-No, I'm not normal.

1.1K 141 7
                                    

🍂🐈

Quizás más de alguna vez te has preguntado el porqué de las cosas. ¿Por qué nacimos en un lugar determinado? ¿Por qué mi familia es así y no de otra manera? ¿Por qué somos los únicos seres que pueden pensar y desarrollarse de la forma en la cual la hacemos? ¿Por qué tengo este físico y no otro? ¿Por qué me miran feo si tengo algo nuevo o diferente? 

Bueno.

La última, es la única que de verdad consume mis pensamientos.

No entiendo como confié en alguien tan burdo, tan asqueroso, y tan grosero para entregarle el mayor secreto que he tenido en mi vida entera. El único secreto que la verdad no me gusta compartir o enseñar. Él sólo lo tomó raro, pero bien, hasta que me separé de él, porque claro, no era una buena idea. El hecho de que le contara ese secreto al hijo de puta de Yong, fue uno de los mayores errores de mi vida. Que no me haya guardado el secreto par él, pero si lo haga con Mingyu, una persona carismática y amable, alegre y cálida. Que lo guarde para él y no para Yong, alguien mezquino, desagradable, inapropiado, ridículo, y arrogante es tonto de mi parte.

Siempre fui una persona completamente racional, completamente capaz de pensar en las cosas que me convienen, en ver los mejores caminos. Pero como todos, también tuve un tiempo de oscuridad, de sólo pensar con los sentimientos y no con mi cabeza, racional. No fue la mejor decisión de mi vida el hecho de haber enseñado mi pequeño ojo diferente a alguien tan indigno como él. 

Me arrepiento cada día que lo veo acercarse a mi para golpearme. 

Me arrepiento cuando me encuentro tirado en el suelo, mientras pies azotan mi cuerpo, mientras miro la luz, casi lejana de todo. Me encuentro completamente solo, son sus risas maliciosas, sus sonrisas tétricas, y sus bromas o apodos completamente dirigidos hacia mi. 

Tener que correr, esconderme, buscar un método para poder escabullirme de ellos, de esa manada de hienas que amenaza con mi tranquilidad y paz que habitualmente poseo, y debería poseer. 

Mingyu...

Una persona que de un día para otro se presentó.

Una persona que en mi parecer, es alguien casi perfecto. Cálido, carismático, empático, tranquilo, relajado, risueño, alegre, enérgico, sonriente. Casi perfecto. Pero como soy imbécil, no le puedo dar mi pequeño secreto. No dándole la confianza para que descubra mi rara cualidad. Mi pequeña imperfección, que todos encuentras maravillosa, pero que para mi es algo que de verdad me aterra que la gente conozca.

Pero Mingyu, su sonrisa me inspira a sonreír, a despejar mi rostro, y darle una mirada para que pudiera entender porque no muestro mi rostro siempre. El porque ando con el rostro pegado al suelo. Darle una explicación de mi molestia al mirarlo, o al interactuar muy directamente. 

Darle algo más concreto que sólo decirle que tengo algo diferente. 

¿No es algo justo?

Darle algo bueno a la persona que me trata bien.

E ignorar o hacer desaparecer a la persona a la cual entregué mi confianza, siendo traicionada en un dos por tres. ¿No es así?

¿Así no funciona?

¿No estoy siendo justo?

¿Estoy siendo muy estúpido?

¿O en realidad tengo razón?

En mi criterio, esto tiene mucho sentido. 

Quiero hacerme cercano con Mingyu, darle total confianza y estar seguro con él. Pero me siento un poco mal. No por mi. Si no porque, sé que lo he estado alejando de mi, por mi tonta desconfianza. Empujándolo, pero siendo devuelto con una calidez común en él. No pierde la intención de acompañarme, no se rinde, y eso es algo que admiro y aprecio, a pesar de que no lo demuestre. 

Pero desconfío. ¿Qué pasa si termina como Yong?

Digo.

No quiero más. 

Mi cuerpo ya está lleno de cicatrices, y no sólo mi cuerpo. Si no que mi cabeza, junto a su amigo el corazón, no tengo la fortaleza para que alguien más tenga que fastidiar mi vida. No tengo la mente ni la cordura para soportarlo. La desconfianza de que eso pase me sobrepasa. 

Es algo tan profundo para mi, que no me doy cuenta del tiempo. 

Literalmente, pensé todo eso en la clase que no presté atención. Aproximadamente en una hora y media. En clases de biología, cosa que es pan comido para mi. 

Me levanté de mi pupitre, estaba saliendo de mi salón, hasta que veo como unas caras conocidas pero desagradables, se acercaban a mi. Pero otro cuerpo más alto que yo, estaba a mi lado. 

—Quédate a mi lado.—Seguro de si mismo, Mingyu, delante de mi.

—Oye, no tienes que hacer nada.—Aparté su cuerpo, mientras los chicos que me habían visto salir, se acercaban a paso demasiado apresurado hacia mi.—Sólo ayúdame, no me protejas.—Dije sonriente. Sin mirarlo claro. 

—Estoy tratando de ayudar.—Sonrió.

—Hola ojitos, ojitos de gatito.—Con un tono burlón, uno de los chicos que estaba al lado de Yong me miraba, con una cara llena de risas a punto de estallar.—Ojitos de gato asustado.—Rió. Bajé mi mirada, sin importarme su risa escandalosa. 

—Oh vamos. ¿Qué tienen sus ojos?—Mingyu habló fuerte, haciendo que la risa molesta de el chico cesara.—¿Qué no lo ven? No tiene nada de malo. Aquí los que están mal son ustedes. Par de imbéciles.—Yong frunció su ceño al sólo escuchar el insulto de parte del castaño alto. 

—Cállate, puto poste.—Dijo Yong, mientras que se acercaba un poco.—Quédate quieto y callado si no quieres que el lindo ojitos salga muy tristemente herido.—Mingyu estaba por hacer un movimiento. Yo me iba literalmente a tirar sobre Yong, pero un brazo me rodeó, y otro pasó por mi cuello. Sofocándome. Me estaba ahogando y sobre todo desesperándome. 

—Mira. Sólo déjalo, golpéame, pero a él no.—Mingyu se rindió. Bajo su mirada, pero el pelinegro, intimidando al más alto, lo azotó contra los casilleros.—V-Vamos.—Dijo mientras tomaban su cuello contra los casilleros. 

—Quiero que lo digas otra vez.—Mingyu abrió la boca, pero casi no podía respirar. Estaba a punto de comenzar a llorar. 

Hasta que claramente, por el miedo a que saliera herido, terminé liberándome de el brazo que me ahogaba. 

Con agilidad y destreza, me fui moviendo, llegando así hasta donde Yong. Tomé su cuello, haciendo que soltara a el castaño. Lo empujé con fuerza, mientras lo miraba caer al suelo. 

El otro chico quedó adolorido, pues emplee mi brazo y pierna para lastimarlo un poco, dejando que me liberara. Llegué, y levanté a Mingyu, quien tosía levemente por la falta de aire que le habían arrebatado. 

—¿Estás bien?—

—Claro que sí ojitos.—Tomó mi mano, mientras los otros chicos, un poco impresionados por mi agilidad y por la dureza de nuestra defensa, salieron disparados donde el patio, lugar de escape temporal.—¿Y tú?—Pasó una mano por mi hombro, mientras me abrazaba un poco.

—Estoy bien, sobre todo si tú estás bien.—Bajé mi mirada luego de decir eso. 

Estaba sonriendo, y por un momento me sentí cómodo con alguien más. 

Y sobre todo conmigo mismo...

-Eyes-Where stories live. Discover now