Capítulo 4

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AITANA

El día en la Universidad ha sido una absoluta pesadilla. Tenemos que hacer una exposición para Diciembre y cuando ha llegado el momento de hacer grupos nadie me ha elegido, por lo que he tenido que ir a la profesora para que me dejara hacer el trabajo sola, la verdad ha sido deprimente, por primera vez desde que estoy aquí he tenido ganas de coger el avión y volver corriendo a los brazos de mis padres.

Encima Roi y Ana se habían ido de fin de semana y eran con los que más confianza tenía en el edificio, con los demás solo coincidí un día para cenar y nada más. Y luego Cepeda...con Cepeda desde ese día que nos presentamos habíamos coincidido unas 3 veces subiendo y bajando escaleras. Al menos ahora ya me saludaba y se despedía de mí, lo cual viniendo de él casi me lo tomaba como una muestra de cariño sin precedentes.

Al descargarme en la Biblioteca el trabajo el mundo se me vino encima, eran casi 100 páginas que tenía que redactar yo sola sobre diferentes diseñadores de la historia, la verdad es que quería llegar a casa tumbarme en mi cama y dormir solamente dormir y desconectar.

Cuando empiezo a subir las escaleras me detengo en el segundo piso, oigo la voz de Cepeda y una voz femenina discutiendo, sé que no debería hacerlo, pero me pueden mis ansias de cotilla y me quedo ahí escuchando.

CEPEDA

-Cepeda es que no lo entiendes de verdad, no entiendes que odio en las redes lo recibimos todos. Qué más da si los otros 14 no te soportan, yo sí que te soporto jolín, hazme caso, te lo estoy pidiendo por favor, sabes lo mal que quedara el escenario si en lugar de los 16 somos 15.

-Todos recibimos hate que fácil es decir esa frase cuando eres Amaia de España, ganadora de Operación Triunfo 2017, que odio has recibido tu Amaia. Te han deseado la muerte, te han dicho que prefieren intoxicarse con lejía antes que oír tu voz, te han dicho que eres una persona sin sentimientos, eh Amaia, alguien te ha dicho eso a ti a que no. Pues entonces no me hables de lo que debo o no hacer. Me parece perfecto que te envíen a ti, en parte es normal saben que eres la única chica de ahí que me importa y me cae bien, pero no voy a volver a subirme a ningún escenario, la música para mí ha muerto Amaia me entiendes, se acabo está muerta.

-El Luis que yo conocí en el casting de Madrid jamás habría dicho que la música está muerta, es tu vida Luis, me lo demostraste siempre. Nadie me ha enviado, con esa frase demuestras no conocerme sabes que jamás nadie me enviaría aquí a decirte nada si yo no quisiera, aquí tienes el billete de Ave...piénsatelo y sobretodo no te estoy pidiendo que lo hagas por mí, te estoy pidiendo que lo hagas por ti.

Amaia deja el billete en mi mano y se va escaleras abajo, me quedo contemplando ese billete. No quería ir, lo tenía decidido hace semanas, desde que me expulsaron de la academia, no servía, es mas no se lo había dicho pero había guardado mi guitarra en el trastero. Antes de sentir ese odio por parte de la gente componía algunas canciones, solo 2 me habían gustado mucho, lo suficiente para colgarlas en Youtube pero ahora no me salía nada, era incapaz de componer nada, porque sentía, que no sentía nada.

-¿Todo bien? – me sobresalto al ver a Aitana parada delante mío, con expresión clara de preocupación, con cara de lastima, odiaba que la gente sintiera lastima de mi. Simplemente le asiento no me apetece hablar.

-¿Oye si quieres hablar algo de lo de Operación Triunfo?

Al oír esas palabras mis ojos pasan de la incomodidad al odio, si Aitana sabia eso es porque había estado escuchando la conversación. Intento reprimirme, algo en mi cabeza me dice no la cagues, pero mi boca va más rápido.

-Tus padres veo que no te enseñaron a tener educación no, quizás si en lugar de ponerte capítulos de Los Magos de Waverly Place con tus amigas adolescentes de mierda te hubieran enseñado que las conversaciones ajenas no se escuchan quizás ahora me merecerías un mínimo respeto. Y la próxima vez que quieras ir de salvadora de la vida te compras un puto perro, yo no necesito que nadie sienta compasión ni lastima por mí, y menos una niñata que no sabe nada de la vida, que lo que más ha sufrido ha debido ser que no le entrara un vestido que le gustaba mucho.-Cuando termino de decir todo esto cierro la puerta de mi casa de un portazo y la dejo ahí sola en el rellano.

AITANA

Me siento súper frágil. A duras penas aguanto las lágrimas y creo que lo hago por dignidad, para evitar que él pueda verme a través de la mirilla o me escuche. Abro la puerta sintiéndome más destruida que nunca, entre el día que he tenido y todo lo que me ha dicho me siento sola, sola y totalmente hundida. Abro la puerta y al cerrarla no consigo dar ni un paso hacia ningún sitio...dejo caer lo que llevo en la mano en el suelo y empiezo a llorar desconsolada...Solo quiero irme a casa...solo quiero ver a mis padres...fui una estúpida pensando que era lo suficiente fuerte para huir, fui estúpida pensando que tenia la madurez suficiente para empezar de 0 en otra ciudad.

La verdad lloraba también por el no entender, no entender que le había hecho a ese chico para que me hablara así, y ahí me quedo tumbada en el suelo llorando sin parar, todos los males del verano habían vuelto a mi cabeza...sumado a mi mierda de vida en Galicia. Quizás la culpa no fuera de los que me rodeaban, quizás la culpa fuera mía, quizás yo tenía esa vida de mierda porque yo así lo provocaba.

CEPEDA

Una y otra vez en mí mente se repetía mi discurso en el rellano... ¿Que había hecho?

Había pagado todas mis frustraciones con esa chica, todo el odio hacia ese programa, todo el odio hacia mis decisiones anteriores que me habían dejado solo, todo ese odio que sentía hacia mí se lo había transmitido a ella, lo había pagado con ella. No era justo. No sentía que fuera justo, pero lo había hecho, había notado la cara desencajada de esa chica, había notado como cada palabra que había salido de mi boca se había clavado en la mente de esa pobre chica. Durante toda la tarde me había sentido una gran mierda, hacía tiempo que me sentía una mierda, pero ahora mismo el sentimiento era doble.

No podía con el remordimiento, lo más probable es que ni tan siquiera me abriera la puerta, pero debía ir allí y intentar suavizar el dolor...no quería que me perdonase...quería que ella no se sintiera mal...porque esa oscuridad que yo le había traspasado, me pertenecía única y exclusivamente a mí.

Salgo del rellano y suspiro varias veces antes de tocar su timbre.

AITANA

Me había dado una ducha, pero ni así dejaba de llorar, tanto había llorado durante toda la tarde que ya no salían lagrimas, tenía los ojos rojos, y cuando hacia el gesto para que salieran lagrimas yo misma podía notar mucho dolor...Tenia hambre pero no tenía fuerzas para hacerme la cena, estaba sentada en el sofá...mirando a la nada y pensando en todo...en todo lo malo que me había pasado en el último año...en todo lo malo que parecía perseguirme.

Oigo el timbre, pero no quiero levantarme, en ese momento lo que menos me apetece es hablar con nadie así que permanezco sentada, como si no hubiera nadie en casa. La persona al otro lado de la puerta insiste, hasta que no tengo más remedio y pese a no tener ninguna gana de abrir, me levanto y abro la puerta.

Lo veo al otro lado y como acto instintivo intento cerrar no quiero verlo, no quiero escucharlo, paso de ese chico, todo lo que dicen en redes es verdad, no debería ni haber intentado ser buena vecina. Cuando intento cerrar, él me lo impide poniendo su mano en la puerta.

CEPEDA

Soy más fuerte que ella, así que consigo que no pueda cerrar. Suelta la puerta dándose por vencida.

-Que vienes a rematarme...adelante que mas me tienes que decir corre. –su voz suena apagada y su cara está completamente roja, tiene cara de haber llorado mucho...eres un mierdas Luis Cepeda me digo a mi mismo.

-Yo...

-SI HE LLORADO-No me deja terminar y alza la voz- HE LLORADO MUCHO, NO HACE FALTA QUE ME MIRES CON CARA DE PENA PORQUE NO TE DOY NINGUNA PENA, LO UNICO QUE HACES ES VENIR AQUÍ PARA QUE TU HERMANA NO TE ECHE LA BRONCA, TRANQUILO NO LE DIRE NADA, PUEDES IRTE A DORMIR TRANQUILO.

Me sorprende oírla gritarme...pero lo asumo como puedo en silencio. No le puedo reprochar que me grite...es mas creo que está siendo suave...

-No...no me envía mi hermana...he venido porque quiero hablar...por favor...

Una lluvia en mi bolsilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora