-I don't know how I can explain you-

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🍂🐈

Me levanté con una pesadez. Mi cuerpo pesaba más de lo normal. Revisé mis heridas, porque sí, ayer me habían golpeado. Revisando como las heridas que ayer mi madre había curado, estaban más dolorosas y malogradas. Suspiré, mientras que bajaba mi sudadera que ocupé para dormir. 

—Maldita sea. ¿Cómo lo arreglo?—Dije mientras suspiraba. Me dolía bastante, y no podía hacer nada. 

Me bañé, quejándome todo el tiempo por lo caliente que estaba el agua, frente a mis heridas.

Salí muy rápidamente de mi casa, despidiéndome de mi madre. Y todo bien, estaba un poco quejumbroso, y sobre todo incómodo por mis heridas que punzaban a cada rato. A cada movimiento, mis costados dolían, pero no era un impedimento para faltar a mi examen de hoy. Me tiene que ir bien. A ver, que no soy un mal estudiante, soy uno de los que tiene las mejores notas del colegio y  de mi salón, pero eso es por el simple hecho de que soy muy perfeccionista, por sobre todas las cosas, me gusta un poco estudiar. Porque no hago otra cosa. 

Sí, bastante aburrido soy. Lo sé.

Pero, no puedo faltar ni menos tener una mala calificación en una materia tan fácil como esta. Me apresuré para poder llegar bien a la hora de mi examen, e intentar repasar un poco antes de que empiece. 

Prácticamente volé hasta llegar a la escuela, entré con timidez, mientras bajaba mi cabeza a el suelo. Llegué a mi salón, entré, y saqué mis cosas, dejando todo sobre mi pupitre para sacar mis apuntes y darles una pequeña hojeada. 

Leía, y leía, entendiendo todo lo que estaba plasmado sobre el papel, con mi letra ordenada y cuidada, los colores para subrayar lo importante, o las flechas que se iban dirigidas a puntos importantes. 

Estaba listo.

Sabía que me iba a ir bien.

Cuando me calmé por el examen, pude sentir una mirada sobre mi. Ese presentimiento que te da cuando sólo sientes que alguien te mira. Es extraño pero tu lo sabes. ¿O estoy loco?

A lo mejor un poco paranoico. 

Levanté mi vista con cuidado, mientras todos hablaban o discutían sobre el examen, cosa que era pan comido para mi. Vi a un castaño, mirándome, pero al verme levantar la vista, sólo pude ver su cabellera castaña, sin nada que pudiera distinguir de su cara. 

Agaché de nuevo mi cabeza, como si estuviera leyendo mis apuntes. Y luego levanté sorpresivamente mi mirada otra vez. Viendo así al chico que siempre está en el centro de psicología, me sorprendí y mi pulso se aceleró. Él ya me había visto varias veces, no podía dejar que me viera esta vez, con heridas, con mi ojo al cubierto y en la escuela junto a él.

Si él está aquí, obviamente significa que estudia acá. 

Mierda...

¡Sabe todo de mi prácticamente!

Sabe que voy al psicólogo, sabe que estudio aquí, sabe que incluso me dan golpizas porque me miraba con dolor cuando salí cojeando un poco de la consulta. Sabe todo, mientras que yo no sé nada de él. Y con esa información sobre mi, puede ocuparla como arma. No lo conozco, puedo desconfiar de él.

Entre tanto pensamiento, el profesor ya había llegado con los exámenes en el brazo, una sonrisa y su maletín que acostumbra siempre. 

Entregó con prisa los exámenes, mientras yo cerraba los ojos para poder concentrarme. Todo en silencio, sólo escuchando el tic tac de el reloj que se encontraba sobre la pizarra. Estaba todo bien. 

Pero llegué a una pregunta que la verdad, estaba completamente mal formulada, estaba mal para los estudiantes, todas las alternativas disponibles están incorrectas, y era imposible responder bien con las que se nos disponían. 

Me levanté, fui donde el profesor, y le pregunté, el asintió. Agradeciéndome por avisarle sobre el error. 

Volví a mi asiento, callado, mientras que todos los demás me veían confundidos, y sobre todo enojados. 

—Bien. Wonwoo, se dio cuenta de un error. Por favor respondan con escritura la respuesta adecuada a un lado. En la pregunta trece. Pueden continuar.—Un carraspeo luego de la voz de el profesor me dejó intranquilo y preocupado.

—Profesor, él nos está complicando el examen. Sólo anule la respuesta.—Dijo un estudiante a voz alzada.

—¡Piénsenlo bien, sería un punto a favor si responden bien!—El mismo castaño que antes me miraba se levantó de la silla, mientras que yo sólo sonreía, tratando de entender su lógica, bastante clara.—Si estudiaron bien tendrán un punto más. Ahora sigan.—Se volvió a sentar y luego siguieron contestando, mientras que yo sonreía un poco. Creo que no es tan malo como para desconfiar tanto de él. 

—Él tiene razón. Sólo háganlo bien y tendrán un punto extra.—Habló fuerte la voz grave de el profesor.—Mingyu, Wonwoo, muchas gracias por su aporte.—Se calló y nadie más habló el resto del examen.

Cuando terminé, salí del salón, para ir al baño. Me dolía la cabeza, estaba difícil, pero para mis expectativas de dificultad, pues pensé que iba a ser peor. 

Entre a los baños. Abrí la llave de el agua, miré a mis alrededores, revisando también si había alguien en los cubículos. Y como no había nadie, despejé mi ojo. Mojé mi cara, y luego me miré al espejo. Todo el rostro brillante por el agua, mientras que abría mis ojos, mi nariz bastante recta, mis labios, que estaba completamente serios, mis mejillas relajadas sin demostrar ninguna mueca, y por último mis ojos, de diferentes colores. 

Me desagradan...

Hay gente, como mi madre que los encuentra preciosos, pero para mi son un estorbo, el no poder mostrar con seguridad mis ojos supuestamente lindos, me estresa. Odio esconderme, o tener que usar sólo mis lentes en casa porque no me gustan mis ojos, menos demostrarlos. 

Pude escuchar como una puerta estaba siendo abierta. Yo con prisa me sequé las manos con mi pantalón, para luego, mover mi cabello sobre mi ojo para esconderlo totalmente. 

Vi al de cabellera café. Sonriente, mientras yo agachaba la cabeza, rogando porque no me hubiera visto.

—¡Hola de nuevo!—Dijo mientras se acercaba a los lavamanos. 

—Hola...—Dije muy bajito.

—Ya que no quieres decirme tu nombre, te diré el mío. Me llamo Mingyu. Aunque ya sé el tuyo prácticamente, quiero escucharte.—Dijo completamente enérgico y amable.—Vamos, no tiene nada de malo decir tu nombre.—Buscó mi mirada, a lo que yo instintivamente me moví, quedando más lejos de él.

—P-Por favor no me mires.—Dije ya un poco incómodo.

—¿Por qué no?—Buscó mi mirada otra vez, me estaba desesperando.—Sólo quiero conocerte. ¿Puedo hacerlo?—Negué, no quería que se acercara a mi.

—No te conozco.—


-Eyes-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora