Capítulo 1

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AITANA

"10 minutos para llegar a su destino"

Sentada en el Ave contemplaba la lluvia caer en el cristal. Las gotas iban a una velocidad increíble, proporcional a la velocidad que tenía mi transporte en ese momento. Parecían lágrimas, como las que llevaba derramando todo el verano, y las que habían provocado la determinación de abandonar esa tierra hostil en la que se había convertido mi hogar.

Durante todo este tiempo mis padres intentaron convencerme de que recapacitara, hasta que vieron la matricula aceptada y decidieron no oponerse, sabían que no había marcha atrás. Utilizaban siempre el argumento de que estaba huyendo. Y era cierto, huía, no había nada malo en huir. Malo hubiese sido quedarme ahí, seguir rota por dentro. Aun habiendo salido seguía rota, pero al menos me quería dar una oportunidad para saber si algún día podría recomponerme y volver a ser yo, volver a ser Aitana.

Siempre había sido una persona segura de sí misma, positiva y risueña, pero hacia ya más de un año, al empezar la Universidad que no era la misma. Empecé a oscurecerme, a apagarme, a no sonreír, a hacerme pequeña y sobre todo a hacerme vulnerable y insegura. Los que conocieron a la vieja Aitana decían que desprendía una luz especial, una luz que ahora mismo estaba claro que había desaparecido en ese cuerpo que estaba sentado en el asiento número 23 del vagón numero 5 de ese Ave.

Bajo del Ave cuando este detiene su marcha. Saco un paraguas para no mojarme. Y llamo a un Taxi que me conduce hasta el Campus Universitario. Ahí había quedado con la chica que me iba a alquilar su piso, simplemente preferí coger un piso lejos del campus universitario porque curiosamente salía mejor de precio.

Después de esperar unos 15 minutos aparece una mujer con una melena espectacular y una preciosidad admirable.

-¿Hola tú debes de ser Aitana verdad? – sonríe esa chica.

-Sí, encantada.

-Yo soy Miriam, un placer.

Nos damos 2 besos y empezamos el camino hacia el piso. Veo que está prácticamente a unos 15 minutos de la Universidad. No es muy lejos, pero tampoco es tan cerca como me esperaba, aun así tampoco me iría mal ponerme más temprano el despertador, era bastante poco puntual.

Al entrar al piso, no dudo en fijarme en lo ordenado y bonito que esta todo. Es un poco pequeño, pero para mí es suficiente. Si hubiese sido más grande, la soledad que sentía se hubiese magnificado de una forma no deseada, así que una vivienda pequeña y acogedora era lo que mejor venia ahora mismo.

La cocina estaba a la derecha, el salón a la izquierda, el baño estaba dentro de mi habitación justo a mano derecha y finalmente había una habitación de invitados justo al lado de la mía.

-Esta habitación la pensé expresamente para universitarios, ya sabes el típico jueves universitario vuelves con 2 o 3 amigas de fiesta, su casa les queda lejos que haces, pues dejarlas dormir en tu habitación de invitados.

Sonrió ante las palabras de Miriam, pero en esa casa lo que menos quería yo en ese momento es invitados, ni fiestas universitarias. Solo buscaba paz y soledad, ese era el motivo de haber venido allí, no conocer a nadie y estar completamente sola.

-Ya te irás acostumbrado a Galicia, aquí llueve siempre, cualquier cosa tienes mi número yo vivo a las afueras de la ciudad, pero siempre que quieras me llamas y aquí estaré para solucionarte lo que sea, ¿de acuerdo?

-Muchas gracias por todo Miriam, sin ti no se que habría sido de mi. – le doy un abrazo sincero. Desde el primer momento que me puse en contacto con ella a través de la pagina de anuncios, había sido súper atenta, y súper cercana conmigo pese a ser una total desconocida.

Una lluvia en mi bolsilloOnde histórias criam vida. Descubra agora