Soñar contigo.

CAPÍTULO XXIV: DESPEDIDA DE SOLTERO (I)

- Me voy, titi-susurró Alfred cerca de los labios de ella antes de darle un tierno beso en los labios.

- Pásalo bien-dijo ella sin separarse de él.

- Amaix, si no me sueltas, no puedo irme, y si sigues apretando tan fuerte voy a echar el estómago por la boca-dijo él divertido.

- Te echaré de menos-expuso Amaia aún pegada a él.

- ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás así? -preguntó el extrañado acariciándole la cabeza.

- Nada. ¿Qué me va a pasar?

- No sé, estás muy cariñosa. ¡Que sólo me voy tres días, cuquita!

- Ya, pero te vas de despedida de soltero.

- ¿Y qué pasa? Tú te fuiste la semana pasada, titi-dijo él riendo.

- No seas tan malo como yo, por favor. No me hagas lo mismo-suplicó Amaia abrazándolo más fuerte con voz preocupada provocando una carcajada en Alfred.

- ¡Ah!Amiga, eso es lo que te pasa. No quieres que sea cruel como lo fuiste tú conmigo ¿eh?

Amaia asintió con la cabeza.

- No puedo prometerte que seré bueno, pero te diré que...

- Y no lo prometas porque no lo vas a ser-interrumpió Nil ajeno a lo que estaban hablando.

- ¿Cómo que no va a ser bueno? -le preguntó Amaia dubitativa.

- No lo va a ser hermanita, ya lo comprobará cuando lleguemos a nuestro destino-dijo Javier haciéndose el interesante.

- ¿No le habréis contratado una estríper,no? -preguntó Amaia aterrada.

- Puede que sí o puede que no. Lo que vayamos a hacer no es de tu incumbencia. Lo siento-contestó Javier haciendo rabiar a Amaia.

- Titi, di algo-espetó Amaia intranquila.

- Lo siento, cuquita, ellos organizan y yo obedezco-contestó Alfred travieso.

- Pues vaya mierda, no vale-dijo Amaia cruzándose de brazos.

- No te quejes que eso te lo hicieron Ángela, Laura y Marta a ti-dijo Diego entrando en el salón.

- No te preocupes, Amaix-dijo Alfred cogiéndole un mechón de pelo y poniéndoselo detrás de la oreja.

- No me preocupo por ti, me preocupo por ellos-dijo Amaia señalando a Diego, Javier y Nil, haciendo que todos riesen.

- Bueno, ¿qué? Despedíos de una vez, parejita, que nos espera un viaje en carretera y aún tenemos que recoger a David.

- Me voy, titi, nos vemos el domingo por la noche-dijo Alfred dándole un beso en los labios.

- Pásalo muy bien. T'estimo.

- I jo-dijo él dirigiéndose a la salida.

- Ah, Amaix-dijo girándose antes de cerrar la puerta.

- ¿Qué pasa?-preguntó ella.

- Que yo también te echaré de menos-provocando una sonrisa en los labios de ella.

- Adéu. Pásalo bien-se despidió ella.

- Adéu-contestó él cerrando la puerta tras de sí.

Tras subirse en el coche y recoger a David, Alfred iba con una mezcla de sensaciones. Le había dado a Amaia un poco de su propia medicina pero se sentía mal por haberla dejado en un mar de dudas.