-¿Qué tal la tarde titi? Os he echado de menos -aseguró Alfred cuando Amaia cruzó la puerta de entrada de su casa.
-¡Mal! -contestó ella, poniéndole morritos y cobijándose bajo sus brazos.
-¿Por qué? ¿Qué te pasa, amor? -preguntó él sin dejar de abrazarla.
-El vestido de novia me aprieta, Alfred. En dos meses, por mucha tela que le suelte, no me va a servir.
-Bueno, amor, que todos los problemas sean esos. No estés triste por eso, ya encontraremos una solución, bien otro vestido u otro día. Tú estás guapa con un saco de patatas, Amaix, y por mí, como si nos casamos en chándal, ya lo sabes. Quiero que sea especial para ti y que sea como tú siempre te imaginaste nuestra boda. Yo lo único que necesito para que sea especial es que vayas tú y me digas que quieres pasar el resto de tu vida conmigo.
Amaia sonrió tras las reconfortantes palabras de Alfred, levantó la cabeza, y le dio un beso.
-Gracias por ser tan bueno y por calmar mi angustia, titi -dijo ella, abrazándole fuertemente apoyada en su pecho.
En ese momento, Alfred sentía cómo alguien le abrazaba por detrás. Giró la cabeza y vio a Ángela. En ese momento, estiró el brazo y rodeó a su cuñada con él, quien le abrazó al lado de Amaia.
-Gracias por hacerme tita. Vas a ser el mejor padre del mundo. No sabéis la suerte que van a tener esos bebés con unos padres como vosotros -felicitó Ángela, orgullosa, en voz bajita.
Alfred le dio un beso en la mejilla a su cuñada y los tres se dieron un abrazo colectivo.
-Gracias, cuñi. Suerte van a tener de tener una madrina como tú.
-¿Madrina? ¿En serio? -preguntó Ángela llevándose las manos a la boca con los ojos vidriosos.
-¿Acaso dudabas que lo serías? Si siempre has sido mi ejemplo a seguir. No podría haber elegido mejor -aseguró Amaia.
-¡Gracias! ¡Qué ilusión!
-¿Qué es lo que te hace ilusión? -preguntó Marta, interrumpiendo el momento antes de darle la colleja a Alfred.
-¡Ay! -se quejó él.
-Estabas avisado, te aguantas.
-Aquí ha llegado la otra -sonrió Amaia.
-¿La otra qué? -preguntó Marta, extrañada.
-Pronto lo sabrás -dijo Alfred.
-No me valen tus "pronto", Alfred. Ni los de Amaia tampoco. Dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición y vuestros "pronto", es tarde para el resto de seres humanos -contestó Marta provocando la risa en los otros tres.
-Esta vez, pronto es esta noche, Marti, no te preocupes -aseguró Ángela.
-Espera un momento, ¿tú por qué lo sabes? -preguntó Marta.
-Eso mismo quisiera saber yo -continuó Alfred, que, al estar exultante de felicidad y querer contar la noticia a todo el mundo, se había olvidado del hecho de que su cuñada conocía la noticia.
-Esto... -empezó Ángela.
-Tal y como te he explicado, titi, el vestido me quedaba apretado y cuando mi hermana vino al probador y me vio agobiada, me preguntó lo que pasaba y, con el agobio, pues se lo dije.
-¡Ah, vale!, ya entiendo... -continuó Alfred.
-Yo no -prosiguió Marta.
-Niños, venga, vamos a cenar que la cena ya está en la mesa -interrumpió María Jesús.
ŞİMDİ OKUDUĞUN
Soñar contigo.
Hayran KurguHan pasado ocho años desde que Alfred y Amaia empezasen a salir. Esta noche es su aniversario y planean salir a celebrarlo. Alfred le está ocultando algo a Amaia, y ésta se ha dado cuenta. ¿Cómo reaccionará ella a lo que Alfred tiene que proponerle...