CAPÍTULO XVII: EL ATAQUE.

2.6K 132 51
                                    


Llegaron a Sorauren media hora después de que Ángela y Marta les recogiesen en el aeropuerto. Venían charlando animadamente cuando Amaia miró al frente y vio lo que habían organizado para la fiesta de pedida. Alfred, que iba a su lado giró la cabeza al ver la cara de sorpresa de ella y se quedó paralizado.

-Pero, pero, pero... ¿y esto?-dijo Amaia boquiabierta.

- ¿Qué?-preguntó Ángela.

- ¿De verdad esto os parece algo íntimo? ¿Viene el rey de España o qué?-continuó ella.

- Bueno, viéndolo de esa manera, los reyes de España sois vosotros, por lo que en realidad sí, si vendría. Y la reina también-dijo Marta riéndose.

Alfred y Amaia echaron una mirada penetrante a Marta por lo que acababa de decir. En otro momento, hubiesen sido los primeros en reírse pero se habían dado cuenta que lo único que habían pedido, no se había cumplido.

- Yo sólo pedía algo íntimo, familiar, ¿tan difícil es de entender?-dijo Amaia cabizbaja.

- Amaia mi vida, por favor, relájate. Esto lo han organizado nuestras madres con mucho cariño y nosotros hemos estado desconectados. La boda será otra cosa mi amor. Cuando te estés agobiando piensa en lo que hicimos ayer por la noche y lo que significó para nosotros. Eso es lo realmente importante. Nosotros. Tú y yo y nadie más-dijo Alfred sosteniendo su cara y mirándola a los ojos.

- Vale, cucu. Te prometo que lo intentaré-dijo Amaia acercándose a él y depositando un beso en los labios.

Bajaron del coche y vieron que el jardín de la casa de Sorauren estaba repleto de mesas y sillas, flores y un pequeño altar.

- Amaia, hija. ¿Qué tal?¿Cómo estás Alfred?-dijo Javiera acercándose en busca de un abrazo de bienvenida.

Alfred y Amaia seguían ojipláticos y mudos ante lo que habían montado sus madres, Ángela y Marta para la fiesta de pedida.

- Mamá, ¿qué es esto?-preguntó Amaia con la voz entrecortada.

- Nada hija, las mesas para la fiesta de compromiso.

- Mamá, esto más que una fiesta de compromiso parece la boda en sí. ¿No os habéis pasado?

- ¡Ay hija, lo siento! Os llamé y no me cogisteis el teléfono y no supe cómo queríais la decoración y a quien invitar y a quien no así que al final hemos avisado a 60 personas.

- ¿Qué?-dijo Amaia soltando un pequeño grito ahogado.

Alfred viendo que se estaba poniendo tensa la situación agarró de la mano a Amaia para que se relajase. Método que surtió efecto.

- Pero mamá, no tenía pensado ni invitar a 60 personas a mi boda. ¿Cómo se te ocurre invitar a tanta gente a una fiesta de pedida? No podemos tener tanta familia. Apostaría un brazo a que no somos tantos y te dije que sólo familia, ni siquiera amigos. Los amigos para la boda. De hecho, hemos invitado a un tercio de la población de Sorauren-dijo Amaia llevándose las manos a la cabeza.

- Pero hija, aquí viene mucha gente que no irá a la boda después porque no podrán desplazarse hasta Barcelona así que es como una mini boda para ellos.

- Pero mamá, ¿quién te ha dicho que me voy a casar en Barcelona? Si aún eso no lo hemos decidido ni nosotros-explicó Amaia llevándose las manos a la cabeza nuevamente exasperada.

- Pues no sé hija, quizá lo dedujimos nosotras sin haber preguntado. Venga, no pasa nada. Si esto es como si fuese una comida, no es nada importante-dijo Javiera.

Soñar contigo.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant