-How you can know it?-

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🍂🐈

Luego de aquel acontecimiento, la pequeña pelea, bueno, no pasó nada fuera de lo normal. Clases, y demás. 

Pero como le había dicho a mi amigo alto, tenía que ir a donde la psicóloga, y eso hice a penas sonó el timbre para salir de clases.

Tenía que llegar a estudiar, así que claramente, no podía sólo demorarme o caminar lento. Volando, me fui a la consulta. Agregando que el tiempo que disponía para llegar era muy poco.

Llegué muy rápido, miré la hora en mi móvil, claramente había llegado en tiempo récord y me sobraba un montón de tiempo. Me senté un poco agitado en los asientos. Tomé un libro, y empecé a leer, me quedaba bastante tiempo para poder esperar. Y en ese tiempo iba a estar completamente aburrido. 

Una persona que conocía bastante bien pasó por mis ojos. Mingyu estaba sentado unos asientos más alejado de mi. Tomó una revista con una sonrisa, y me miraba de reojo. Yo trataba de concentrarme en mi lectura pero era imposible con él dándome pequeñas miradas, con sus sonrisas que me hacen sonreír, aunque sean mili segundos. Se acercó un asiento hacia mi mientras no miraba. Claramente cuando me volteaba se acercaba uno más. Hasta que llegó a mi lado. Puso su cabeza en mi hombro, completamente cerca de mi, me aceleré y me moví. Un puchero en sus labios se formó, haciendo que dejara la revista que antes tenía en sus manos sobre uno de los asientos.

—¿Qué quieres?—Dije ya molesto.

—Quiero acompañarte. Estás solo últimamente.—Susurró, haciéndome suspirar, haciendo que se moviera para poder verme. Bajé mi libro de mi vista y me quedé ahí, tratando de responderle.

—Siempre he estado solo. No es gran cosa.—Completamente molesto, cerré mi libro, lo guardé en mi mochila, que estaba a mis pies, puesta en el suelo para no molestar a nadie que pasara.—Ahora déjame, y no me mires.—Dije ya molesto por su actitud insistente. 

—Pero, eso puede acabar si te sigues juntando conmigo y los demás.—Murmuró un poco.—¿Por qué me pides que no te mire? Eres lindo, no puedo evitarlo.—Sonrió desvergonzado de lo que acababa de decir. 

—No...—Me sonrojé, y las palabras se trabaron en mi garganta.—N-No me digas eso.—Dije jugando con mis dedos, cerré mis ojos, y limpié mi ojo derecho de el cabello.

—¿Por qué cierras los ojos?—Abrí el izquierdo, para mirarlo. Como si estuviera guiñando persistentemente. Mientras que el otro estaba cerrado para no mostrar nada.—¿Por qué me guiñas?—Reí un poco.

—Porque tengo algo en el ojo, que no puedo mostrarte.—Completamente molesto lo miré con el ojos que tenía abierto. Para ver si su curiosidad bajaba, pero su rostro me decía que había aumentado. Bien hecho Wonwoo.

—¿Qué tienes? No creo que te falte uno, o que no puedas ver. ¿O si?—Negué, mientras sonreía por su rostro asustado. Puse mi cabello para poder ver con los dos ojos, pero él no pudiera ver mis ojos.

—Sólo tengo algo, y sé que cuando lo veas actuarás como todos. Y eres el único que no lo ha hecho. No quiero que eso pase.—Bajé mi mirada. 

—Oh vamos, no creo que reaccione mal como todos.—Sonrió, hacia el frente. 

—No, no reaccionarás mal, pero te sorprenderás. Y no quiero eso.—Murmuré, mientras él asentía.—Si algún día te lo muestro, por favor no reacciones así.—Asintió, palpando mi hombro.

Mi psicóloga salió, y apuntó a su hermano, Mingyu, se adentró a la pequeña oficina, y mi psicóloga salió. No volvió hasta un buen rato, pero cuando Mingyu salió, estaba alegre, más de lo que acostumbra. Cuando él salió y mi psicóloga me había invitado a entrar, pues me relajé. 

Mingyu me dio una mirada alegre antes de que yo entrara. 

Estaba en otro mundo cuando me preguntaba cosas pacientemente mi doctora. Me estaba tratando de llamar la atención, pero no podía parar de pensar en que él salió demasiado feliz, y no era normal luego de que le dijera lo de mi ojo. No era normal. ¿O estoy siendo paranoico?

Terminó la consulta, pero él seguía ahí. Me tomó del hombro, y caminó conmigo hasta afuera de el centro. Estaba completamente confundido. 

—¿Qué te pasa?—Sonreí un poco por como me trataba, con cuidado, mientras me esperaba y caminaba junto a mi. Me estaba desesperando la insistencia que tiene conmigo, en todos los sentidos. Pero en cierto modo, me gustaba que me prestara atención, o mejor dicho, que trate de ser un buen amigo para mi. 

—Nada, sólo quiero cuidarte. Ojitos.—Sonrió, travieso. 

—¿O-Ojitos?—Me paré en seco, mientras analizaba minuciosamente cada acción que mostró.—¿Por qué lo dices?—Dije tartamudeando un poco en medio de las palabras. No podía, no podía. Claro que no.

—Ven...—Se acercó a mi, puso una mano en mi hombro otra vez, y palpó varias veces ahí.—Eso te dijo el desgraciado ese. ¿Por qué?—Sonrió de lado, preguntando. Yo suspiré, no lo sabía. 

—Bueno, antes...—No tenía ninguna excusa válida para darle, menos si era de un tema como este.—U-Usaba lentes de contacto. P-Por eso.—Asentí, como si me buscara convencer de la estupidez que acababa de decir. 

—¿Ah si? Te creeré.—Dijo riendo, mientras comenzaba a caminar junto a él.—Te dejo en casa. Es tarde, de seguro tienes que estudiar.—Lo miré a los ojos cuando no me estaba mirando claramente. 

—¿Cómo sabes que tengo que estudiar?—Sonrió, mientras pasaba un brazo por mis hombros. 

—Porque aunque no lo creas, te veo seguido, y sé lo que te gusta hacer. Y tú no sabes nada de mi. Por eso no entras en confianza. ¿Me equivoco?—Negué, no se equivocaba en lo absoluto.—Así que dejaré que preguntes los que sea.—Sonrió, mientras que yo asentía.

—¿Qué te gusta hacer?—Pregunté un poco indeciso.

—Jugar videojuegos y sobre todo leer.—Asintió.

—¿Qué es lo que más odias de las personas?—

—Que no sean sinceras conmigo.—Sonrió, mientras palpaba un poco mi hombro. 

—¿Y lo que más te gusta de las personas?—Pregunté curioso, y ansioso por su respuesta.

—Que ellas sean sinceras conmigo.—Sonrió, mientras dejaba su mano colgar por encima de mi hombro. 

—¿Qué es lo primero que ves de una persona?—Quedó esta vez más pensativo, mientras dejaba su mano ahí, a la vez que caminábamos más tranquilos.—Te espero...—Dije mientras miraba su cara pensativa, procesando una respuesta. 

—En los ojos. Su color, forma, y como se expresa con ellos. Es lo esencial.—Yo me quedé estático, pero sin dejar de caminar, sólo pensando en lo que acababa de decir.—Por eso nunca sé como te encuentras, porque no me dejas ver tus ojos. No sabes como me come la curiosidad.—Saqué su brazo de mi hombro, tomando por unos segundos su mano, para luego soltarla. 

—Prefiero que no sepas como me siento a que me veas. Ahora déjame tranquilo.—Dije cortante, tomando mejor mi mochila, mientras mi cabeza procesando lo que decía, se iba lejos a un mundo desconocido. 

—¡Nos vemos en la escuela!—Dijo mientras me alejaba. Lo ignoré, pero el hecho de que me haya dicho eso me había sacado de mi mente, dejándome completamente pensativo. 

-Eyes-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora