-Don't go please...-

851 109 12
                                    

🍂🐈

Estaba destrozado, me dejó solo, destrozado, confundido, dolido...

Y un montón de cosas que pasaban por mi cabeza. Estaba pésimo, mal, me quería ir, quería desaparecer. Tomé algunos libros que necesitaba para el fin de semana, y luego salí. La feria estaba acabando así que estaba permitido irme o más bien, escapar.

Cuando estaba ya saliendo de la escuela, entré en una especie de crisis. No podía pensar en nada más que en él, y en su ausencia, sin su carita, sin sus risas que me llenan de felicidad por cortos segundos que hacen brillar mis ojos. No puedo creer que perdí todo lo que me dio, tiré todo a la basura, todo por mi miedo, por mi desconfianza. 

Es cierto que lo necesito. Siempre me convencí de que no necesitaba nada ni nadie, que no necesitaba su sonrisa o un almuerzo con él para ser feliz. Pero era mentira, lo quiero, y necesito estar con él, para alegrarme un poquito. Hace tiempo que soy un desgraciado sin nada, aburrido, hasta que él decidió llegar a mi. Con un "¡Hola!" animado, con una sonrisa, mientras buscaba mi mirada que estaba negándose a ser vista por alguien más. ¿Era tan complicado confiar en él?

Al parecer sí, maldito pedazo de basura. O más bien llamado, Jeon Wonwoo.

Arruino todo, pero no lo puedo evitar. 

Ya lo extraño, y ni siquiera han pasado tres cuadras desde que salí de la escuela. Tres cuadras las cuales fueron especialmente dedicadas a mi llanto, que aunque la gente me mirara raro, para mi no era un problema. En este minuto mis problemas abarcan otras cosas mucho más importantes ahora mismo.

Tenía que ir a donde mi psicóloga, pues ha estado enferma, perdiendo así algunas citas con ella. Pero como ya se ha recuperado, no hay problema para ir hoy. Con lágrimas en los ojos, y mocos en la nariz, me fui al centro, que sin duda me iba a recordar a Mingyu. 

Entré, vi a algunos doctores, a la recepcionista y varios pacientes. Como siempre, me senté en la sala de espera, mientras que varias personas caminaban tranquilas, por los pasillos, moviéndose a quizás donde. 

Hasta que me di cuenta de que estaba completamente destruido, mis ojos ardían por mi llanto, mi nariz estaba roja, y mis mejillas también. Estaba avergonzado, provocando que bajase mi rostro al suelo blanco. 

Hasta que mi doctora me llamó, entrando en su consulta detrás de ella. Estaba agotado, quiero que termine todo.

—¡Hola Mr. Beanie!—Saludó mi psicóloga. Yo sólo me senté, omitiendo su saludo y sentándome en el asiento de frente su escritorio.—Oye Beanie. ¿Qué pasa?—Se sentó detrás de su escritorio.

—¿Cómo sé si estoy enamorado?—Pregunté directamente, sin pensarlo. Y cuando vi su rostro sorprendido, supe que era una pregunta tonta, a lo que sólo respondí con un sonrojo.—L-Lo siento.—Dije bajando la mirada. 

—Wonwoo, es una buena pregunta. Y claro que puedo responderla.—Como una madre comprensiva, se acomodó en el escritorio, para luego mirarme, pestañear mientras me miraba, buscando claramente las palabras apropiadas para poder expresarse claramente.—Es como si estuvieras feliz cada vez que ves a esa persona. Te hace feliz, y un poco despreocupado, liviano, como si estuvieras sólo con esa persona. No sé como expresarlo mejor.—Sonrió, mientras que yo, empezaba a llorar de nuevo. Era más o menos como ella lo explicaba. Nunca pensé sentir esto. 

Con Yong era diferente, era un sentimiento completamente diferente. Cuando lo besaba, era sólo un beso, no sentía nada. Pero...

Cuando le di el pequeño beso a Mingyu, fue una sensación completamente diferente, un cosquilleo, mi corazón latiendo fuera de su rango normal. Era completamente mágico. ¿Es en serio esto que siento?

—¿Quién es la afortunada?—Subí mi mirada, con los ojos vidriosos, brillantes por las lágrimas que amenazaban con cubrir de a poco mi rostro seco.

—Afortunado.—Corregí, viendo su sonrisa aparecer.

—Que tierno. ¿Quién es?—Sonreí de lado, esto era demasiado irónico.

—Mingyu. Kim Mingyu.—Dije completamente normal, viendo su sonrisa desaparecer otra vez.

—¿Estás bromeando verdad? No te puedes enamorar de mi hermano.—Una cara seria apareció, borrando mi sonrisa un poco temblorosa.—P-Pero no importa. Se verían muy tiernos juntos. Te puedo ayudar, sé lo que le gusta.—Se encogió de hombros.—Además, ¿Por qué lloras?—Estaba serio, jugando con mis manos sobre la mesa.

—No confié en él. Pensé que me traicionaría como mi ex. Soy un tonto. Sabía que él no podía haber hecho eso, pero aún así desconfié.—Asintió, para luego ver como se paraba, con su bata blanca, que siempre trae. Se colocó en todo el medio de la consulta, moviendo un poco su escritorio.

—Ven acá. Ahora tienes que confiar en las personas. Con un ejercicio fácil.—Abrió sus brazos, dejándome muy confundido.—Tírate hacia atrás, sin mirar, y con los ojos cerrados.—Me levanté indeciso, y me coloqué de espalda. Suspiré, tomando confianza de sus palabras. La miré, viendo su rostro sonriente, con casi la misma sonrisa de Mingyu, se nota que son familia. 

Con un poco de miedo, crucé mis brazos en mi pecho, mientras mi cuerpo se echaba hacia atrás, buscando los brazos que supuestamente me tenían que abrazar. Maldito ejercicio de confianza.

—¿Ves? No es tan difícil—Me levantó. Dándome una vuelta.—Tienes que confiar en él. Eres capaz de hacerlo. Vete y conquista América, no es necesario terminar la consulta, es una pérdida de tiempo en estos momentos.—Miró su reloj y luego tomé mis cosas.—Deja de llorar, y trata de conquistarlo galán, cuídate, nos vemos.—Me despidió en la puerta de la consulta. 

Esta vez estaba más confiado, con más seguridad. 

Vamos Wonwoo, tienes que ir a por Mingyu. 

Tomé mi móvil, marqué su número que hace tiempo ya tengo agendado. Caminé fuera de las consultas, escuchando mis pasos en el suelo, mientras el pitido persistente de el teléfono sonaba. Paré en seco cuando escuché un "¿Aló?" de su voz típica y neutral. Justo cuando estaba pasando por la puerta de el centro. 

—¿Hola? Mingyu...—Dije un poco más serio.

—Ah eres tú.—Su sequedad al responder me dolía, pero tenía que mantenerme completamente neutral.

—Necesito hablar contigo. Por favor.—Un suspiro era lo que podía escuchar, nada más. 

—Ya lo hicimos, y te dejé las cosas muy claramente. Pero si insistes, nos vemos mañana, en el salón de siempre.—Cortó, dejándome con cierta incertidumbre, pero lo suficientemente feliz como para poder seguir mi camino a casa sin comerme la cabeza o entrar en llanto irreversible.

Tú puedes Wonwoo.

Ah maldita sea, demasiadas emociones para un día. Debería descansar...


-Eyes-Where stories live. Discover now