar que ya me encuentro cerca de casa. Trato de acelerar aún más mis pasos y es allí cuando pasa aquello que temí todo éste tiempo.

Tropiezo con no se qué y puedo sentir como mi cuerpo se acerca al pavimemtodo provocando que, al impactar, me lastime la cara, pero no siento dolor, lo único que siento es el miedo apoderarse de mi ser.

Me toman de ambos brazos y me levantan del suelo, el terror se podera completamente de mi, mis manos tiemblan mucho más, mi vista se torna borrosa por las lágrimas que se han acumulado. Intento correr, pero mis piernas no responden, intento safarme, pero aquellos brazos me toman aún más fuerte. Mis mejillas húmedas, ya las lágrimas han desbordado y tomado su curso, ya no las puedo detener.


-Ya tranquila - ese susurro, conozco esa voz, siento unas manos rodearme la cintura hasta unirse al frente de mi cuerpo.


-Di.. Di.. Diego ¿eres tú?- mi voz se quiebra, me siento protegida, mi cuerpo aún tiembla como loco. El alivio que siento es inmenso al sentirlo aquí conmigo, al saber que es el quien se encuentra allí. Tiro mi cabeza hacia atras recostándola en su hombro. Después de unos minutos en los que me relajo, doy media vuelta comfirmando de que sí se trataba de Diego ¡Mi Diego! Quedando cara a cara.


Sus ojos verdes fijos en los míos, esos que me han transmitido una paz increíble en estos momentos. Lo abrazo, lo abrazo tan fuerte deseando que jamás se vaya de aquí, y dando las gracias por estar aquí. El no espera ni un segundo y me recibe gustoso, abrazandome fuerte, como si su vida dependiera de ello.


-No sabes cuanto extrañaba ésto- dice a mi oído refiriendose a aquel abrazo que, tanto yo también extrañaba y necesitaba. No digo nada, solo me mantengo allí, gozando de estar entre sus brazos.


Nos separamos lentamente sin permitir que nuestras miradas se separen y vuelvo a perderme en ese verde de sus ojos cual bosque en primavera.


-Esas voces ¿eras tú? - el miedo vuelve a mi mientras mi cuerpo vuelve a temblar. -Ssssh tranquila, calmate, te vi caminar sola y quise acompañarte pero sólo caminabas cada vez más rápido, te vi caer y corrí a ayudarte. Perdón por asustarte princesa- lo abrazo nueva vez, acercándolo lo más que puedo a mi cuerpo. -Gracias Die...-toma mi cara entre sus manos y me besa, me besa con furia, pasión, desespero, calma y suavidad. Le sigo el beso, pero me aparto abruptamente al recordar que estuvo con mi mejor amiga, lo miro mientras una lágrima resbala por mi mejilla y corro, corro la distancia restante para llegar a casa, no quiero que me alcance, no quiero verlo, ese beso fue un error, el quererlo tanto es el más grande de mis errores.

💫💖❤

Adelantada al tiempo Where stories live. Discover now