Capítulo 34

705 25 2
                                    


AITANA

- ¿Y esa cara?

-No es nada...

-Ya, nunca es nada cariño, llevas una eternidad sin que vea una sonrisa en tus labios, pero nunca es nada.

Suspiro, lo que menos necesito ahora es una conversación así.

- ¿Como esta Papa?

-Bien, la semana que viene tenemos una prueba importante y si el tratamiento ha funcionado como es debido ya todo terminara y se acabara esta pesadilla.

-Espero que salga bien.

Me voy a subir a mi habitación, pero mi madre me coge por el brazo justo cuando empezaba a subir el primer escalón.

-Cariño, se que tomaste una decisión muy difícil, se que tu padre y yo jamás podremos compensarte esto que has hecho por nosotros, otros en tu lugar no lo hubieran dejado todo por su familia y tanto él como yo nos sentimos orgullosos de la maravillosa hija que tenemos. Así que cuando todo esto termine, que espero sea la semana que viene quiero que me prometas que vivirás tu vida y que harás lo que te apetezca en cada momento, no quiero que estés eternamente como este ultimo año, quiero que vuelvas a ser feliz mi vida, aunque no me cuentes nada una madre sabe cuando su hija lo esta pasando mal.

-Te quiero mama...

-Y yo a ti mi vida...

Ambas nos abrazamos y lloramos. Había sido un día demasiado duro emocionalmente.


Al día siguiente...


- ¿Los 2 últimos entonces?

-Correcto, ya con eso tendré suficiente.

-Es una pena eh, porque mis clientes decían que por fin tenia una distribuidora que les alegraba la vista.

Tremendo cerdo. Tenia unas ganas de perderlo de vista a él y a este mundo que lo rodeaba.

Mientras iba en el coche por Barcelona pensaba en todo lo que había pasado en las ultimas horas. Lo que dijo mi madre me había tocado el corazón, sentía que había estado muy ofuscada en los problemas, que en parte había ayudado mucho, pero al mismo tiempo que ayudaba me alejaba emocionalmente de ellos. En parte, no se lo quise reconocer, pero no podía soportar ver a mi padre así de mal, igual que tampoco podía soportar el verla a ella tan derrumbada, por eso me alejé, por eso decidí aislarme en mi casa, pero todo eso que en mi cabeza fluía como un pensamiento concreto y claro, no era capaz de decírselo a ella.

Por otra parte, seguía pensando en mi discusión con Marta el otro día, quería llamarla, quería decirle que lo sentía, quería decirle que era una de las personas mas importantes en mi vida y que no se merecía nada de lo que le había hecho en aquella tarde en su casa, no era justificable, pero tenía mucha tensión acumulada y termine sacándola con ella. Pero como en el caso de mi madre todas esas emociones que en mi cabeza fluían, era incapaz de plasmarlas en hechos.

Lo único parecido a la felicidad que había sentido en estos últimos meses había sido encontrarme a Gala ayer. Me avergoncé de no haber pensado en ella ni 1 segundo desde que estaba en Barcelona, siempre pensaba en lo que había vivido en Ourense, pero no de lo bien que estuve con ella esos pocos días, de lo bien que conectamos, de lo bien que me había sentado que esa criatura formara parte de mi existencia. La verdad me hubiera encantado estar con ella, poder compartir un día entero de estas Navidades a su lado, pero eso era inviable hacerlo sin coincidir con Luis.

La verdad es que ese tramo en el que estuvimos juntos fue el único en el que me sentí completa de verdad en mi vida. Durante mis 2 años de relación con Mario me anule como persona y me convertí en alguien muy inseguro y con una tendencia a hacerme pequeña, ante todo, y por eso me fui a Ourense donde lo descubrí a él, en parte al principio él también me hacia sentir pequeña, pero a medida que se fue abriendo fui ganando confianza y sintiéndome mas grande y capaz, sentir que nadie volvería a pisotearme, sentir una felicidad completa.

Ahora aunque no se lo que significa la palabra felicidad si que me siento fuerte, segura de mi misma, al fin y al cabo yo misma me enfrente a Mario, así que por eso se que quiero mirar adelante, porque me fui a Ourense para huir del problema, ahora que ya he afrontado el problema nada me impide estar en Barcelona, y si estoy en Barcelona no tiene sentido intentar un acercamiento con unas personas que en 2 días volverán a irse de mi vida, y lo harán todo más doloroso.

Mientras tengo estos pensamientos consigo llegar a mi destino y entregar el penúltimo paquete, antes de irme recibo el comentario cerdo que suelen decir esa gentuza sobre alguna parte de mi cuerpo, y me dirijo de nuevo hacia el coche con el dinero en la mano. Antes de entrar en el coche, me da la sensación que alguien me esta siguiendo, pero no le doy mayor importancia.

A esas horas no me apetece llegar a casa quiero estar un poco sola asi que decido aparcar en el parque de siempre, al que suelo ir siempre que necesito aclarar un poco mi cabeza, tampoco tengo intención de estar mucho rato, al fin y al cabo, hace una noche fría en Barcelona. Mañana ya es día 23 de diciembre, a 2 días de Navidad, aun ni tan siquiera hemos montado el árbol en mi casa, no se ni que voy a hacer en fin de año, es la primera vez que llegan estas fiestas y para mi nada ha cambiado, la verdad es que es un poco triste.

A los 5 minutos de estar ahí oigo unos pasos, no distingo muy bien quien es ya que no esta iluminada la zona por donde anda, pero tampoco le doy importancia, a veces estando sentada ahí ha pasado gente por delante, no es nada raro. Aunque esa sensación de tranquilidad va desapareciendo cuando veo que esos pasos van directos en mi dirección, de la tranquilidad paso al miedo y del miedo al estado de shock.

-Hola.

Una lluvia en mi bolsilloKde žijí příběhy. Začni objevovat