-Trust-

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🍂🐈

Quizás, sólo quizás, podíamos volver a antes, cuando nada nos conectaba. Sólo miradas sin propósito alguno, cuando mi vida era aburrida pero estable, sin llantos, sin miedos. Con golpes, pero que eran fácilmente borrados con el tiempo.

Lo quiero, pero no puedo mantenerme en pie sin él, se ha convertido en algo fundamental en mi, en mi vida, que antes estaba plagada de lo mismo. Miedo. Necesito arreglarlo, pero no sé como hacerlo, nunca tuve mucho tacto en este tipo de cosas. Y menos en una especie de amistad como esta, llena de agujeros y de baches. Quiero estabilizar todo, pero para eso debo confiar, debo ser aún más sincero. 

Me costará, pero creo que es lo correcto para una persona que me ha dado. ¿No es así? 

Digamos que me ha entregado bastante, es bueno darle algo que de verdad ayude a todo esto. 

Sólo restaurarlo.

Última oportunidad, último día. La feria estaba dando término con el último día de la semana. Mingyu tenía que encargarse de algunos materiales. Y con esos materiales me refiero con hacer decoraciones, parecerá un niño de seis años haciendo guirnaldas con tijeras. 

Ojalá lo hubiese acompañado. 

Pero puedo solucionarlo. 

Me levanté, me vestí, desayuné e hice un montón de cosas antes de salir. Me di una última mirada en el espejo antes de salir. Traía una remera negra y unos pantalones negros también, con unas zapatillas negras que de verdad estaban a mano y por casualidad los tomé. Como veía que mi ropa era toda negra, decidí ponerme una remera roja, con letras negras. Me fui a la escuela, sin nada más que hacer. Con mi mochila casi vacía en mi hombro. Estaba pensando en que decir cuando estuviera en frente de mi.

Llegué en cosa de minutos. Me fui corriendo a el salón que habíamos acordado. No sabía a que hora, así que sólo me quedé ahí, toda la mañana solo. Habían algunas mesas desordenadas, y decoraciones o restos de estos por todas partes. Cuando vi mi salón convertido en sólo basura y en desorden, sólo podía imaginar estar sentado, dando cortas miradas a Mingyu que estaba casi al otro lado de el aula, resolviendo ejercicios o haciendo apuntes. Esa imagen en mi cabeza me hizo sonreír de inmediato, sin darme cuenta. 

Unas chicas cargadas de adornos llegaron a el salón descolocado, me dieron una mirada sonriente mientras cargaban y dejaban adornos en unas cajas. 

—¿Las ayudo?—Se miraron entre sí, para luego aceptar mi ayuda.—¿Qué necesitan?—Me apuntaron una caja, a simple vista no se veía pesada, pero si lo era, y bastante. La tomé, liberando una pequeña queja cuando lo hice. La llevé a donde me indicaron, llevándome por el pasillo, a un salón que estaba poblado de varios alumnos haciendo varios adornos nuevos, para la actuación de la tarde, o más bien noche. 

Entre esos alumnos, me llamaba la atención un chico. Castaño, alto, sentado en una mesa, cortando, con un lápiz detrás de la oreja. Estaba seguro que era Mingyu. Dejé la caja donde las agradables chicas me indicaron, para luego agradecerme. Me fui rápidamente a donde al chico, viendo así a la persona que ha estado poblando mi cabeza. 

Bajé mi rostro de inmediato. Ocultando mi rostro, viendo así su leve sonrisa, deformándose cuando lo miré. 

—¿Podemos hablar ahora?—Suspiró, mientras que yo me quedaba serio.

—Tengo que terminar muchas cosas. Voy a estar libre en la noche, si puedes y quieres hablamos a esa hora.—Alzó una ceja dejando sus tijeras en la mesa.

—Claro, no tengo problema. ¿Donde nos vemos?—Bajó su mirada a las tijeras, haciendo que me pusiera nervioso a su respuesta. 

—En donde siempre.—Sabía a donde era ese lugar.—Ahora, tengo que trabajar. A eso de las ocho voy.—Me dio una sonrisa, logrando el mismo producto en mi. No podía evitar hacerlo. 

-Eyes-Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora