CAPÍTULO VII. NOCHE DE JUEGOS.

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- Ya estamos aquí. ¿Nos habéis echado de menos?.- preguntó Ángela.

- Mmm la verdad es que no, no te voy a mentir.- contestó Diego riéndose mientras se acercaba a ella para darle un beso. Beso que fue rechazado.

- Uala chaval, lo de las cobras es cosa de familia.- dijo Alfred divertivo mirando a Amaia.

- Oye, eso no es cierto, yo a Laura no le hago cobras, es más, es ella la que me las hace a mí.- afirmó Javier sonriendo.

- Vaaaaya chicas, ¿habéis visto a los "gallitos" de nuestros chicos?-preguntó Laura.

- Si, vamos a tener que hacerlos sufrir muuuucho esta noche.- dijo Amaia enarcando una ceja y mirando a Alfred, el cual le miró con cara dubitativa porque ya no sabía si se refería al plan de parejas o a ellos esa noche en su cama, debido a los dobles sentidos que utilizaba su Amaieta y a la conversación previa que habían tenido en el coche sobre la guerra sexual particular que estaban librando ellos dos.

- Venga, vamos a ir pidiendo las pizzas que tengo hambre, pero aún tengo más ganas de pegarle un repaso a estos y hacer que Diego se vuelva loco y luego irme a casa con él. - Javier, Laura, Diego y yo al final no dormimos en vuestra casa. Necesitamos intimidad y seguro que después de lo que ocurra esta noche vosotros también querréis intimidad con lo cachondos que vamos a salir todos de esta casa.- aseguró Ángela.

Los tres hombres miraron a las chicas sorprendidos. No sabía qué conversación habían tenido ellas, pero ellos estaban expectantes por saber más.

- Tenemos un jueguecito muy chulo preparado para vosotros.- dijo Ángela.

- En realidad, ¿podemos empezar a jugar mientras vienen las pizzas no? Luego vamos picoteando poco a poco de todo lo que hemos comprado.- dijo Laura.

- Javier, tu eras el que pidió el fuet ¿no? Pues ala, a cortarlo y a poner la mesa que nosotras hemos ido a comprar.- dijo Amaia a su hermano.

- Vale. Venga chicos, nos toca a nosotros poner la mesa y a preparar el picoteo.- dijo Javier.

Los tres fueron a la cocina y volvieron con los ojos ojipláticos.

- Titi, ¿Y todo este alcohol?-preguntó Alfred.

- Ay, tampoco es para tanto. El ron para ti y Diego; el whisky para Javier y, la ginebra para nosotras. Ah bueno, el tequila je je, el tequila es para el juego.- contestó Amaia con una sonrisa pícara.

Los tres se dieron la vuelta flipando y volvieron a la cocina.

- A veces me sorprende las conversaciones que pueden llegar a tener las mujeres.- dijo Javier asombrado.

- La verdad es que lo que ha dicho Ángela delante de todos sobre que vamos a acabar cachondos me ha dejado sin palabras. Vale que sea lanzada, pero decirlo así, pues me ha dejado cortado.- susurró Diego, mientras echaba patatas en un bol.

- La verdad es que a mí no me sorprende esto de Amaia.- soltó Alfred.

- Cabronazo.... vosotros ahora es que estáis en la mejor etapa de vuestra relación. Cuando me prometí con Laura, estábamos todo el día enganchados el uno al otro. A todas horas en todos los lugares.- afirmó Javier.

- Ah, los buenos tiempos. A mí me pasó lo mismo con Ángela. Tienes miedo a que cambie algo después del matrimonio. Luego claro, tienes hijos, y ya uno, sólo tiene el dormitorio para hacerlo. Imaginaos que sale un crío de la habitación y os pillan en el salón o en la encimera de la cocina, y eso sin contar que te interrumpan con llantos en el escucha bebés.- dijo divertido Diego.

Soñar contigo.Where stories live. Discover now