CAPÍTULO VIII: CAMBIOS.

3.2K 118 29
                                    


Amaia pegó un brinco al sonar la alarma.

- Amaix, ¿por qué tienes puesta la alarma un domingo?-preguntó Alfred.

- ¡Ay Alfred! Baja la voz por favor, que mi cabeza me va a explotar.

- ¡Pero si estoy susurrando!-dijo Alfred bostezando acercándose a ella abrazándola con los ojos aún cerrados del cansancio.

- ¡Ya no bebo más!-dijo Amaia.

- Sabes que eso no es verdad, siempre dices lo mismo Amaieta.

- Es cierto- dijo Amaia sonriendo pasándole el brazo a Alfred por el hombro mientras él se recostaba en su pecho- pero ayer nos pasamos mucho. Me pregunto cómo estarán Ángela y Laura.

-Seguramente con un dolor de cabeza increíble, al igual que nosotros-le contestó Alfred.

- ¿Nos levantamos?-preguntó Amaia sonriente.

- ¿No querías que estuviésemos solos todo el día?- replicó Alfred.

- Sí, pero haciendo cosas juntos, que ayer al final no pudimos disfrutar de la compañía del otro solos- dijo Amaia haciendo pucheros.

-¿Cómo que no? ¿Qué hicimos cuando se fueron tus hermanos?

- ¡Ay Alfred no vayas por ahí! No me refería a eso- dijo Amaia divertida- Me refiero a pasar un día nosotros dos, sin nadie más. Sabes que nuestros mejores planes son sofá, peli y manta. O bueno, paseando.

- Cariño, te prometo que nos va a dar tiempo a hacer todo eso hoy, pero nos acostamos a las seis de la mañana y son las nueve y media. Nos espera una semana de locos con las grabaciones de nuestro nuevo disco y necesito dormir aunque sea dos horas más. Además, ayer acabaste conmigo, estoy reventado. Por favor, dos horitas más y hacemos lo que quieras el resto del día ¿vale?. Prometo que soy todo tuyo.

- Jo, pero yo ya estoy despierta y se me ha quitado el sueño.- dijo Amaia suspirando.

- Por favor cuquita, si no quieres un prometido zombie el resto del día déjame dormir un poquito más. No entiendo cómo te has levantado así de fresca con lo que te gusta a ti dormir-dijo Alfred.

- Porque estoy feliz, en una nube, prometida contigo y quiero que lo celebremos los dos solos.

Alfred sonrió mientras seguía hablando con los ojos cerrados.

- Vale pero...

- Pero cuando hayas dormido un poquito más cuquito, entendido.- dijo Amaia cortándole a él dándole un beso en la mejilla mientras se levantaba de la cama.

Amaia se levantó, fue hacia el salón y recogió el piso de la noche anterior. Se duchó y preparó para que luego Alfred no le dijese que tenía que esperar por ella. Cuando se dio cuenta eran las 12 así que fue al cuarto y vio Alfred boca abajo agarrado a la almohada durmiendo como un bebé. Se acercó a él y le dejó un rastro de besos por la espalda y le susurró al oído que ya era hora de despertarse.

- Mmmm

- No, mmmm no Alfred, venga que quiero pasar el día contigo-dijo mientras le tocaba con el dedo índice los mofletes.

Alfred se dio la vuelta rápidamente, cogió a Amaia y la aprisionó entre sus brazos haciéndole cosquillas.

- Ahora qué vas a hacer, eres mi prisionera y no te voy a dejar escapar ¡muchas cosquillitas!

- Para por favor. Alfred, para. ¡Para! Te lo suplico- dijo Amaia entre carcajadas.

En ese momento Alfred paró y Amaia le rodeó el cuello con sus brazos. La miró sonriente, le apartó un mechón de pelo de la cara y se acercó a ella dejándole un dulce beso en sus labios.

Soñar contigo.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora