Capítulo 28

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Mariana

Me he preguntado una y mil veces porque soy así, el porque digo las cosas sin antes analizar para luego arrepentirme de cada palabra. Quisiera saber porque en los momentos de ira o de dolor actuo de tal manera.

Nueva vez he lastimado a mi amiga. Mi jodida personalidad ha provocado que aquella persona que ha dejado todo por mi ya no esté allí conmigo.

 
Tras aquellas últimas palabras Elena salió del bar y yo me dirigí al pequeño pero acogedor espacio de Luis. Entendí que primero debía calmarme antes de poder enfrentarla, pues ella ha de estar muy dolida, además no tiene donde ir. Así que no debió ir muy lejos. Luis me dio unas pequeñas instrucciones antes de partir. Dijo que debía salir a buscar algo, pero sé que fue en busca de mi amiga.

Soy una idiota. Aviento mis cosas al suelo provocando un desorden en medio de la sala de estar. De pronto siento mi corazón latir muy rápido, mi muñeca sangra de la fuerza ejercida al lanzar mi cosas y la herida en mi cuello empieza a palpitar. Me siento débil. Mi vista poco a poco decae y caigo en la inconsciencia

Luis

Salgo del bar, mirando a todos lados. Ella no puede estar muy lejos. Corro carretera hacia arriba y no la veo por ninguna parte. Hago lo mismo en dirección opuesta y nada. ¿Dónde se habrá metido ésta niña?. Vuelvo al bar, pero no entro, me quedo allí esperando al menos ver su silueta e ir a buscarla.

Escuchos unos quejidos, como de alguien que está llorando. Giro cauteloso y es ella. Está recostada en un árbol casi al lado del bar. Sus rodillas levantadas y su rostros entre éstas mientras las abraza. Su cabellera anaranjada callendo sobre sus brazos. Dejando a la vista solo sus pies.

Me acerco y sin soltar una sola palabra me siento a su lado y la tomo entre mis brazos. Al principio se tensa, pues no se percató de mi presencia. Mis ojos están llorosos de sentirla y saberla de ésta manera. La abrazo fuerte para demostrarle que no está sola y jamás me iré de su lado.

Luego de unos largos minutos se ha calmado, ella aún en mis brazos, se siente tan bien que no quiero soltarla.

—Oye, no entiendo muy bien lo que ha pasado allá dentro. No sé porque ese chico me ha golpeado y mucho menos el porque Mariana se ha puesto tan a la defensiva contigo. Pero lo que sí sé es que no me importa, no me importa nada de eso. Yo... Soy muy malo con las palabras...

—Luis no es necesario, yo no nece...

—Ssh, silencio Elena. Solo quiero decir que pase lo que pase no te dejaré sola. Siempre estaré contigo, justo aquí. — Digo señalando su corazon. — Sí algún día estás mal, sientes que no tienes fuerzas, solo recuerda que siempre estoy contigo.

Ella me mira, y sus ojos llorosos se impregnan en los míos.

—Luis, agradezco mucho el que me quieras brindar tu apoyo pero.— Su voz se quiebra y mi alma se parte de dos, respira un poco y continúa. — pero, ¿sabes las personas que me han prometido que estarían y ya no están? ¿A caso sabes la cantidad de personas a las que les he dado mi apoyo incondicional y me han traicionado? ¿Acaso sabes lo jodido que es ser una buena persona y que nadie lo crea o que se aprovechen de eso? Y mira, dejé todo, en serio, todo, por mi mejor amiga. No tengo donde ir, ni donde comer y mucho menos alguien que me apoye. No tengo nada por estar con ella, por no dejarla sola cuando nadie más se quedó a cuidarla y nisiquiera lo ha valorado. Disculpa mi desconfianza, pero es que ya confiar en el alguien es casi misión imposible para mi. Dicen que el dolor te cambia, y la verdad a mi me ha cambiado.

—Elena, ya es tu decisión. Está noche te quedarás conmigo. No puedo permitir que estés en la calle ¿sí?. Así que levantante y vamos adentro. Y no acepto un no como repsuesta. Anda vamos.

Me levanto y espero allí de pie a que Elena haga lo mismo, pero no lo hace. Ruedo los ojos y procedo a tomarla y levantarla para llevarla adentro. Si no quiere ir por las buenas, irá por las malas. Lo mejor de todo es que no se ha quejado y es algo extraño puesto que las veces que estuvo en mi bar siempre se quejaba por algo y ésta vez es tan distinto, sólo se ha dejado llevar.

La llevo a mi cuarto y la recuesto en la cama. Se ve tan vulnerable que la coloco con extremo cuidado; como si al caer sobre el colchón se rompiera en mil pedazos. Le quito su chaqueta y los zapatos que trae puestos, la cubro con las sábanas y me voy para que pueda descansar.

—Oye, ¿a dónde vas? No te vayas.

Me acerco a ella y le doy un beso en los labios. — No me iré, ya vuelvo.

—Gracias.

 
Mariana

Me despierto y Luis no ha vuelto a lo que me dispogo a lavar y cubrir mis heridas y alistarme para dormir.

Estoy en el sofa de Luis, que es convertible a cama. Estoy recostada cuando lo veo entrar con Elena en brazos. Una alegría indescriptible me embargó pero la decepción de mis palabras fue más fuerte. Me mata el saber que por mi actitud haya perdido una gran amiga, la mejor de todas. Y todo por mis celos estúpidos.

Veo a Luis salir del cuarto. Su rostros entristecido, enrojecido y sus ojos llorosos. Se dirige a la pequeña cocina sin siquiera mirar a mi dirección. Me acerco y lo veo tomar un vaso de agua.

—Oye, Luis; lamento mucho lo de hace rato. Yo no, no quería armar una escena pero me dejé llevar por la rabia y...

—¿A caso eres consciente del daño que le has hecho? ¿A caso sabes de la desconfianza que tiene a las personas? ¿O por lo menos te importa que haya dejado todo por ti?

—Luis yo... No, no

—¡Maldita sea Mariana! ¡La has lastimado bastante y tu única excusa es que sentiste celos! Ya me voy, descansa.

Y dandome una última mirada se dirige al cuarto donde está mi amiga. Yo solo me quiebro aun aún más. Está vez si fui demasiado lejos. Me voy a la cama y las lágrimas caen sin cesar.



Espero lo hayan disfrutado💕
Besos 😘😘💕💕

Adelantada al tiempo Where stories live. Discover now