CAPÍTULO XXXVII: DÉJAME JUGAR CONTIGO (II)

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Me veo en la obligación de avisar que este capítulo tiene alto contenido erótico (por si no queréis seguir leyendo).

Diez y media de la noche.

Alfred estaba a punto de llegar a casa después de haber pasado dos días fuera, debido a la promoción de su nuevo disco. A pesar de que había prometido no ausentarse por las noches mientras Amaia estuviese embarazada, ella insistió en que no volviese a Barcelona desde Sevilla para regresar al día siguiente a Málaga. Él, a regañadientes, había aceptado, no sin antes hacer video llamada por la noche hasta quedarse dormidos, para asegurarse que su prometida y los bebés se encontraban bien.

Amaia, impaciente, le esperaba vestida para la ocasión, con un conjunto de encaje negro y una bata de seda. Había pasado un mes desde que se habían enterado que estaba embarazada, y su apetito sexual, tal y como le advirtió el ginecólogo, podía variar. En este caso, a ella le aumentó considerablemente.

Dos días separada de Alfred, de sus besos y caricias, habían sido demasiado tiempo para ella. Estaba deseando que llegase a casa para hacerle todo con lo que llevaba fantaseando desde que se separó de él, dos días atrás. En ese momento, recibió un mensaje.

"Titi, voy camino a casa. Espero que no me hayas esperado y que hayas cenado porque he cenado en el avión. Nos vemos en diez minutos. T'estimo".

Amaia, impaciente porque llegase a casa, le envió una imagen de su vestimenta con un mensaje provocador debajo.

"¿Cena? Te quiero a ti. De principal y de postre. "

Treinta segundos después, recibía la oportuna respuesta.

"Debería estar prohibido ser tan sexy. Yo también tengo ganas de ti. No tardo. "

Tras leer el último mensaje de Alfred, que provocó que su temperatura corporal aumentase, se dispuso a prepararse para su llegada. Dos minutos después, oyó el ruido de una llave en la cerradura.

-¿Amaix? -llamó Alfred al entrar en casa.

En ese momento, Amaia apareció por detrás, le abrazó y le susurró al oído.

-Bienvenido a casa, cariño.

Alfred se giró y contempló el aspecto de su prometida, antes de darle un apasionado beso.

-Estás preciosa. ¿Te he dicho lo bien que te sienta el embarazo? -preguntó mientras rodeaba la cintura con sus brazos y ella su cuello.

-Puede, pero nunca está mal repetirlo -contestó ella antes de volver a besarlo.

Era un beso cargado de intenciones por parte de ambos, pero especialmente por parte de Amaia. La temperatura en el ambiente empezó a subir, y Amaia comenzó a quitarle la ropa a Alfred sin separar sus labios.

-Titi -interrumpió Alfred.

Amaia, haciendo caso omiso, seguía con su cometido.

-Amaix, cariño.

Amaia, excitada, seguía sin hacerle caso.

-Amaia, nena, para un momento por favor.

En ese momento paró. No para escuchar lo que Alfred tenía que decirle, sino por el apelativo con el que la había llamado. Se mordió los labios y le lanzó una mirada llena de deseo.

-¿Me has llamado nena? -preguntó ella a escasos centímetros de su boca, con la respiración entrecortada.

-¡Es el único arma que tengo para que pares! -contestó él divertido, mientras le acariciaba los brazos con sus manos.

Soñar contigo.Where stories live. Discover now