-Stop it.-

845 88 7
                                    

 🐶⭐️


Wonwoo, me llamó luego de haber discutido con mi abuela, me dijo que no podía dormir, por lo que sólo me llamó para saber como estaba. Le conté lo de mi abuela y casi me exigió vernos en el parque cerca de su casa. 

Mi abuela me dijo que podía salir, que hablaría con mi madre y que volvería a casa en la tarde. 

Salí disparado, cambiado de ropa, bañado y listo para poder encontrarme con la persona que me ha hecho feliz, Wonwoo, emocionado pensando todo el recorrido de el autobús en él, en encontrar su rostro preocupado por lo que ha pasado. 

Estaba cansado, pero no era nada importante en comparación a su preocupación o mis ganas de verlo, no era nada en contraste con su carita maravillosa que con sólo recordarla me hacía sonreír en medio de el bus en movimiento, apretando mis labios para no parecer un tonto mientras sonreía en un lugar completamente aburrido. Pensando todo el camino tedioso en su rostro delicado y tierno. Algo que hacía falta en mi vida, pero que antes desconocía, cuando lo veía entrar a la consulta, sin nada ni nadie que lo acompañara en sus cortos diecisiete años. Con su rostro sin mirar al frente, teniendo varios incidentes con personas que transitaban en mismos sentidos o contrarios a él en el centro de psicología. 

Sus ojos que me miran con timidez pero valentía por su confianza que de seguro fue la cosa más ardua de trabajar. Lo que más me recalca al no creerle algo, en una obvia broma que yo tomo en serio. Sus labios que antes eran un enigma, un enigma que me hacía dudar en como sabían o como se sienten, pero que ya puedo comprobar sin importar nada. Su sonrisa blanca y escondida detrás de varios mechones de pelo que tiendo a quitar. 

Las ganas de sólo pasar el tiempo con él, sin importar el reloj, ni el tic tac que nos atormenta, avisándonos que nuestro tiempo estaba terminando. Sólo formando un sitio para sólo nosotros, un espacio, para conversar, disfrutar, reír, sin nadie que nos incomode o que nos impida nada. 

Llegó mi parada de autobús, me bajé, con tranquilidad, y caminé un poco para poder llegar. 

Vi su cuerpo un poco torpe y confundido, mirando a todas partes, mientras que yo sonreía como tonto por su desorientación en el parque amplio y verde. De a poco me acercaba, cuando se vio rendido, se sentó en una banca a su lado. Con cuidado, caminé, mientras su rostro aburrido bajaba a mirar sus pies sobre la tierra. Me senté a su lado y sólo me miró con susto, para sonreír luego. 

—Ya llegaste.—Sonrió.—Sé que no estabas bien, estuviste con tu abuela. Lo sé todo.—Asintió, mientras yo lo miraba completamente sorprendido.

—¿Cómo carajos lo sabes?—Sonrió, para luego mirarme a los ojos y despejar su ojo antes cubierto.

—Tu voz me dijo que algo andaba mal y como pensé que era buena idea, llamé a tu casa.—Bajó su mirada un poco avergonzado.—Lo conseguí cuando fui a tu casa...—Suspiró, mientras que lo miraba, con una sonrisa evidente en mis labios.—¿Por qué te ríes? Estaba preocupado.—Se cruzó de brazos y sólo pude liberar risas que estaban siendo acumuladas. 

—Sabes perfectamente que no deberías haber hecho eso. Ahora mi madre te conoce y sabe con quien está saliendo su hijo. ¿No lo pensaste?—Asintió.

—en la cena se veía mucho más agradable tu padre, así que cuando contestó tu madre, le pedí que me pusiera a tu padre, y me lo pasó.—Rió un poco, dejándome asombrado con la astucia que rápidamente desarrolló con sólo analizar un poco la incómoda cena en la cual estuvimos por casualidad incluidos.—Soy inteligente aunque no lo creas.—Puso un dedo en su sien y me sonrió orgulloso de si mismo.

—Sé que lo eres.—Sonreí, mientras acariciaba un poco su hombro, sin atreverme a más. Me sentía un poco avergonzado, cohibido, aunque llevamos un tiempo más apegados.—Y eres muchas cosas.—Dije mirándolo. Me levanté de la banca, para quedarme estático.—¿Quieres caminar un rato?—Asintió, tomando mi mano para levantarse. 

-Eyes-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora