CAPÍTULO IV: VUELTA A CASA.

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Eran las 9 de la mañana cuando Alfred abrió los ojos. Se levantó silenciosamente y empezó a recoger la mesa de la cena de la noche anterior. Estaba terminando de doblar la silla cuando notó que unos brazos le abrazaban por detrás.

- Buenos días-dijo Amaia somnolienta dándole un beso en la nuca.

- Buenos días, ¿qué tal has dormido?-preguntó Alfred con una sonrisa en la cara.

- Pues bueno, dentro de lo poco que hemos dormido ambos, -dijo con una sonrisa pícara en la cara- , muy bien. Aún creo que todo esto es un sueño bonito. Asimilando que estamos prometidos–dijo mirando su anillo sin parar de sonreír.

- Pues no estás soñando Amaix, esto es la realidad. Realidad a la que por desgracia debemos volver después de esta magnífica noche de desconexión del mundo que ha sido muy especial para mí-expuso Alfred.

- Es sábado Alfred, ¿no podemos desaparecer hasta el lunes que no tenemos que volver al trabajo?-replicó Amaia poniendo morritos.

- Nada me gustaría más titi, pero tenemos a todo el mundo pendiente de nosotros y de tu respuesta.

- ¿Cómo a todo el mundo? ¿Quién sabía que ibas a pedírmelo? Preguntó Amaia sorprendida.

- Pues mis padres, Marta y David, Javi, Ángela y por supuesto tus padres, a los cuales les pedí tu mano.

- ¿Qué hiciste qué?

- Les pedí tu mano, quise hacer las cosas bien.

- Y, ¿qué te respondieron?

- Que no tenía que pedir permiso, que éramos libre de decidir qué hacer y qué no, y que después de tanto tiempo, ya era uno más en la familia, pero que apreciaban mucho el gesto y que estaban deseosos de que nos casemos. Tu madre de ayudarte a organizar la boda y tu padre llevarte al altar.

- Ay, que monos y qué vergüenza Alfred, he sido la última en enterarme. Lo que me sorprende es que no se le haya escapado a Ángela en ninguna de las conversaciones que hemos tenido por teléfono.

- Bueno, que sepas que ella se ha autoproclamado dama de honor junto con Marta y ya te tienen media boda organizada. La otra media boda, la tienen organizada nuestras madres- dijo Alfred sonriendo.

- Ay dios mío, qué fuerte me parece. Seguro que están más motivadas con la boda que yo. No me van a dejar ni respirar ¿qué te apuestas?.

- Tranquila Amaix, poco a poco, no tenemos prisa y obviamente las decisiones las vas a tomar tú, que eres la que manda, no ellas. Ellas están para aconsejarte y dar su opinión.

- Jo Alfred, estoy muy contenta, pero este finde lo quiero para nosotros, disfrutar de nuestra compañía mutua, encerrarme en casa contigo, ver pelis de Harry Potter y pedir nuestra pizza favorita.

- Y haremos todo eso titi, te lo prometo. Pero hoy tenemos que ir al Prat a comer con mi familia ¿vale? Que mi madre te ha hecho lasaña. Esta tarde volvemos a nuestro hogar y nos encerramos durante el resto del fin de semana.

- Bueeeno, vale.

- Venga, vamos a recoger y volvamos a casa y de camino compramos unos croissants y te hago el desayuno en casa. ¿Te apetece?

Amaia asintió y volvió a abrazarle antes de ponerse en marcha de vuelta a casa.

Llegaron a casa, con los croissants recién hechos calentitos en una bolsa que pedían ser comidos.

- Amaix, vete a ducharte mientras preparo el desayuno.

- No. Quiero ducharme contigo.

- Mira L'Amaia que revoltosa ella - dijo Alfred entonando esa frase.

Soñar contigo.Where stories live. Discover now