CAPÍTULO I. LA NOCHE DE LAS ESTRELLAS

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Viernes, 14 de noviembre de 2025.

- Vamos titi, que tenemos la reserva para las 22:00 y son las 21.30. Vamos a llegar tarde, dijo Alfred nervioso.

- Ay Alfred, relájate un poco que llegamos de sobra y si llegamos un poco más tarde no pasa nada, no vamos a perder la reserva – dijo Amaia tranquila mientras se ponía rímel en su ojo derecho.

- Amaia, te quiero más que a nada en este mundo y eres increíble, sólo tienes un pequeño defecto y es la impuntualidad, te da igual todo. – contestó Alfred soltando una carcajada.

- Pues que la mesa espere por mí, si no, yo soy feliz comiéndome un kebab en cualquier puesto dijo Amaia provocando en Alfred un ataque de risa. – Alfred, te lo estoy diciendo en serio, respondió Amaia divertida.

- Titi, pero ¿cómo vamos a comer un kebab en nuestro aniversario? Quiero que esta cena sea especial.

- Para mí que estés tú hace que cualquier situación sea especial. Es lo único importante, Alfred. Me da igual el lugar, la hora o la comida sólo necesito tu presencia, susurró Amaia acercándose a él lentamente dándole un tierno beso en los labios con una mirada que dejaba clara sus intenciones.

Alfred carraspeó y salió del ensimismamiento que le provocaba Amaia cada vez que se acercaba. Aún se ponía nervioso, seguía sintiendo ese cosquilleo en su estómago, y por qué engañarse, en sus partes íntimas, cada vez que Amaia se le acercaba y le susurraba algo al oído.

- Ay Amaieta, no me líes que te acercas a mí y se me olvida hasta mi nombre. Venga date prisa que no me gustaría perder la reserva, por favor, titi.

- Vaaaaaale, dame dos minutos y ya acabo, dijo Amaia.

Amaia sonrió y miró a Alfred a través del espejo, le miraba embobado apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una sonrisa en la cual se apreciaban sus paletas separadas. No podía creer que ocho años después siguiese tan enamorada de él como el primer día. Para ella, Alfred era todo lo bueno que había en esta vida, era su hogar, su refugio, su máximo apoyo y quien mejor le entendía.

Tras eurovisión, su relación no fue fácil, las redes sociales se empeñaban en separarlos, acusaciones de cuernos y de que su relación era falsa. Estaban en el ojo del huracán, intentaban llevarlo con toda la naturalidad del mundo, sabían que el "boom" OT2017 pasaría, y podrían vivir tranquilos y disfrutar de su relación, pero no veían la luz al final del túnel. Ambos eran personas muy inseguras y a veces llegaron a dudar de su relación por todos los comentarios negativos que tenían que soportar de las redes sociales. Además, cada vez que se separaban, el mundo se les venía encima puesto que se echaban de menos. No obstante, septiembre llegó, y con ello una nueva edición de operación triunfo, dejando a los antiguos triunfitos más tranquilos, especialmente en el ámbito privado.

Amaia se mudó a Barcelona con su hermano, pudiendo llevar una vida cerca de Alfred, ambos publicaron su disco, los cuales fueron éxitos de ventas y su relación pasó al ser suya, como llevaban deseando tanto tiempo. Disfrutaban de Barcelona, de su aparente tranquilidad pese a ser famosos sin tener que pararse cada dos metros. Es cierto que a veces les paraban, siempre con respeto para pedirles una foto, autógrafo o simplemente para transmitirles lo que su música provocaba en ellos, pero no era Madrid, en dónde se desataba la locura cada vez que pisaban la capital. Cuando Amaia cumplió los 21, se mudaron juntos al barrio de L'eixample, en Barcelona hasta la fecha actual. Era un piso con dos habitaciones, en el cual en una de ellas tenían montado un estudio de música, donde tenían todos los instrumentos, su dormitorio, salón, baño y cocina. Habían tenido sus altibajos en la convivencia, como cualquier otra pareja, especialmente por lo desordenada que era Amaia y lo ordenado que era Alfred, aprendiendo ambos a convivir con sus manías, puesto que el amor que sentían el uno por el otro era mayor.

Soñar contigo.Where stories live. Discover now