CAPÍTULO XV. LOS VOTOS.

3.2K 123 42
                                    

- No. La sorpresa es que nos vamos a casar en secreto esta noche- dijo ella.

Alfred se había quedado en estado de shock por lo que acababa de decirle su prometida.

- Titi, reacciona por favor, ¿estás bien?-preguntó Amaia preocupada.

De repente Alfred la cogió en volandas y comenzó a darle vueltas. De repente frenó y le depositó un apasionado beso que duró una eternidad pero a ellos les supo a poco.

- Claro que sí mi amor, sabes que hoy y siempre te diría que sí- dijo Alfred emocionado mientras las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos.

- No llores, cariño-dijo Amaia mientras le secaba las lágrimas.

- Lloro de alegría mi amor. Estoy muy emocionado. Pero una cosa Amaix, ¿tú quieres que a tu madre le de un infarto y acabar con ella?-dijo Alfred sorprendido- O sea, cuquita, yo por mí encantado, sabes que sólo te necesito a ti en nuestra boda y a nadie más. Pero, creo que nuestros padres si hacemos eso lo mínimo que hacen es desheredarnos. Y no sólo nuestros padres, Ángela y Marta nos matan y nos entierran como no sean damas de honor-dijo Alfred riendo.

Bueno cuquito, en realidad no es una ceremonia como tal, es decirte los votos que te voy a decir el día de nuestra boda verdadera. Esto puede ser un ensayo-dijo Amaia sonriente.

- Además, ¿de verdad crees que va a ser una boda íntima teniendo a nuestras madres al frente?. Si sólo con los primos de los primos ya se juntan 300 personas-continuó Amaia cabizbaja.

- Titi, es nuestra boda, y va a ser como tú quieras, por mucho que nuestras madres quieran organizar-dijo Alfred levantándole con el dedo el mentón.

- Pues quiero casarme contigo ahora, aunque no sea legal hasta que firmemos un papel delante de todos. Quiero que sea algo nuestro. Tuyo y mío y de nadie más-dijo Amaia mirándole a él a los ojos.

- Te Amo. Vamos a hacerlo. Ya te he dicho muchas veces que lo único importante para mí eres tú, mi amor- dijo Alfred antes de besarla.

- Bueno cuquito, ¿te parece que demos un paseo por esta playa? Tengo algo especial preparado para ti-dijo Amaia sonrojada.

- Vale-dijo Alfred con voz de bebé.

Se cogieron de la mano y pasearon por la orilla hasta que llegaron a una zona apartada en la cual Alfred observó un sendero de conchas que acababa debajo de un antiguo arco de rocas enrollado por hojas verdes y flores blancas que se habían afianzado con el paso del tiempo.

- ¿Pero y esto?- dijo Alfred boquiabierto.

Alfred la levantó por la cintura y la besó fuertemente.

- Después dices que no eres romántica. ¿Has visto todo lo que has montado tu sola Amaia? Estoy flipando, qué bonito es todo esto mi amor-dijo Alfred nuevamente emocionado.

- Pero titi, no llores-dijo Amaia quitándole la lágrima de la mejilla con un beso- Estás saladito.

- Lloro de felicidad de nuevo. Jamás pensé que organizarías tú esto sola. Cuando creo que no puedes ser más perfecta, vas y apareces con esta sorpresa-dijo él mientras le cogía la cara con sus manos.

- Ay Alfred, para-dijo Amaia sonrojada.

- ¿Ves como puedes organizar lo que tu quieras por ti misma y sin ayuda de nadie? – afirmó él.

- Bueno, tampoco es para tanto. Quiero que sepas todo lo que te quiero aunque no te lo demuestre tanto como tú a mí.

- Titi, me demuestras todos los días lo que me quieres con el mero hecho de estar a mi lado. Anda ven, tonta-dijo Alfred acercándola a él abrazándola y dándole besos por la cabeza-¿Pero cuándo has organizado todo esto?- preguntó Alfred.

Soñar contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora