Capítulo 29

27 7 11
                                    

Elena

¿Quién diría que estaría aquí? Justo en la cama de Luis. Fue muy bello de su parte el que me ofreciera su hogar. En éstos momentos soy un mar de emociones, mi cabeza está como un nido de aves. Tan clara a simple vista, pero tan complejo y enredado por dentro. Tengo ganas de llorar, pero aquellas gotas saladas no quieren salir de mis ojos. Solo me encuentro allí, acostada de lado mirando hacia la nada. Sin saber que pienso, pero pensando en todo a la vez.

Siento la cama hundirse a mi lado y sin voltear se que se trata de Luis. Lo siento moverse, acercandose cada vez más a mi cuerpo hasta que queda totalmente pegado al mío mientras me abraza fuerte. Como sí me fuera a ir, pero sobre todo, con un aura de protección, de seguridad; de saberme bien. No me aparto, pues es muy gratificante y placentera la manera en la que nos encontramos.

Luis deposita suaves besos desde mi cabeza hasta mi cuello, deteniendose más tiempo en éste segundo lugar. Cierro mis ojos para poder disfrutar más de aquella sutil pero desenfrenada sensación. Sus besos se expanden a mi mejilla a lo que giro quedando recostada boca arriba y nuestros labios se encuentran, formando una baile tan mágico entre nuestros labios, tan necesitado, desenfrenado, pasional y emocional. El calor de nuestros cuerpos es palpable, el deseo notable en todos sus sentidos. Luis se posiciona justo encima de mi haciendo de éste beso aún más intenso. Puedo sentir lo que esto a provocado en él. Su deseo tan latente pero tan explícito al mismo tiempo, su cuerpo sobre el mío en una perfecta sincronía mientras capas de tela impiden el acto más íntimo que puede existir entre dos cuerpos deseosos.

Luis se separa y vuelve a su lugar en la cama, justo a mi lado. Lo escucho quejarse. Mis ojos aún cerrados asimilando lo ocurrido. Abro mis ojos y el chico a mi lado se encuentra de la misma manera que yo. No lo pienso dos veces y me coloco sobre el, atrapando su boca con la mía. Moviendo mis caderas con sutileza sintiendo su deseo arder. El toma mi blusa pasandola por mi cabeza, dejando al descubierto la parte de arriba de mi cuerpo. Recuerdo aquella vez que me vio de ésta manera, la intensidad de aquel día. En un giro inesperado volvemos a la posición inicial luego que se despojara también de mi brasier. Veo como me come con la mirada, apreciando mis pechos desnudos debajo de él. Tomo su camisa, imitando la acción de hace un rato conmigo. Quedo embobada al ver su abdomen definido, sus brazos fuertes y su pelo largo cayendo al frente de su rostro. Dios, éste chico es un sueño. Nos despojamos de nuestros pantalones, quedando solo con aquello que cubre nuestra inimidades. Con el calor a flor de piel, la sensación de tenerlo entre mis piernas mientras mueve sus caderas adelante y hacia atras. Provocando nuestros gemidos más de una ocasión y haciendo de este éste momento único entre nosotros.

***

A la mañana siguiente al despertar, estoy sola en la cama tapando mi cuerpo con las sábanas. Por alguna extraña razón mis cosas están en el cuarto, pero no recuerdo haberlas traído hasta aquí. Debió ser Luis quien las trajera hasta aquí.

Me levanto, busco una muda de ropa, una toalla y mi cepillo de dientes y me dirijo al baño justo al lado del cuarto. Al salir de éste veo al chico que me acompañó toda la noche sentado en la sala de estar levantarse darme los buenos días mientras me toma por la cintura y deposita un suave beso en mis labios.

—Buenos días.— Respondo embobada por tal acto. Después de aquel acto me dirijo al baño y al entrar en la regadera me cuerpo se relaja al sentir el agua correr por mi cuerpo. Por un momento me olvido de todo el drama que he estado pasando y me dedico a disfrutar de aquella sensación que tanto me gusta. Al terminar cepillo mis dientes, me visto y salgo de allí para encontrarme con un Luis sonriente esperándome en el pequeño comedor con unos sándwiches y dos vasos de jugo. Me parece tan tierno que no dudo en tomar asiento y degustar lo que a preparado que, si bien no es algo del otro mundo, tiene un sabor exquisito. Terminamos nuesros desayuno entre bromas y risas. Al terminar lavamos los platos y nos sentamos en el sofa a charlar.

Después de unos minutos dirijo mi vista a la puerta principal en la que se encuentra algo colgando. Me levanto y tomo aquello en mis manos. Es una carta, la abro y es la letra de Mariana, lo sé porque es tan bella y prolija que da envidia. Podría mirar esa letra a cientos de kilometros y aún así la reconocería.

Elena,

lamento mucho todo lo que dije e hice. Lamento el haberte hecho dudar, el haberte hecho creer que tomaste la peor decisión al dejarlo todo por mi. Agradezco que hayas hecho tantas cosas por mi y que yo no haya sabido valorarlas. Agradezco que hayas enfrentado tus padres solo por mi, eso ya fue otro nivel. Eres la mejor persona que he podido tener en mi vida y es por ello que he decidido alejarme de ti, solo te he hecho daño y mi consciencia no permitiría el seguir haciendolo. Espero puedas entender. No me busques, no sabrás donde estaré. Siempre recordaré aquel lugar donde pasamos tanto, tan escondido pero tan perfecto para nosotras. Prometo que volveré, solo tenme paciencia. Necesito un tiempo para mi, para reflexionar y ser una mejor persona por y para ti, porque mereces alguien que si sepa valorarte como amiga y aún no he podido hacerlo. Te amo preciosa y cuidate mucho, nos vemos pronto.

Te ama, Mariana Valdez


Bueno😊💕
Feliz Domingo.

Espero hayan disfrutado. 🙌😊💕

Adelantada al tiempo Where stories live. Discover now