Metió la llave en el cerrojo de la puerta temerosa. No sabía qué ocurriría cuando la abriese. Tranquila Amaia-pensó ella mientras inspiraba profundamente y soltaba el aire. Giró nuevamente la llave. Vamos allá-volvió a decir para sí misma abriendo la puerta.
- ¿Hola?-preguntó Amaia dudosa.
Cerró la puerta y avanzó hasta el centro del salón.
- ¿Alfred?-volvió a preguntar ella justo cuando unas manos la rodeaban por detrás y la abrazaban. Podía sentir la sonrisa de él mientras le estrechaba entre sus brazos, gesto que ella imitó mientras llevaba su brazo hacia la nuca de él acariciándola.
- Te he echado de menos-le susurró él en su oído con voz ronca.
Amaia sonrió cogiéndole los brazos y apretándolos contra su cuerpo reposando su cabeza sobre el hombro de él.
- Y yo a ti cucu-dijo ella mientras se daba la vuelta y se encontraba con él cara a cara.
Amaia se acercó y le abrazó fuertemente haciendo que él le agarrase por la cintura y la levantase del suelo.
Alfred la bajó del suelo y la besó efusivamente.
- Alfred-dijo Amaia sonriendo prolongando la "e".
- Ssssh, calla. Luego me cuentas lo que quieras pero ahora que por fin estás aquí, quiero que seas mía. Te he echado de menos-dijo él volviendo a besarla desesperadamente y cogiéndola en brazos.
- Y yo quiero que seas mío-dijo ella sonriendo y devolviéndole el beso.
Se fueron tropezando con el mobiliario del salón hasta que llegaron a la mesa y la sentó sobre ella.
Amaia rodeó su nuca con los brazos mientras se miraban a los ojos sintiendo cómo la ardiente mirada de su prometido la traspasaba. Sabía que lo que venía a continuación no iba a ser romántico, ni suave, ni lento. Iba a ser brusco, rápido, ardiente y necesario. Justo lo que ella quería en ese momento. Se mordió el labio a propósito, gesto que para Alfred no pasó desapercibido quien volvió a atacar efusivamente su boca, donde se produjo un baile de lenguas rápido y errático.
Amaia separó sus labios de los de Alfred y se quedó mirándole, sin pestañear, tensa y preparada para atacar.
- ¿Qué? – preguntó él falto de aliento.
- Que no has sido el único que ha sufrido estos días – susurró en tono sugerente – Estoy tan cachonda que no tengo claro por donde quiero empezar.
Con un bufido exasperado y sin poder esperar un minuto más por tener a Amaia desnuda entre sus brazos tiró de los botones de la camisa blanca que llevaba puesta y se maravilló al ver que no llevaba sujetador.
- ¿Tampoco llevas nada abajo? – acusó indignado por no haberse dado cuenta antes.
- ¿Por qué no lo descubres tú mismo? – respondió impaciente.
Sin miramientos, Alfred levantó la falda de Amaia hasta su cintura y la dejó allí enrollada, no iba a perder el tiempo desvistiéndola del todo, tal vez después.
Pasó su mano por el sexo de su prometida y pudo comprobar que estaba realmente mojada. Amaia arqueó su espalda mientras él repetía la misma acción y gemía ante la cara de placer de su prometida. La volvió a mirar antes de bajar al sexo de ella a comprobar visualmente lo excitada que estaba.
Gimió ante la imagen que tenía delante, Amaia estaba preparada para recibirle en su interior y él no se iba a hacer de rogar ya que su miembro ansiaba entrar en contacto con ella. Sin más dilación la penetró con una embestida profunda que les arrancó un gemido desgarrador a los dos. Amaia se aferró a los hombros de Alfred para poder darse impulso y él bajó su cabeza hasta los pechos de la chica, los cuales mordisqueó y lamió hasta dejarlos duros como diamantes.
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Soñar contigo.
FanfictionHan pasado ocho años desde que Alfred y Amaia empezasen a salir. Esta noche es su aniversario y planean salir a celebrarlo. Alfred le está ocultando algo a Amaia, y ésta se ha dado cuenta. ¿Cómo reaccionará ella a lo que Alfred tiene que proponerle...