-I'm with you, don't forget it-

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🍂🐈

Claro que no me quedaría de brazos cruzados. ¿Cómo lo voy a hacer si mi propósito para poder levantarme en la mañana es verlo a él? Claro que no puedo. Aunque no lo quiera admitir, me hace feliz su presencia, y lo quiero un montón. 

Me levanté de las escaleras, casi corriendo. 

—Gracias chicos. ¡Nos vemos!—Dije mientras bajaba las escaleras, dejándolos con un semblante completamente confundido, desconcertado y con dudas en la cabeza. No podía quedarme sin hacer nada. Mi enojo se disipó. Si bien es cierto que antes no le creía, pues ahora si lo hago. No puedo quedarme sin él, perdiendo a una persona tan importante como él. Simplemente no podía. 

Tengo que solucionarlo. Sin él yo no puedo levantarme por las mañanas, no puedo sonreír, me da ánimos de salir, de ir a clases. No puedo dejarlo ir de un momento a otro, sólo por un enojo que ahora sé que es falso. 

Maldita sea. 

¿Por qué le creí?

Eso no importa, tengo que correr por él. 

Y eso hice, mis pies se movían casi solos sobre el suelo, mientras mi cabeza repasaba los posibles lugares en los cuales encontrarlo. Me adentré en la feria, la aburrida feria que para mi es un malgasto de tiempo, mirando a las personas sonrientes, riendo, comiendo o conversando alegremente. Hasta que veo una cabellera castaña, un cuerpo alto, y una remera blanca con las mangas levantadas, y sobre todo sus guantes para no lastimar sus manos. Su rostro triste, con sudor en la frente. Levantando cajas o moviendo cosas. Y cuando una mirada de aprobación por la colocación de las cosas se demostró en la chica que le indicaba como poner las cosas, supo que era momento de descansar y momento de que yo entrara en escena. 

Se sentó sobre un pequeño banco que tenía ahí, apoyando su cabeza en la pared de uno de los costados de el patio. Ya que estábamos en una especie de rincón, junto a todos los otros puestos de diversión o comida de la feria. Su rostro estaba enojado, impotente, triste y cansado. Me dolía verlo así. Lo quiero, un montón, y verlo así, como se destruía con pensamientos que desconozco pues me dolía. 

Dejé mi orgullo escondido.

Me moví cerca suyo, pasando un poco desapercibido. Hasta que pude colocarme cerca suyo. Le llamé la atención, tocando su hombro para poder alertarle que yo estaba ahí. De inmediato me vio, abriendo sus ojos, parejos y lindos que me consumen y me encapsulan en momentos perfectos para mi. Su ceño se frunció, mostrando su rostro completamente enojado, casi impotente. 

—¿Qué quieres?—Dijo sacándose los guantes que tenía. 

—Quiero hablar contigo. ¿Podemos?—Suspiró, asintiendo. Nos aislamos del ruido de la feria, tomando una parte de la escuela, para nosotros en uno de los pasillos donde están varios salones, por unos minutos que para mi iban a ser los más cruciales de mi vida. No podía perder una oportunidad como esta. ¿No es así?—Bien. No sé como empezar.—Estaba nervioso, me sudaban las manos y su mirada inquieta, mezclada con molestia o enojo.

—Entonces estamos mal. Esto no lleva a ningún lado.—Molesto, se iba a retirar, pero yo no pude dejarlo ir. Tomé su mano, para que me mirara.—Si vas a seguir como siempre. No quiero seguir perdiendo mi tiempo. No puedo seguir perdiendo el tiempo tratando de ganar tu confianza, porque no la necesito.—De seguro pude escuchar como algo se rompía en mi. Algo se quebró, como un jarrón cayendo de un mueble. Pero, con la diferencia de que esto me dolía. No podía entender lo que decía, yo era oídos sordos. Sus palabras no eran nada. ¿No?

—B-Bien, pero ten claro que ya cruzaste la meta. Tienes toda mi confianza. Ganaste. ¡Quizás no confié ahora en ti, pero eso no cambia que yo no te quiera, o que pueda olvidarte tan fácilmente!—Le grité, resonando mi voz un poco grave en las paredes cerradas de uno de los pasillos de las salas de clases desiertas por la entretención de afuera.—Escúchame, por favor.—Asintió, suspirando, sin borrar de su lindo y delicado rostro su cara molesta. 

—Está bien.—Suspiró e hizo que mi mano soltara su muñeca con un movimiento brusco.

—No sé como decirte todo. Pero sé que lo que dijo Yong era mentira. Sé que en realidad fue algo de hace tiempo. Sé que no querías hacerme daño. Siempre buscabas ayudarme, nunca lo olvidaré. Siempre recordaré el como tú sabías como me sentía. Y lo aprecio. Ahora me doy cuenta de el oro de persona que tengo.—Tragué saliva un poco tembloroso, mis manos y piernas eran una puta gelatina.—N-No sé como decirte lo que siento. Quiero decir tantas cosas, que no caben en mis palabras. Eres lo mejor, nunca nadie me había mirado tan normal, tan común, tan natural como lo haces tú. Siempre fui el rarito, pero tú me ves como algo normal, que es lo que más he buscado en mi vida. Perdón por haber hecho eso, porque el enojo y el miedo a ser como antes me ganó. P-Perdón.—Terminé, bajando mi mirada, aguantando las lágrimas que de a poco se apoderaban de mis ojos. 

—Wonwoo. Tú sabes que nunca podría traicionar la confianza. Es mi principio. Y sé que para ti, todo de ti te acompleja, sé que no confías en ti mismo, y por eso pides confianza de los demás. Te quiero demasiado, pero si no puedes confiar en mi aunque sea un poco, no sé como podremos terminar al final de esto. Si confiaste más en Yong en vez de mi, creo que esto no llega a ninguna parte. Creo que debes buscar primero lo que necesitas en vez de pedirle a los demás. Busca primero tu confianza y luego puedes volver a mi.—Me dejó con la boca abierta, mientras terminaba sus palabras. Sonrió, conectando por un segundo nuestros ojos. Bajó su mirada, para luego quedarse completamente callado. 

Se dio una pequeña vuelta. 

Y...

Caminó en dirección contraria. 

Dejándome tieso y quieto en el pasillo solitario, desierto y desolado. Como un tonto, sin nadie ni nada que me consuele. Y por supuesto como soy un maldito sensible, una lágrima pasó por mi mejilla. 

Quiero ir a casa...

¡Quiero ir a casa!

Mingyu vuelve, por favor... 

Repetía más de una vez a cada paso que daba...

¿Es tan complicado eso? 

¿Que diera una vuelta y que me mirara?


-Eyes-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora