Capítulo 10

1.9K 58 1
                                    


CEPEDA

2 de la madrugada en una plaza de la ciudad condal. 3 colillas de cigarros esparcidas en el suelo. Unos ron cola y algún que otro chupito dentro de mi cuerpo. Había salido a airearme. Todos los concursantes de OT ya habían vuelto a sus ciudades y yo me había quedado solo, como era ya costumbre, en el hotel de Barcelona. Tenía su número y me apetecía llamarla, pero creía que no era conveniente, ella estaría con sus padres y además las condiciones en las que iba no eran las más favorables. No iba muy borracho, pero si llevaba ese puntillo que te hace andar un poco mal y te hace hacer o decir alguna que otra tontería que en situaciones normales seguramente no dirías o harías.

Durante todo el día además no había podido dejar de mirar su mensaje:

"Hola Luis, soy Aitana. Perdón por pedirle tu numero a Miriam...pero es que no me acorde de pedírtelo yo y bueno ya sabes soy muy despistada. Escucha vine al concierto con mi amiga Marta y nada que quería decirte que lo hiciste genial, que no te dejes llevar por la opinión de 4 idiotas, yo estuve entre el público y había mas aplausos que otra cosa. Y nada Luis que cantas muy bien y que seguro que vas a hacerlo cada día mejor. Sigue haciendo magia. ¡Buenas noches! (carita sonriente)"

Me sorprendió cuando lo leí. La verdad el hecho de que Aitana hubiera estado en ese concierto me dejo muy sorprendido. Luego también me sentí muy feliz. Esa chica se había tomado la molestia de pedir mi teléfono a mi hermana solo para apoyarme, ya que ella supongo intuyo que todo eso que había pasado durante el concierto me habría podido sentar mal. Que una persona sin apenas conocerme se preocupara así por mí, me dejaba totalmente sorprendido a la vez que emocionado. Y su frase final...sigue haciendo magia. No sabía que quería decir eso realmente, porque a veces por mensaje las palabras se pueden malinterpretar...pero solo la mínima posibilidad de que Aitana considerara que cuando yo cantaba se producía un momento mágico me hacía muy feliz.

Y a pesar de todos los pensamientos que ese mensaje de Aitana me producía yo solo había sido capaz de escribir:

"Muchas gracias. Nos vemos Domingo"

A veces no entendía como mi nivel de idiotez podía ser tan grande.

AITANA

Llevaba todo el día viendo a familiares, era normal porque mañana me volvía a Galicia y no sabía cuándo volvería a verlos. Aun así mi cabeza no estaba en esas visitas, mi cabeza estaba en Luis.

No entendía el porqué pero no paraba de pensar en si podía estar mal por lo sucedido en el concierto, al fin y al cabo su mensaje seco tampoco me había tranquilizado. Cuando escuche su conversación con Amaia note resentimiento en su voz, resentimiento hacia la música que en principio parecía su pasión, pero ahora prácticamente parecía un castigo para él. No lo conocía mucho pero si lo suficiente para saber que le había afectado lo sucedido en el concierto, que bueno tampoco hacía falta ser súper lista para saber que a cualquier persona los abucheos cuando estas encima de un escenario sientan mal.

Salgo de casa de mis abuelos junto a mis padres cuando sentado en un banco veo una figura que me resulta familiar.

-¿Luis?

El chico se gira y se queda sorprendido al verme, mis padres también se detienen unos metros más adelante y asisten como espectadores a la escena.

-Hola Aitana, ¿qué haces aquí?

-Bueno venia de casa de mis abuelos y ahora ya me iba a la mía... ¿y tú que has salido de fiesta?

-No...bueno...es largo de contar.

Al momento noto que me está escondiendo algo, no ha sonreído en ningún momento y claramente no tiene aspecto de ser una persona que ha salido de fiesta.

-¿Y los otros de OT?

-Ya cada uno en su ciudad.

No me lo dice pero entonces relacionando la información entiendo que Luis allí debe estar solo. Y sin controlarme dejándome llevar de nuevo por el impulso me dirijo hacia mis padres y les pido si puede venir a casa con nosotros. Mis padres al principio ponen cara de asombro y mi padre sobre todo empieza negándose. No deja de ser un chico de 28 años, que acabo de conocer en Galicia y que ahora de repente aparte de viajar con él se lo quiero meter en casa, finalmente pero mi madre convencida por mi insistencia suaviza la postura de mi padre y aceptan ambos que venga y se quede en la habitación de invitados. Con el sí de ellos, me acerco de nuevo a Luis.

- Luis, vamos te vienes conmigo a mi casa.

-Como... a tu casa...que dices...Aitana va que no quiero ser molestia no digas bobadas...-claramente no me está tomando enserio. Sé que si sigo en plan buena chica no me hará ni caso, así que decido endurecer mi postura.

-Cepeda que te he dicho que te levantes y vengas conmigo o te prometo que el Domingo te vas tú solo a Galicia. –lo noto sorprendido por mi posición autoritaria, yo misma me he sorprendido. Pero lo que más sorprendida me deja es que en silencio se levanta y me sigue, solo habla cuando esta delante de mis padres:

-Perdonen las molestias de verdad...no era mi intención fastidiarles el fin de semana con su hija.

-Tranquilo, no pasa nada.-le dice mi madre. Mi padre mientras tanto lo mira más serio, sigue teniendo un grado de desconfianza amplio.

CEPEDA

No podía creer que me encontrara andando con Aitana y sus padres camino de su casa en Barcelona. Esto estaba cogiendo un surrealismo evidente. Yo quería decirle que no. Pero cuando oí que me llamaba Cepeda y al girarme vi su cara seria, algo en mi se ablando y decidí que lo mejor sería acompañarla. No entendía porque esa chica se tomaba tantas molestias conmigo si ni siquiera nos conocíamos tanto solo 2 semanas y en estas 2 semanas habíamos hablado entre poco y nada para realizar esos actos que realizábamos.

También notaba que había cierta tensión en el ambiente, sobre todo con su padre y era normal. Un chico de 28 años como yo que apenas hacia 2 semanas que conocía a su hija había viajado con ella juntos en AVE y luego su hija les había pedido que se fuera a dormir a su casa. Sinceramente no sé cómo habían aceptado, y esa situación me incomodaba mucho.

Al llegar a la casa, me fijo en lo bonita que es. Tiene un jardín fuera y un perro que recibe a Aitana con muchos lametones cuando entra por la puerta, a mi me ladre al principio, hasta que su dueña lo coge en brazos.

-Se llama Xumi-dice Aitana riéndose, yo también hago una media sonrisa al oír el nombre y acaricio un poco al perro.

Cuando entramos y andamos por la casa voy viendo que hay un montón de fotos. Fotos de la familia, pero sobretodo fotos de Aitana tanto de pequeña como de más mayor. La verdad es que si ya era mona de grande de pequeña era una cucada.

La madre de Aitana me enseña mi habitación y entonces me doy cuenta que toda mi ropa esta en el hotel, por lo que no tengo pijama. Antes de que vaya a decirlo una voz me habla a mi espalda:

-Toma este pijama es de mi padre me ha dicho que te lo presta, cuando te lo pongas ven a mi cuarto si quieres y podemos hablar un poco...aunque bueno supongo que querrás dormir. Como quieras, si quieres hablar ya sabes dónde estoy.-dice sonriéndome y sale de la habitación.

Me pongo el pijama de su padre. Es un pijama con camiseta de manga corta y pantalón corto cuadriculado, la verdad es que no es de los pijamas que suelo llevar pero bueno, era mejor eso que nada. Reflexiono durante varios minutos si ir o no ir a la habitación a hablar con ella, la verdad todo me parecía súper raro y creía que el ir a su habitación aun enrarecería más la situación.

Pero no sé si era por el alcohol...o por un impulso que me animaba a hacerlo...finalmente me encontraba enfrente de su puerta, llamando.

-Adelante...-oigo desde el interior. Giro el pomo de la puerta y me dispongo a entrar. 

Una lluvia en mi bolsilloWhere stories live. Discover now